A la mañana siguiente, Ethan amaneció con dolor de cuello y con Martha encima de él. Todos a su alrededor seguían durmiendo. Despertó a la perra y se levantó con sigilo. Echó un vistazo a su móvil, el cual marcaba que eran las diez de la mañana. Vio la puerta del dormitorio de su hermana abierta y nadie dentro de la habitación. Se percató de un pequeño papel pegado con celo en el marco de su puerta.
<< Me fui a trabajar. Hay fruta en la nevera. No queméis la casa. Tampoco escuchéis hardcore, o la señora Campbell será la que queme la casa >>.
Ciertamente debía ser de Maggie, pues estaba firmado con un pequeño dibujo de ella misma alzando un dedo en señal de aviso. Al parecer debía afrontar la situación él sólo por un día, ponerse con su trabajo y además cuidar de que esos cuatro no se cayeran por el balcón o hicieran algo ilegal si conseguían usar el ordenador.
Hizo un par de fotos a la escena de bellos durmientes y fue a la cocina desperezándose por el camino. Agarró una olla que estaba en el fregadero. Buscó una cuchara de madera grande en el cajón. Dio media vuelta hacia el salón. Soltó un largo bostezo. Comenzó a dar golpes con el utensilio en la parte trasera de la cacerola todo lo fuerte que podía. Como era de esperar, todos estaban ya despiertos. Y asustados.
—¡AAAAAAH! —Brian dio un respingo y cayó de culo al suelo.
—¡¿QUÉ PASA?! —exclamó John mirando a todos lados—. ¡¿QUÉ ES ESO?!
—¡TERREMOTO, TODOS A CUBIERTO! —gritó Freddie retorciéndose en la butaca.
—QUIÉN ESTÁ TOCANDO MI BATERÍA —Roger se puso en pie de un salto.
Los ojos de los cuatro muchachos fueron a parar a la fuente del ruido.
—Buenos días —Ethan sonrió divertido.
—AH. ESO NO HA SIDO GRACIOSO —protestó Freddie con tono agudo, aplastando su pelo para restablecerlo.
Roger se tiró al sofá en plancha berreando y John se frotó los ojos azorado.
—Creí que estaba soñando con el apocalipsis —Brian se puso la mano en el pecho sofocado.
—Necesitaba vengarme por el miedo que me hicisteis pasar cuando aparecisteis de la nada en mi despacho —se excusó el joven precursor con gesto satisfecho. Todos lo miraron ofendidos y él camino a la cocina riendo malévolamente—. ¿Quién quiere desayunar?
—No sabía que ese niño del futuro podía ser tan perverso —dijo Freddie con expresión tenebrosa.
—Más que inesperado —se sumó John de la misma forma.
Roger continuó berreando con la cabeza incrustada en el sofá bajo la recelosa mirada de los tres.
Cuando acabaron de desayunar, se prepararon para otra sesión de ensayo y creación de canciones. Empezaron a apuntar la letra y los acordes que recordaban de lo que ya tenían hecho para no olvidarse de nada.
—Esa línea era de My Fairy King —corrigió Freddie.
—Y el bajo iba como dudududun, dudududun... —John hizo físico el sonido con su instrumento.
—Bueno, veo que os apañáis bien —Ethan los observaba trabajar ocultando su fascinación. Se llevó la mano al bolsillo trasero del pantalón, donde encontró un par de baquetas. Las cogió con confusión, y se las dio a Roger—. Si me necesitáis para algo, estaré trabajando en mi habitación. No... hagáis nada raro.
—¡Roger! —dijo el rubio usando la expresión como gesto afirmativo, traqueteando con dichas baquetas en la rodilla de Ethan.
El muchacho se alejó confiando en que no podrían hacer nada desastroso si estaban concentrados en lo suyo. Martha sacudió su cola viendo a su dueño irse a otro cuarto, y se sentó cerca de los chicos para observarlos curiosa. Ocasionalmente ladraba a coro con ellos, sin causarles más que ternura.
Los cuatro músicos estuvieron practicando toda la mañana. Al mediodía Maggie apareció en casa de vuelta de su trabajo. Desde lejos oía a alguien cantar e instrumentos siendo tocados. Al entrar en la casa ni siquiera Martha vino a recibirla. Nadie notó que había llegado, así que la chica se escurrió hasta la entrada del salón y espió, por así decirlo, al grupo.
—... Felt the palm of a hand touch his head... Go now! Go now! You're a new man instead...! —Maggie asomó la cabeza por la puerta para comprobar de quién procedía aquella potente voz. Freddie, frente de la grabadora que los dos hermanos les habían proporcionado, se desgañitaba en mitad del salón para sorpresa de la chica
—... All going down to see the Lord Jesus! —acompañaban todos juntos—. All going down to see the Lord Jesus...! All going down...
Maggie no sabía qué pensar de una representación tan elaborada de una manera tan repentina sin los preparativos necesarios. No había oído cantar a Freddie apropiadamente hasta entonces, y estaba más que impresionada.
Ethan, que había reconocido una de sus canciones favoritas siendo elaborada en el salón, se asomó por la puerta de su dormitorio y encontró a su hermana husmeando desde el exterior de la sala. Se acercó a ella y, después de asustarla para su propia diversión, se le unió. Maggie cogió el móvil y comenzó a grabar desde allí al cuarteto.
Cuando acabaron la canción, los dos hermanos se escabulleron a la cocina para preparar juntos el almuerzo.
—Oye, Ethan —la chica picaba cebolla mientras él cortaba otras verduras.
—Parece que no necesitan ayuda por ahora. Creo que les irá bien con mi jefe —pensó en voz alta el muchacho.
—Antes de que todo esto pasara..., que ellos viajaran en el tiempo y todo ese rollo. ¿Yo también era fan de ellos como tú? —cuestionó con curiosidad ella, que se había planteado aquella pregunta mientras los oía hacía un momento.
—Cuando éramos pequeños y veíamos vídeos juntos, decías que te casarías con Brian —Ethan se rió para sí usando ese ejemplo como prueba.
—¿¡En serio!? —Maggie rompió a reír.
—Como yo me pasaba el día con su música sonando, conseguí que te gustaran también. Teníamos un par de pósters en el salón, pero como ya has visto todo lo relacionado con ellos ha desaparecido —añadió el hermano con un deje de exasperación.
—No me acuerdo de nada —la chica frunció el ceño tratando de invocar sus memorias—. Ah, esto es frustrante. Siento que hay algo ahí, en mis recuerdos, pero no puedo ver lo que es.
—Dímelo a mí. Parezco un demente porque tengo en la mollera miles de letras de canciones que no existen —señaló su cabeza torciendo la boca.
—Bueno, al menos si ellos no se inspiran componiendo, tú ya tienes el resultado final y original ahí dentro —la muchacha bromeó amargamente señalándole con una cuchara de madera.
—No, no puedo hacer eso. Si fueron capaces de hacerlo una vez hace cuarenta años en... una realidad alternativa..., tienen que poder hacerlo de nuevo ahora.
—Hmmm, tienes razón. Deben hacerlo ellos solos —dijo con fastidio ella—. Espero que al menos no se dejen influenciar por este siglo, imagina el contraste entre la versión de tu cabeza y la nueva.
John entró a la cocina, acompañado por Freddie.
—Ethan, no sé encender esta cosa. ¿Dónde están los botones? —preguntó el primero alzando un móvil.
—Yo creo que para accionarlo hace falta un control remoto o algo así, como con esa televisión que tienen —teorizó el segundo. Maggie y su hermano rieron pensando en sus temores anteriores.

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KEEP YOURSELF ALIVE #4: Crossing the HOT SPACE! ♕
FanfictionCOMPLETA (spin-off de la saga KEEP YOURSELF ALIVE ♕) No es necesario haber leído las precuelas para entender los acontecimientos de esta novela. Recomendado leer en cuarto lugar, pero el orden es irrelevante para seguir la trama. // ¿Te imaginas...