6: desear con el alma y cuerpo.

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Actualización! disfruten este capítulo yyyy buena lectura! ♥

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  Yoongi lanzó el pequeño pez por sobre su hombro, y saltó hacia adelante para unirse a Jimin en la profundidad del río. No sabía si había sido demasiado precipitado al lanzarse al agua de esa manera, pero un instinto de protección que no sabía que tenía le incitó a arriesgarse lo mínimo que podía ofrecerle al castaño: su ayuda.

El pelinegro abrió los ojos bajo el agua y viendo la borrosa imagen de Jimin, estiró su mano para coger la suya y jaló de él hacia arriba. Los dos emergieron anhelando aire que llenara sus pulmones, respirando agitadamente.

—¿Estás bien? —preguntó Yoongi atrayendo a Jimin más cerca mientras él tosía por haber respirado agua a través de la nariz, pero una sonrisa divertida curvaba las comisuras de sus labios.

—Sí... —respondió, mas siguió tosiendo mientras sus puños se cerraban en torno a la camisa que cubría los hombros de Yoongi, quien sonrió ante aquel agarre. Jimin cerró los ojos un instante mientras sacudía su cabeza y salpicaba a Yoongi con gotas de agua provocando que la sonrisa de Yoongi se ampliara y su visión quedara reducida al rostro de Jimin, tan... hermoso mientras las gotas de agua brillaban sobre su piel debido al sol.

El pelinegro pasó un brazo por la cintura de Jimin, lo apegó a su cuerpo para bracear con el otro, y de ese modo acercarse al bote que había quedado meciéndose tranquilamente sobre el agua. Bastaron unos cuantos movimientos de su brazo y piernas y pudo sostenerse del borde del bote con una mano, mientras que con la otra seguía sujetando a Jimin.

Por un momento, el tiempo se detuvo para los dos cuando sus miradas se encontraron con algo más que sólo diversión pintándose en ellas. El agarre de Jimin que antes no había tenido ninguna clase de segundo significado más que el de sostenerse, ahora parecía demasiado íntimo, demasiado cercano. Sus torsos casi se rozaban y sus piernas se arremolinaban juntas intentando mantenerse a flote. Y luego estaba el brazo de Yoongi rodeando la cintura del pelicastaño, no cediendo ni un ápice, apresándolo ahora con algo más que sólo la intención de ayudarlo.

Jimin movió una de sus manos para desordenar el cabello de Yoongi, pero ya no había diversión en sus actos. Por alguna razón los ojos de ambos se habían nublado a causa de la prohibida y atrayente sensación de tenerse el uno en los brazos del otro. Algo que había comenzado de forma accidental, se había transformado hasta el punto en que cada parte de sus cuerpos estaba tocándose bajo el agua.

—Yoongi... —Jimin quiso decir algo.

—Sshh... —musitó Yoongi bajando su tono de voz hasta reducirlo a sólo una vibración de sus labios. Y luego susurró—: No digas nada.

Jimin contuvo el aliento mientras el rostro de Yoongi se inclinaba más cerca de él. El castaño pudo ver su reflejo en los ojos marrones casi negros del pelinegro, pero luego, sus ojos se desviaron hacia esos labios que estaban tan... tan cerca. Quería probarlos.

Y Yoongi por supuesto se lo permitió.

El pelinegro acabó con la tortuosa distancia que lo separaba de aquellos finos y sedosos labios que en cuanto los rozó, sintió un hormigueo nacer en ese sutil contacto y viajar a través de su columna vertebral, alojándose bajo su piel, dentro de sus huesos, incrustándose en lo profundo de su ser. Yoongi ejerció un poco más de presión con su boca, arrancando un sutil gemido de los labios de Jimin, y él bebió de aquel sonido que menguó en su boca.

Se sentía tan bien estar así, que sólo quería quedarse allí, probando el sabor de unos labios que aunque estaban prohibidos, sabían a gloria. No quería dejar de probarlos, de sentirlos. Y como si Jimin hubiese estado oyendo sus pensamientos, separó sus labios en una clara invitación que Yoongi no dudó en aceptar con hambre y una pasión que se desbordaba por cada poro de su piel.

Girasoles || YoonminWhere stories live. Discover now