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(Últimos capítulos de la primera parte)

Peter llevaba ya bastante tiempo despierto, mirando al techo y planeando lo que sería un día perfecto. Disfrutaba de los pequeños roces de la respiración de Bethany contra su pecho desnudo.

Jamás se cansaría de mirarla. Jamás se cansaría de mirar su rostro que no era necesariamente perfecto, pero era precioso. Precioso por sus ojos avellana que brillaban con felicidad, precioso por sus pequeños y deseables labios, perfecto por su fina nariz, perfecto por sus gruesas cejas.

Ella era preciosa. Desde su castaño y liso pelo hasta sus piernas no necesariamente delgadas, pasando por sus clavículas marcadas y la forma de sus pechos. Desde sus imperfecciones en la cara hasta la forma de sus manos, pasando por las marcas de nacimiento de su torso y los lunares de su espalda. Desde su marcada mandíbula hasta las pequeñas acumulaciones de grasa.

El joven miró de nuevo su reloj. Era la hora. Dió pequeños golpecitos en el brazo de Bethany, para despertarla. Ella no tardó en abrir los ojos, pero los cerró inmediatamente y abrazó el cuerpo de Peter fuertemente.

Él sonrió con ternura, pero se incorporó, incorporándola a ella también.

- Vamos Beth. Despierta.

La joven miró el reloj que había colgado de la pared. Eran las seis de la mañana, ella debía levantarse a las ocho.

- Peter, quedan dos horas.

- No.-dijo él riendo por la voz ronca de su chica.-Hoy nos escapamos otra vez, venga.

El joven se levantó de la cama y la agarró fuertemente, llevándola con él. La miró a los ojos. Tenía que hablar con ella, pero aquel no era el momento.

- Vístete y nos vamos en cinco minutos.-susurró cerca de su adormilada cara.

Ella asintió y no pudo reprimir el impulso de besarle. Él la recibió gustoso, no le importó que estuviera notando la forma de sus pechos contra su piel.

Dejó un besó en su frente y fué hasta su habitación para cambiarse él también. Cuando Bethany escuchó la puerta del joven cerrarse, empezó a correr por la habitación.

Estaba demasiado adormilada para ponerse a pensar en que quería hablar con ella y en que aquellas palabras siempre significaban algo malo.

Se puso unos vaqueros y sus botas. Se puso una camiseta negra y corrió al baño. Desenredó su pelo y lo dejó suelto, como siempre. Se lavó los dientes y la cara, y hizo todo lo que pudo para quitar las grandes ojeras que había bajo sus ojos.

Suspiro y salió al pasillo. Allí ya estaba Peter, con una gorra en la cabeza. En su mano había una sudadera gris.

- Toma.-susurró dándosela.

Ella la cogió extrañada y siguió al chico todo lo silenciosa que pudo escaleras abajo. Hizo un ademán de ir hasta el ascensor, pero Peter la detuvo.

- Si lo usamos, nos pillarán.

Ella asintió y lo siguió hasta la terraza. Le vió subirse al borde de la terraza y enganchar una de sus telarañas al mismo. Extendió su mano, Bethany la cogió y soltó un pequeño grito cuando Peter la sujeto con fuerza y saltó.

Aterrizaron de manera delicada, Peter cortó el tejido, tiró de él y lo tiró todo lo lejos que pudo, eliminando rastros. A pesar de lo pronto que era, ya había gente andando por la calle.

- Ponte la sudadera, Beth.

Ella por fin entendió lo que él pretendía y se puso la prenda, empapándose de el aroma que esta desprendía. Se puso la capucha y empezó a caminar junto a él.

(1) Barton;  Peter Parker, The Avengers.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora