Capítulo 5

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Era el veintiuno de diciembre y una lluvia mantenía a Athelstan en un insomnio desquiciante, llevaba horas intentándo dormir pero el continúo sonido contra su ventana se lo impedía.

Contó ovejas y llego hasta la seiscientas cincuenta y nueve, no era un persona muy supersticiosa pero no quería llegar al número de la bestia, todo monje evitaba ese número si podía. Rezo tanto como para acabar tres rosarios y repaso los libros que había leído esa semana, todo resultó inútil y cuánto más llovia más aumentaba el ritmo de sus pulsaciones, no era algo que comentase pero tenía miedo a las tormentas. Algo infantil y estúpido pero las temía, ese ruido atronador y destellos en el cielo le ponían la piel de gallina.

Otro trueno seguido de su fugaz luz casi lo hizo saltar de la cama, había empezado a llover con mucha mas fuerza y unas ramas rasgaban su puerta como pidiendo entrar. Se oculto bajo la manta pero aún asi veía los relámpagos, se puso la almohada contra la cara y rezo, rezo tan alto como para acallar los gritos de la calle, pero no servía de nada. Se sentía como un mocoso asustado, deseaba que sus padres le arropasen con promesas de que la tormenta pasaría pronto pero era una ilusión inútil él no tenía padres.

Una idea le recorría la mente desde que empezó la lluvia pero era demasiado vergonzoso despertar a Ragnar por unas gotas de agua y más aún confesar su miedo, sin embargo era lo único que tenía en la mente. Estaba seguro de que Ragnar se reiría de él o de que le mandaría a la cama con una palabra mal sonante pues su compañero tenía muy mal despertar. 

Otro trueno inundó la habitación con un sonido que bien podía simular las puertas del averno. Se levantó de la cama de un salto decido a despertarle pero se quedo quieto de pie contra la cama, sin saber qué podía decirle. Abría una y otra vez la boca sin que las palabras saliesen.

Ragnar soñaba con lobos, con bestias enormes aullando a la luna, soñaba que corría con ellos como uno más de la manada, perseguían algo no estaba seguro de qué animal era al que daban caza pero quería ser él el que lo pillase, se adentraba en un bosque tan espeso que apenas notaba la lluvia en su pelaje, sentía que su presa estaba cerca oía sus latidos dentro de su cabeza, corrió con toda la fuerza de su cuerpo hasta llegar a la cima de una montaña, habia muchas rocas y su presa se ocultaba entre ellas, se acercó acechando sentía su presencia y casi saboreaba su miedo. Se encontraron cara a cara y Ragnar se despertó.

Aún estaba oscuro pero los relámpagos incendiaban la habitación, parpadeo unas cuantas veces para acostumbrarse a la noche y vio a Athelstan frente cama, mirándole sin decir una palabra.

  - No es demasiado temprano para levantarte? -preguntó sonriendo- O es que te gusta mirarme mientras duermo?

Su compañero no dijo nada solo le miraba.

  - Eh? Estas sonámbulo? 

Siguió sin obtener resultado, empezaba a preocuparse

  - Pequeño, qué pasa? -se levanto de la cama y se puso en frente suyo.

Un trueno retumbó en la habitación con un sonido aterrador y Athelstan corrió a los brazos de Ragnar que le abrazó sin entender qué ocurría.

  - Te...tengo miedo..-fue un susurro que se escondió entre el sonido del viento

  - Qué? -le acarició el pelo suavemente- No te puedo oir pequeño

  - Ten..tengo miedo Ragnar! -grito mientras otro trueno caía contra el suelo y el monje le abrazaba con mas fuerza. Casi dolía.

  - Eh... -le mecia suavemente contra su pecho- No te preocupes,  solo es una tormenta

  - Lo..lo sé pero.. -hundió su cara contra el pecho de Ragnar hasta sentir sus huesos
 
  - Tranquilo pequeño ... la tormenta se irá enseguida -notaba como el moreno temblando sacudiendo su propio cuerpo- Oh...Athelstan  

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⏰ Última actualización: Aug 17, 2017 ⏰

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