(1) Barton; Peter Parker, The Avengers.

4.0

Último capítulo de la primera parte.
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Ni siquiera intentó asumir las palabras que Sam había dicho. Sabía que no se podía meter nada más en la cabeza. De todos modos, era una estupidez. ¿Por qué una chica débil y fea iba a representar a la gente? Aquello era algo que el Capitán o Natasha podrían hacer. Ella no.

El corazón se le paró cuando el coche se detuvo frente una gran verja de un reluciente negro. Colocó su temblorosa mano sobre  cierre de la puerta, abriéndola y saliendo con gestos lentos. Desde lejos se podía ver la gran mancha negra que formaba la gran cantidad de gente que había allí.

La joven se preguntó por qué coño estaba ahí, uniéndose a sus lamentos si ella era la culpable de la muerte de Peter. Él había muerto para salvarla, todo debía ser al revés.

En ese instante, Peter debería de estar dándose el lote con una chica perfecta, los Vengadores celebrando que se habían quitado un gran peso de encima y el mundo en general básicamente lo mismo.

Deberían estar enterrándola en un funeral al que sólo asistieran Emily, alguna que otra chica del orfanato y con un poco de suerte Sam o Wanda. Debería ser ella. No él.

- Vamos.-dijo Sam colocándose a su lado.-La ceremonia está a punto de empezar, Bethany.

Ella parpadeó, con las lágrimas a punto de desbordarse de sus ojos y con su mano aún sobre el borde de la puerta del coche.

- No puedo.-negó ella.-No puedo, Sam.

El hombre frunció el ceño y se acercó a ella. La rodeó con sus brazos. Ella no reaccionó, pero después se aferró al hombre. Era el primer contacto humano que había recibido desde las caricias que Peter había dejado en su cabeza antes de dejar de vivir.

Se separó despacio cuando su respiración se volvió de nuevo normal. La miró a los ojos y colocó su pelo con un gesto cariñoso. Alzó una ceja, torciendo su cabeza, preguntando sin palabras. Ella asintió y se separó completamente del hombre.

- Tengo que irme. ¿Puedes ir sola no?

- Vas a cargar el ataúd, ¿no?

El hombre asintió.

- Por favor, que no tenga una bandera americana encima. Peter creía que era estúpido.

Él frunció el ceño, pero asintió.  Bethany le observó abrir la verja y avanzar hasta el pequeño edificio en el que pudo ver a Steve en la puerta.

Intentó calmarse. El peso que llevaba metido en el cuerpo la consumía. Dejó su mano sobre la valla antes de avanzar hasta el lugar.

Todo parecía ir a cámara lenta, tendría que dar la cara. La persona por la que lloraban había muerto por su culpa. El camino parecía infinito y en vez de acercarse, cada vez parecía que estaba más y más lejos.

Empezaba a marearse, y aquella vez Peter no podría estabilizarla. Ni aquella vez ni ninguna. Porque él estaba muerto, ella misma le había matado. Ella misma.

Había matado a su todo, era culpa suya. Era culpa suya por ser quien era. Era su puñetera culpa, todo era culpa suya. Era una jodida asesina, le había matado.

Parecía en otro mundo. Sus pies avanzaban solos y ella no veía nada, solo veía el cuello de Peter, sentía su sangre manchar su ropa y la respiración agitada del chico contra su piel. Solo veía como su vida se esfumaba y como ella no podía hacer nada.

Veía como su mundo se derrumbaba pieza por pieza, como arrancaban su piel sin piedad, como la vida daba vueltas a su alrededor burlándose de su desgracia.