capitulo 40

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Luhan hablaba con alguien que se encontraba fuera de mi vista. Me pregunté si estaría alucinando ya que yo no escuchaba otra vez además de la de él. Y ni siquiera podía escuchar lo que él decía, simplemente sabía que estaba hablando.

Moratones leves cubrían su rostro y ya no tenía la venda en la cabeza. Llevaba ese ridículo traje de hospital que me habían puesto y aún así lucía como el tipo más hermoso que había visto.

Su piel estaba más pálida de lo normal, y se notaba en sus ojos el cansancio que le provocaban los fármacos, pero allí estaba. Sano, salvo y completo. Aquello me bastó para que las lágrimas quemaran mis ojos.

Decidida, moví las ruedas de mi silla hacia llegar finalmente a la puerta. Pero algo me detuvo. 
Min Ju apareció en mi punto de visión. Sonreía sentada en el extremo de la cama de Luhan. Su larga cabellera castaña caía sobre su espalda, y su envidiable perfil era iluminado por la luz escasa de la habitación.
¡Lay me había dicho que Min Ju había salido!

¿Qué demonios podía hacer?

Oh Park, vamos… piensa rápido, piensa rápido.

Mi única alternativa era entrar, hacer un escándalo y llamar la atención de Luhan.
Probablemente Min Ju me sacaría a patadas de allí, pero supongo que dispondría del tiempo necesario para que Luhan me viera.

¿Habría él preguntado por mí? Sonreí, imaginándolo despertando todo aturdido y mi nombre deslizándose entre sus labios, confundido.
Aquello me inspiró valor.

Él era mi todo, y Min Ju no iba a quitármelo. 

Una vez que estuve segura de que no hubiera nadie en el pasillo, empuje con suavidad la puerta justo a tiempo para ver como mi vida se volvía añicos en un segundo.

Min Ju besaba a Luhan. Era un beso dulce y lento. 
Mi corazón terminó de romperse cuando vi como mi novio levantaba su mano y la apoyaba sobre el hombro de su prometida, continuando el beso.
Y no lo logré. Lloré silenciosamente sabiendo que había perdido todo lo que tenía.

Sentí vacío, dolor, angustia. Sin embargo no podía salir de allí. No podía dejar de contemplar la horrorosa imagen frente a mis ojos. 
Mis dedos temblaron cuando tocaron las ruedas de la silla. Me deslicé hacia atrás. 

Ya nada tenía sentido.

¿Por qué había continuado su beso? No parecía querer apartarse, ni molesto. Simplemente la besó. Como hizo cientos de veces conmigo… y aquellos recuerdos me destruyeron. Sollocé en voz baja sin tener la más mínima idea de qué hacer.
Sentí que ya no quedaba nada de mí. 

Escuché en alguna parte de la habitación un suave taconeo y repentinamente Min Ju estaba frente a mí.
Me enjugué las lágrimas rápidamente y ella arqueó una ceja. 

Me miró con compasión y yo le devolví la mirada con asco, odio y ganas de suicidarme. Me había arrebatado lo más importante que había tenido en mi existencia.
Se puso de rodillas a mi lado y me alejé instintivamente. Ella sonrió con suficiencia y tocó mi cabello. No la aparté. Me sentía demasiado fuera de mí para seguir luchando.

-Oh cariño… yo te lo dije- comenzó ella. –Te dije que despertaría y no recordaría nada. Por favor no digas que no te lo advertí- añadió con voz asquerosamente dulce.
La fulminé con la mirada mientras sentía nuevas lágrimas desbordar mis ojos. Observé de nuevo a la puerta.
Entonces Luhan sí tenía amnesia. Recordé vagamente algunas cosas que había estado hablando con Sehun.

-La amnesia postraumática no es para siempre. 
Ella no perdió su sonrisa.

-Supongo que en el camino hacia aquí te has encontrado con una enfermera de cabello rojizo, ¿verdad?- preguntó y recordé la enfermera de la que nos habíamos escondido. –Ella me informó que Luhan lo afecta amnesia de fuente. Es un hecho realmente desalentador que lo único que no pueda recordar sea a ti. Cuando aparecí ante él lo único que preguntó fue qué le había sucedido. Le expliqué con detalles el accidente que sufrió –dijo refiriéndose a él individualmente, y supe que ese era mi fin. –Esta es nuestra oportunidad para construir nuestro matrimonio, y él está feliz de que esté a su lado en éste momento. Esa muestra de afecto que has visto hace minutos, sólo es una décima parte de lo que nos espera cuando lleguemos a casa. Él ya no te recuerda, y es probable que no vuelva a hacerlo. Simplemente te aconsejo por tu bien y el de él, que te alejes y busques tu felicidad en otra parte.

Y con aquellas palabras concluyó el anuncio de que mi alma ya no estaba en mi cuerpo, y posiblemente mi corazón hubiese dejado de funcionar.

Lo había perdido todo.

Sencillamente, todo.

Y el resto sucedió demasiado rápido.
Sabía que si me quedaba en aquel hospital mis ganas de quitarme la vida no serían sofocadas. El tipo que había roto mi corazón se hallaba sólo a un par de habitaciones de distancia, con su muy maldita prometida. 

Él no me recordaba. 
No se acordaba de todo lo que habíamos vivido, de sus sentimientos hacía mí, de nuestros más perfectos recuerdos.
Nunca iba a enterarse de mí, ni de que alguna vez me amo quizá tanto como yo lo amé a él. 

Los siguientes dos días me la pasé encerrada en una habitación de hospital, como si estuviera demente. Completamente sola, herida y dolida.
No cabía en mi cabeza porque el destino debía ser tan cruel conmigo y arrebatarme lo único que me había hecho tan feliz en mi vida.
Me torturé reviviendo en mi mente cada momento que habíamos pasado juntos, consciente de que en su memoria ya no estarían.

¿Por qué Dios me castigaba de esa manera? Si hubiera sabido que Luhan no me recordaría, hubiera renunciado a mis piernas, a mis pulmones, o a cualquier cosa que me mantuviera viva.

Eun Ji intentó tranquilizarme, pero estaba segura de que ni ella misma encontraría la forma de consolarme.

Y aquella tarde, mientras Mi Young me quitaba el suero y reacomodaba mis vendas, lo decidí, debía salir de ahí.
Ella me hablaba, intentando animarme, pero no obtenía ninguna respuesta de mí.

Estaba deprimida. Realmente deprimida.
Mi mente se veía colapsada por recuerdos que estaba intentando olvidar.
Vagamente recordé aquella vez en el autocine.
Cuando estábamos viendo ‘Eterno resplandor de una mente sin recuerdos’. Irónico. Desearía que realmente existiese una clínica en la que borrasen los recuerdos que quisieses, como en la película.

Mis ojos se aguaban cada cinco minutos, pero ningún sonido salía de mí. Sólo la lentitud de mi respiración y el suave latido de mi corazón me recordaban que estaba viva.
Pero eso no era realmente estar viva.

-Oye… no me molesta hablarte todo el día y que no respondas a nada de lo que te digo, pero necesito saber qué te sucede, quizás no pueda ayudarte con tu problema, pero me preocupas y necesito saber que no puedo hacer nada por ti para darme por vencida de una vez- dijo naturalmente y palmeó mi pierna. Me sentí patética.

Sin embargo aprecié el gesto. Era la primera que no me decía ‘todo estará bien’. Todos los que me habían dicho eso me habían mentido. Nada, nada estaba bien. Todo era una mierda.

-Quiero salir de aquí, eso es todo- dije con la garganta seca. Era la primera vez que hablaba en dos días. Tosí un poco. – ¿Cuándo me darán el alta?

-Tienes que hacer la rehabilitación, ____________. Los estudios de la parálisis de tus piernas han revelado lo que pensábamos. El nervio espinal está dañado. Si aceptas hacerte una cirugía incluso deberían pasar semanas hasta que puedas salir de aquí.

-No, tiene que haber otra opción- dije en voz baja y negando con la cabeza. Mi Young comenzó a hablar pero yo la interrumpí con la voz quebrada. –Por favor- comencé casi llorando- necesito salir de aquí. El hombre que más he amado está a veinte malditos metros y no puedo acercarme a él por su estúpida prometida y yo…

Ella me detuvo en seco.

-Estaré haciendo una pasantía en Atlanta. 
La observé confundida.

-Es en la otra punta del mundo, pero el hospital es realmente bueno. Incluso mejor que éste. Con una orden del médico podrían transferirte allí. 

Lo medité durante unos cuantos minutos.
Ella continuó:

-Si lo que quieres es olvidarte de él, aquí no lo conseguirás. Sé por lo que estás pasando. De hecho yo he venido desde Busan buscando lo mismo.
La observé con nostalgia.

-¿Qué debo hacer para conseguir esa orden?



(…)



-¡No puedes irte de aquí!- lloriqueaba Eun Ji en mi hombro mientras yo acariciaba su cabellera rubia. –Por favor, ahora que te he recuperado, no quiero perderte. Alguien necesita cuidar de ti. Por favor.
Negué con la cabeza con una expresión triste.
Debía de tener la pinta más fantasmagórica en mi vida. Pálida, con ojeras, y el corazón roto.

-Necesito irme. No puedo quedarme aquí a presenciar como él… como continúa su vida sin recordarme.

-Sehun dijo que la amnesia de fuente no es para siempre, sólo está confundido- dijo ella para convencerme pero ni ella se la creía.

-Min Ju está cerca de él, Eunnie. Si hay algo que él no recuerda entonces ella lo disfrazará con sus malditas mentiras. Él no me recuerda específicamente a mí. Hemos discutido la noche del accidente y recuerdo haberle dicho que no me buscara más. Al parecer el destino le hará cumplir con mi pedido.

Ella me observó con tristeza en sus ojos azules. Desvié mi mirada. No quería llorar de nuevo. No hasta que estuviera sola.
-No te obligaré a alejarte de Sehun y pedirte que vengas conmigo. Pero vendré a visitarte, lo prometo- dije en voz baja pero ella me ignoró y continuó llorando.
Era una decisión tomada.

Ya había hablado con mi padre quién agraciadamente financiaría mi vuelo a Atlanta. 
Papá me había recordado que uno de los mejores amigos en mi infancia estaba viviendo allí, y podría quedarme con él. Se trataba de mi primo. Aún recordaba interminables tardes haciendo estupideces junto a él. Fue gran parte de mi vida hasta que sus padres abrieron una empresa en Georgia y tuvieron que mudarse.

No lo veía hace años, pero después de la breve y algo divertida llamada que habíamos tenido, sería lo mismo de siempre. Seguía siendo el mismo tonto que era en mi adolescencia.

La cirugía se llevaría a cabo en el hospital privado dónde trabajaría Mi Young, pero yo no tenía ilusiones en ello. El doctor había sido muy claro al no darme esperanzas de que la operación funcionara conmigo.
Traté de no pensar en ello, no quería asumir que no volvería a caminar nunca más, ni bailar, ni moverme por mí misma.

Sentía que mi vida estaba acabada, como si no existiera esa metafórica caja de sentimientos dentro de mí. Nada de lo que me decían me afectaba más de lo que ya estaba. 

No había vuelto a hablar con mamá, y tampoco estaba aquella tarde en el aeropuerto. 
Admito que me dolió.
Nuevamente me recordé su frágil temperamento y lo obstinada que solía ser. Esperaba realmente lograr arreglar aquel jodido desentendido en algún momento.

Me sentía observada mientras pasaba entre la gente en mi silla de ruedas, siendo arrastrada por Mi Young, con Eun Ji, Lay, Sehun y mi padre detrás nuestro.

Nos sentamos en una de las bancas esperando que anunciaran mi bendito vuelo. 
Yo volvía a estar muda. No tenía idea de qué decir y tampoco quería hablar.
La salida del hospital aquella mañana había sido bastante dolorosa. Recordaba con exactitud a Min Ju en la cafetería hablando animadamente con una mujer que le decía ‘Oh señora Xiao, me alegro de que su esposo esté bien.’ 

Señora Xiao.
¿Entienden cuándo digo que toda es una mierda?

Yixing estaba a mi lado y le pedí que se agachara para decirle algo al oído.

-Aún si logras verlo de nuevo, y estoy segura que lo harás, no le hables de mí.
Él me miró sorprendido, pero sólo se limitó a asentir. Besó mi mejilla y se puso de pie. 

Mi vuelo fue anunciado unos minutos después mientras ridículamente en mi interior proyectaba escenas de películas en las que el personaje llegaba al aeropuerto a tiempo e impedía que la chica se fuera. Él no me recordaba, no había a nadie que detener.

Abracé a mi padre y prometí llamarle cuando estuviera en la casa de mi primo.
Eun Ji volvió a llorar y me dio una alarmante amenaza de qué iría a visitarme de vez en cuando, y si yo no cumplía con mi promesa de llamarla muy seguido, volaría hasta Atlanta y me arrancaría los ojos. Con una risita seca, asentí hacia los ojos inquisidores de mi amiga.
Sehun y Lay me desearon buena suerte y uno por uno, besaron mi frente.
Mi Young me preguntó si estaba lista, y con un suspiro asentí.

Cuando estuve en el cómodo asiento de avión para discapacitados, sentí como la ansiedad se apoderaba de mí.
El avión comenzó su carrera por la pista antes de despegar, y dejar en Seúl mi corazón roto, mi orgullo herido y a aquel hermoso rubio sin recuerdos de mí.


(…) 



{Narra Luhan}


Aún no comprendo el por qué de sus acciones. Me hace sentir miserable y suicida, pero estoy feliz de que ella esté bien. 
Me había despertado con la sensación de que estaba perdiendo algo y así fue.

No habría despertado de saber que ella no estaría para mí. De haber sabido que no volvería a ver sus hermosos ojos y su bella sonrisa.
Cuando Min Ju se iba por un corto período en las noches, anhelaba con escaparme de aquella maldita habitación e ir por los pasillos, registrando habitación por habitación, sólo para asegurarme de que ella no estaba allí.

¿Cómo había podido dejarme? Después de todo lo que había sucedido, luego de todo lo que habíamos pasado juntos, ¿por qué se alejaba de mí?
Supongo que finalmente la harté. Recordaba fragmentos de la pelea que habíamos tenido la última noche juntos e incluso su rostro asustado antes del accidente.


Flashback

Fue como si sucediera todo en un segundo. Oí el impacto de mi coche contra algo y sentí el monstruoso golpe de nuestras extremidades. Inmediatamente fui arrastrado a un oscuro vacío por unos segundos. Y cuando desperté simplemente,… estaba rodeado de médicos que decían ‘¡despertó! ¡Ha despertado!’

Podía ver la silueta de Min Ju a mi lado, sonriéndome contenta y emocionada. Me pregunté qué diablos hacía allí.
Luego de una irritante rutina de control me dejaron sedado y molesto sobre la cama. Aún con mis últimos esfuerzos intenté preguntar:

-¿Qué haces aquí Min Ju?
Ella me miró y una lágrima rodó por su mejilla.

-He estado contigo desde hace dos semanas, bebé. He venido cada mañana y cada noche. Al fin despiertas.
Pensaba en rodar mis ojos pero el solo pestañeo ya me hacía doler la cabeza.
Me puse nervioso cuando las imágenes borrosas se proyectaron en mi cabeza.

-¿Qué sucede, amor?- preguntó Min Ju preocupada, observándome. De seguro la mueca de mi cara le alertó.

-¿Dónde está ____________, Min Ju?- dije alzando la voz desesperado. -¿Ella está bien?
Ella me miró por unos cuantos segundos y reprimí las lágrimas rogando al cielo que no le hubiera sucedido nada. Interpreté su silencio de mil maneras hasta que ella suspiró.

-Hace días le han dado el alta. Se fue, Luhan.

El alivio invadió mi cuerpo y suspiré tranquilo, sin analizar el resto de la oración. Cuando logré calmarme un poco, volví a preguntar:

-¿Puedes llamarla? Necesito verla.
Ella negó con la cabeza.

-Se fue- repitió y fruncí el ceño sintiendo las cejas pesadas. –He hablado con ella después del accidente. Me dijo… -ella pareció apenada- que yo tenía el camino libre contigo. Que te odiaba por haber arruinado su vida, y que el accidente fue tu culpa y… 
Mi expresión la detuvo y ladeé la cabeza.

La había perdido. Y ésta vez era definitivo.


Fin Flashback. 


Sequé las lágrimas de mis ojos, sintiéndome realmente un perdedor. Pero ella tenía razón, yo había sido un idiota. No me perdonaría nunca haber puesto su vida en peligro de esa manera. Hubiera hecho todo lo posible por protegerla incluso cuando nos estrellamos. Pero sabía que esa no era la verdadera razón. Había sido el imbécil que dejaba al amor de su vida por alguien que no valía la pena. Min Ju. Y pese a ello aceptaba cada muestra de afecto que ella me daba, intentando buscar consuelo, o simplemente porque no tenía la fuerza ni las ganas para negarme.

Ella era la única que había venido a verme.
Al parecer ni Yixing, ni Sehun, ni nadie había llamado preguntando por mí. Pero honestamente no importaba.


La única persona que había querido ver al despertar… me había dejado y no podía recriminárselo.
No sé como viviría sin mi preciosa e irónicamente adorable stripper.

I Don't Careᴇ - EXO - [Luhan y Tu] - [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora