(1) Barton; Peter Parker, The Avengers.

3.4

(Últimos capítulos de la primera parte.)

La noche estaba llegando. Por mucho que el cielo estuviera completamente oscuro, las calles de la ciudad neoyorquina estaban abarrotadas.

La joven suspiró. Era pronto para irse a la cama, pero estaba agotada. El entrenamiento la había dejado hecha polvo, y un par de horas antes había estado con Peter paseando por Central Park.

Abrió su cama y se quitó sus pantalones, quedándose sólo en ropa interior y con una corta camiseta. Sonrió cuando vio una marca en su clavícula, evidencia de lo que había pasado hacia una semana. Quien diría que una chica como ella tendría un chupetón bien marcado, y muy bien hecho.

Se metió entre las sábanas y se acomodó. El sueño podía con ella, estaba completamente adormilada cuando Peter entró a su habitación y se tumbó a su lado, quedando, como siempre hacía, a la altura de sus hombros.

Se metió entre las sábanas y rodeó el torso de la chica con fuerza, dejando su cabeza sobre su pecho, allí donde esa fuente de fuerza residía.

- ¿No es un poco pronto para dormir?-dijo él contra su pecho.

- No.-murmuró Bethany acariciando la nuca de su novio.

Él llevó su mano hasta el bolsillo de sus vaqueros, cogiendo su teléfono y encendiendo el salva pantallas enfrente del rostro de la joven.

- Las nueve es una hora muy respetable.-dijo con voz ronca.-Por cierto, Ned está llamando.

- Cógelo.

Ella deslizó el dedo por la pantalla y llevó el teléfono a su oreja, disfrutando de la respiración de Peter sobre su piel.

No hizo falta que dijera nada. Lo único que ella escuchó fueron los jadeos de Ned.

- Ned.

- ¡Peter!-gritó él desde el otro lado.

El joven se incorporó y cogió el teléfono, poniéndolo en altavoz preocupado.

- Peter... Tienes que venir.

- Ned, ¿qué pasa?-no hubo respuesta.-¡Ned!

La llamada se cortó, y los ojos de Peter no tardaron en encontrarse con los suyos.

- Vístete.-dijo antes de dejar un beso en su frente y correr hasta su habitación.

La joven se levantó de un salto y se colocó los vaqueros mientras veía a través de la puerta de su habitación como Peter se ponía su traje a la velocidad de la luz y salía para bajar por las escaleras.

Oyó un gran estruendo y miró hacia su derecha, allí en donde una masa de un vivo color morado había roto la ventana y estaba arrastrándose hacia ella dejando la moqueta hecha un asco.

La joven corrió fuera de su cuarto y cerró la puerta, sin importarle el hecho de que siguiera en sujetador. Visualizó a Peter en el tramo de las escaleras, gritó su nombre.

Él corrió y fijó la puerta con una de sus telarañas, comprobó que ella estaba bien y la levantó, extendiendo otra de sus telarañas cogiendo la sudadera que él había dejado tirada en el suelo cuando se había puesto el traje. Se la puso él mismo.

Agarró la mano de su chica y corrió escaleras abajo, allí donde Steve estaba luchando con un ser exactamente igual al de la habitación de Bethany.