Capítulo XVI: Doing All Right

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—Hola, mamá —Ethan llevaba algunas mantas que estaban sueltas por el salón hasta un rincón recogido.

¡Ethan, hijo! ¿Cómo va el trabajo? —respondieron en el teléfono.

Aquellas palabras entraron en los oídos del muchacho como dagas. Había olvidado por completo todo lo que tenía pendiente para la oficina— Bien... Estoy en ello, sí.

¿Sí? ¿Todo bien? —preguntó la mujer con preocupación.

—Claro, mamá. ¡Lo tengo todo controlado! —animó un poco más el tono para no inquietar a su madre. Justo al terminar de decir aquello, Brian tropezó con el bombo de la batería que estaba por allí en medio.

—¿¡QUIÉN HA OSADO GOLPEAR MI BOMBO!? —chilló una voz desde la cocina.

¿Qué ha sido eso, Ethan? —la mujer en el aparato se asustó por tal estruendo.

—Nada, nada...

—BRIAN —gritó de nuevo Roger, ahora en el umbral de la sala con el delantal colgando del cuello sin amarrar.

—Sólo ha sido un empujoncito de nada, hombre. Cálmate un poco —dijo el acusado situando bien el artefacto.

—¡No vayas dando empujoncitos a las cosas que no son tuyas!

—¡Ha sido sin querer, estaba en medio! ¡Cállate de una vez!

—Serás bicho rastrero irrespetuoso —Roger agarró su nueva preciada posesión mirando mal al muchacho.

Ethan, ¿quiénes son esos que hablan? —la mujer preguntó inquisidora, con un tono que aterraba a Ethan.

—Eh... Un programa de la tele —resolvió el joven rápidamente.

—Ya están los niños discutiendo otra vez —Freddie se apoyó con una mano en el marco de la puerta con su delantal también colocado—. Vamos, vamos. Si no os lleváis bien, no podréis jugar juntos.

—No quiero jugar con el idiota golpea-bombos de Brian.

—Ethan, ¿dónde pongo esta cosa? —John se aproximó al dueño de la casa sujetando el portátil, mientras Ethan le hacía gestos para que no dijera nada más.

¿Ese jaleo es de la tele?

—E-es... Coronation Street —ideó rápidamente él—. ¡Te paso con Maggie, mamá! Seguro que quiere hablar contigo —Ethan les mandó callar a todos y se fue a la cocina.

—... Ya la has liado, John —Freddie negó con la cabeza.

—Ha empezado Roger con sus gritos y gansadas —se escudó Deacon.

—Yo no he hecho nada, ha sido esta castaña con sus torpezas —señaló acusador a Brian.

—¿Tus chakras se agotan si no eres escandaloso todo el tiempo? —replicó este yendo a hacer otra cosa.

—ESCANDALOSO YO —mismamente se escandalizó Roger.

—Os voy a tener que castigar como sigáis siendo tan traviesos, odiosos niños del demonio —terminó Freddie dando dos palmadas con mirada agria y tono potente.

—Deberíamos comportarnos, al fin y al cabo estamos invadiendo su casa —añadió John un poco más serio.

—Muy bien, John, eso es. Tenemos que ser lo más agradable del mundo. Eso va por ti —Mercury miró al rubio despectivamente.

—Panda de mandriles —dijo este protestando—. Eso es lo que sois.

—¿Y tú qué eres? ¿El macaco número uno? —se burló Brian remolón.

—¡Brian! No estás colaborando —dijo amanerado Freddie con indignación.

—Vale, vale... Todo sea por mantenerlo calladito.

—No sois dignos de mi compañía —Roger se puso en pie y se marchó dignamente a la cocina. El resto negaron con la cabeza y se rieron.

—¡A ti no te toca ser la diva majestuosa! —replicó Mercury chasqueando la lengua.

Roger asomó la cabeza y sacó la lengua— ¡Me toca doble ración de fideos!

Cuando la casa ya estaba reorganizada y la cena preparada, aunque no demasiado bien cocinada, todos se repartieron el salón para comer. Maggie se sentó en un sillón, Ethan, John y Brian en el sofá, Freddie en otra pequeña butaca, y Roger por elección propia en el suelo. Martha tomó su lugar en su propia cama, indiferente de lo que hacían los humanos.

—Buscaré alguna peli para ver —la única chica presente en la sala apartó su comida en una mesita y cogió el ordenador.

—¿Cómo habrá podido cambiar el cine en más de cuarenta años? —se preguntó Brian.

—Me imaginaba que esta época el mundo sería algo como "El planeta de los simios" —John rió pensando en ello.

—Hoy la cosa va de monos —añadió Freddie soltando una carcajada.

—Es que no quería que Roger se sintiera mal, mencionar a su familia es lo de menos —justificó John con una sonrisa burlona.

—Yo creí que sería como Alphaville, ¿os acordáis de esa película? —Roger ya había empezado a comer e ignoraba las burlas de monos.

—¿Hay una película con el nombre del grupo? —preguntó Maggie, desconociendo sobre ello.

—El grupo Alphaville se formó en los 80. La película que dices es del 65, ¿no? —aclaró Ethan.

—¡La conoces! —Roger le alzó la mano para chocársela.

—Mi hermano es un rarito de las películas antiguas —se mofó la muchacha, recibiendo un cojinazo de parte del aludido.

—Hemos ido a parar en buenas manos —agradeció Roger secundado por Freddie.

—¿También se pueden ver películas en esa cosa? —Brian cambió de tema dirigiéndose a los dos dueños del hogar.

—Sí. Digamos que con esto se puede hacer... casi todo. Casi todo lo normal que se te ocurra —explicó Maggie.

—A saber lo que es normal para esta gente, ya ni hago el esfuerzo por escandalizarme por vuestras creaciones —Freddie miró hacia otro lado y se cruzó de brazos dejando escapar una risilla.

—Empiezo a tener miedo de esos chismes que utilizan —agregó Deacon.

—Ya sé cuál podemos ver. ¿Está bien si les pongo una peli actual? —la muchacha lo consultó con su hermano siendo este el experto, a su entender.

—Supongo que sí. ¿Cuál es?

La chica le mostró la pantalla del ordenador, y compartiendo ambos una risotada malévola ella se levantó para conectar un cable de la televisión a su portátil. Los cuatro compañeros esperaron observando el procedimiento.

Una vez todo preparado, la película comenzó. Cinco minutos después del inicio, Martha saltó sobre Roger comiéndose su doble ración de fideos.

KEEP YOURSELF ALIVE #4: Crossing the HOT SPACE! ♕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora