❅ | 07 | ❅

80.2K 7.5K 3.2K
                                    

Giselle.

Son alrededor de las seis de la noche cuando Hannah irrumpe en mi habitación con su libreta en manos. Quiere saber absolutamente todo sobre mi escaso tiempo compartido con el irresistible Chase Lachowshi. Su emoción es tal que no pude evitar compararla con una adolescente viendo por primera vez a su ídolo.

Le cuento todo, sin saltarme ningún detalle, aunque, claro, tampoco es como si tuviese algo importante que pueda pasar desapercibido; después de todo, no pasó nada interesante en ese tiempo.

Ella me mira de forma fija, muy interesada y atenta en lo que tengo que decir, y sonrío mientras hablo.

Una vez que termino con mi relato, me tiro sobre la cama, de forma en la que quedo boca abajo, para tomar la libreta de Hannah y copiar los apuntes de Biología, y otras materias, que han dado este día durante mi ausencia. Noto, por el rabillo del ojo, la forma pícara en la que ella me mira. Estoy segura que va a seguir haciendo preguntas, y no me equívoco cuando la escucho decir:

— ¿Lo invitaste a la fogata? — Su emoción es tan palpable, que me hace sonreír de lado. Sus grandes ojos verdes no paran de verme con ilusión, la cual va desapareciendo de apoco cuando niego con la cabeza.

— No hablamos nada, ya te dije. Eso significa que no dijimos ni una sola palabra en todo el camino.

La escucho soltar un bufido, decepcionada, tirándose sobre la cama, a mi lado. El silencio nos envuelve a ambas cosa que agradezco. Hannah  suele ser muy intensa a veces.

Por un momento me relajo, llegando a creer que dejará el tema estar; sin embargo, cuando abre la boca y dice —: ¿Mañana hablarás con él para invitarlo? — dejo salir un bufido.

— No. — Digo, negando con la cabeza.

La idea de invitar a Chase a una cita es, de cierta forma, aterradora porque, ¡vamos!, él no ha mostrado el mismo interés que yo he mostrado por él durante este corto periodo de tiempo yendo al instituto. Incluso puedo jurar que, si no fuera por mi increíble mala suerte y capacidad para pasar vergüenza a toda hora, él no hubiera notado ni mi existencia.

— No te entiendo, Gigi — Hannah suelta en un suspiro, negando con la cabeza, parece un tanto desilusionada por mi negativa — ¡Es obvio que te gusta Chase! — Sigue ella, frunciendo los labios. Parece frustrada.

— Me gusta — afirmo, asintiendo con la cabeza.

Chase Lachowshi me atrae de una manera increíble e ilógica. Me parece un chico bastante atractivo, con una mirada fascinante que me tiene cautiva. Y esta atracción es algo que ni yo misma logro comprender. Ha sido algo de inmediato. Cuando lo vi, quedó impregnado en mis pensamiento y es algo, simplemente, extraño. Incluso las ganas de verlo a cada momento me hacen sentir como una maldita acosadora.

— Pero no puedo invitarlo, Hannah. Me da vergüenza — expreso y veo como la aludida sacude la cabeza, viéndose decepcionada —. Aparte, ¿qué te hace creer qué aceptará salir conmigo? — Levanto una ceja. Esta, sin duda, es una buena pregunta, y quiero escuchar qué respuesta Hannah me dará.

— Nada pierdes con intentarlo — suelta con simpleza, encogiendo sus hombros en un gesto desinteresado —. Aparte… yo creo que le gustaste…

Suelto una pequeña risa ante sus palabras.

— ¿Qué te hace creer eso, Hannah?— Elevo una ceja, sonando divertida a la vez que niego con la cabeza, sin querer hacerme ilusiones.

— Te trajo a casa — suelta obvia, y sus palabras me hacen rodar los ojos.

Dulce Debilidad © Libro 1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora