Freddie llegó asfixiado hasta la tienda, y se quedó agazapado tras una pared. Miró en la dirección de la que venía: ni rastro de Ethan. Cogió aire y comenzó a avanzar hacia la puerta del establecimiento con seguridad. De repente una fuerza tiró de él hacia la esquina donde se había ocultado segundos atrás, haciéndole ahogar un grito.
—NO —gritó Ethan demasiado alto y demasiado cerca.
—¿¡D-de dónde has salido!? ¡Eres un puñetero ninja!
—NO PUEDES ENTRAR AHÍ OTRA VEZ —volvió a exclamar Ethan con ojos desorbitados.
—¿¡Por qué no!? ¡Déjame! —intentó zafarse de su agarre, pero Ethan tiró de él de nuevo.
—¿¡Sabes la confusión que le vas a provocar a esa pobre mujer!? —Ethan lo agarró por ambos brazos y lo sacudió.
—¡Tengo que hablar con ella! ¡Es la única persona que he visto de mi tiempo desde que llegamos aquí! —vociferó intentando soltarse.
—¿¡Y qué narices piensas decirle!? "¡Hola, soy ese Freddie que conociste hace 40 años! ¡Parece que a ti te han sentado peor que a mí, porque yo he viajado al futuro a través de un armario!", ¿¡NO!?
—... ¡No pensaba decirle eso...! —Freddie bajó el tono y dejó de hacer fuerza para desasirse.
—¡Freddie! ¡Ethan! —llamó a lo lejos Brian yendo hacia ellos—. ¿Qué ocurre? ¿Por qué estáis aquí?
—¡Necesito hablar con ella...! —Freddie seguía trifulcando con Ethan y consigo mismo sin hacer caso a May.
—¿Con quién? —preguntó Brian atribulado. Los otros dos lo miraron y él consiguió adivinarlo sin pistas—. No puede ser... ¿Mary? ¿Mary está aquí?
—Trabajando en esa tienda... —Freddie la señaló.
Brian miró en la trayectoria que había indicado, y sin pestañear echó a andar hacia allí.
—BRIAN, NO —Ethan tiró de él también y lo llevó de vuelta junto a Freddie. Este lo miró desbarajustado.
—¡Tenemos que ir a hablar con ella! —exclamó, incluyendo a Freddie. Ethan no sabía qué más podía decir.
—Tiene razón —dijo de pronto Freddie. Los otros dos lo miraron—. No debemos hablar con ella...
—¿Qué? ¡Claro que sí! Está...
—No... Ethan tiene razón. No podemos simplemente entrar y decirle que nos hemos teletransportado aquí... Además es bastante probable que ni siquiera nos reconociera...
—Pero Freddie...
Se quedaron en silencio mientras la gente pasaba a su lado y los tres pensaban en ello.
—... Volvamos a casa —sugirió Ethan amistoso, sintiéndose mal por los chicos. Ellos asintieron y lo siguieron.
Entretanto, Roger, John y Maggie iban de camino hacia ellos. Los encontraron en su trayecto. Sin decir mucho, se repartieron las bolsas y se marcharon.
En el viaje de regreso nadie pronunció palabra. El ambiente estaba cargado, y no tenían muchas ganas de hablar. Roger había birlado algo de una de las bolsas de la compra y comía en silencio mientras miraba por la ventana del asiento izquierdo trasero. John a su lado leía las instrucciones de uso de sus nuevos teléfonos, sin entender demasiado. Freddie, en el otro extremo, miraba por su ventanilla reflexivo y serio. Brian en el asiento del copiloto intentaba en vano aprender a utilizar la radio del coche, con un semblante circunspecto. Ethan, al volante, se sentía inmensamente incómodo en aquel recio ambiente. Por suerte para Maggie no tenía que soportar el espeso aire que ahí dentro se respiraba, pues se había ido con su propio coche.
Aprovechando que había pocas distracciones a su alrededor, Ethan decidió centrarse en la carretera y dedicar unos momentos a valorar su propia situación. Estaba conduciendo su coche; dentro de éste se encontraba una legendaria banda de rock, la cual había viajado en el tiempo y había acabado a su cuidado por ser el único que no los desconocía. Casualmente una banda de rock que le había inspirado toda la vida y era su favorita entre todos los otros grupos que había escuchado. ¿Cómo es que estaba siendo capaz de actuar con normalidad un sólo segundo sin perder los estribos? Pero ese no era el caso. Si unas personas que tantas cosas buenas le habían otorgado sin siquiera conocerlo estaban prácticamente bajo su responsabilidad, ¿no sería una gran oportunidad para devolverles el favor? Ahora más que nunca, tras haberlo considerado de esa forma, quería hacer todo lo que estuviera en su mano para que Queen fuera una vez más lo que fue..., o lo que habría sido.
Después del trayecto, corto físicamente pero eterno alegóricamente, llegaron de vuelta al apartamento. Maggie había llegado unos minutos antes que ellos. Estaba sentada en el sofá revisando algo en su móvil. Se paró en frente de ellos con los brazos en jarras.
—¡Muy bien! Hora de hacer algo para cenar. Roger —le señaló—, Freddie —le apuntó también—; os convoco pinches de cocina. Brian, John —les apuntó respectivamente—; vosotros seréis los encargados de la limpieza.
—Claro —dijo Brian, complacido por poder ayudar.
—Manos a la obra —añadió John.
—Te aviso de que Freddie es un poco desastre dentro de una cocina... —murmuró riendo Roger acercándose a Maggie.
Freddie lo oyó, y entrecerró los ojos fulminando a Taylor— ¿Acaso crees que hemos olvidado tus horribles filetes de salmón... ¡CALCINADOS!?
—Serás rencoroso.
—Ahorramos tanto para comprarlos, y tú simplemente fuiste y los destruiste —criticó Mercury.
Roger le repitió con voz aguda moviendo una mano para burlarse de él, pero recibió un placaje contra la pared por parte de Freddie.
—Calma, chicos. ¡Os voy a enseñar a hacer unos fideos chinos para chuparse los dedos! —entró a la cocina haciéndole una señal a sus aprendices.
—Como si ella cocinara muy bien —bromeó Ethan cuando ya estaban dentro—. Bueno, yo voy a configurar vuestros móviles y...
—¡Tú a limpiar también, no te escaquees! —le gritó Maggie en la distancia.
(...)
—Vamos a ver —la chica ya se había puesto un delantal color verde y miraba en el libro de recetas cuidadosamente.
—¿Son recetas caseras? Están escritas a mano —Freddie, también con un delantal de flores, se puso a su lado leyendo por encima.
—¡Sí! Las escribió mi padre —el gesto de Maggie se tornó un poco nostálgico—. Lo hizo hace muchos años para nosotros, quería asegurarse de que no comíamos mucha comida basura cuando viviéramos solos.
—Qué bonito detalle —dijo Freddie enternecido—. Debe de cocinar muy bien, aquí hay muchas recetas.
—Sí... Era un gran chef —la chica suspiró. Freddie se llevó una mano al pecho al entender la situación—. ¡No te preocupes! Fue hace muchos años. Casi no lo recuerdo.
—Ya estoy listo para trabajar —llegó Roger, amarrándose el delantal con estampado de utensilios de cocina.
Maggie se remangó y volvió a su estado habitual— ¡Empecemos!
—¡De acuerdo! —Freddie intentó cambiar el semblante y no parecer entristecido.
—Seh —Roger se acercó a ellos menos entusiasta y más perezoso.
—Seguro que es sencillito —agregó Mercury algo motivado.
—¡No prendáis fuego a nada! —se mofó Brian, pasando con la fregona por delante de la puerta.

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KEEP YOURSELF ALIVE #4: Crossing the HOT SPACE! ♕
FanfictionCOMPLETA (spin-off de la saga KEEP YOURSELF ALIVE ♕) No es necesario haber leído las precuelas para entender los acontecimientos de esta novela. Recomendado leer en cuarto lugar, pero el orden es irrelevante para seguir la trama. // ¿Te imaginas...