Sept.

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Los días pasaron.

Hoseok no quería hablar con YoonGi.

Ya no lo saludaba en las mañanas, y no se despedía de él por las noches.

El único contacto que tenían era cuando Hoseok hacía florecer las plantitas de la entrada de ambas casas o cuando YoonGi dejaba que una de sus luces le hiciera compañía al otro.

Hoseok ahora a penas salía de su hogar. Al menos JungKook, uno de los chicos que conoció en la fiesta, le iba a hacer compañía. JungKook era una persona de un color miel, su piel era muy brillante y era la creatividad en persona. Independiente, libre y amigable.

Ambos jóvenes pasaban las tardes viendo películas y cuidando del cachorrito de Hoseok quien, JungKook se enteró más tarde, era un perrito ciego que había encontrado en la calle.

Pero un día, Hoseok posó sin querer su mano sobre la de JungKook mientras veían la película. Estaban acostumbrados al contacto, porque eran amigos, pero esa tarde, el menor notó que los dedos de Hoseok estaban tomando un color amarillo muy pálido, contrastando con el anaranjado color de su piel.

Hoseok estaba perdiendo su color.

-Hobi-Hyung ¿Estás bien? ¿Te sientes bien?

-Si, ¿Por qué?

-Hyung, tus manos. . .

Hoseok escondió sus manos bajo la tela de su camisa, casi con desesperación.

- N-no te preocupes, debe ser por el frío que hace. . . Nada más.

Pero JungKook sabía que una persona no podía perder sus colores sólo por el clima.

-' Colours ♡ yoonseok '-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora