Capítulo 4: Parte I Mi amigo imaginario (Parte 2)

Magsimula sa umpisa
                                    

Justo en ese momento entró Itward por la puerta diciendo:

- ¡Fran! ¡Conseguí arreglármelas para reparar el piloto automático! ¿Necesitas ayuda?

- ¡Creo que yo también me las arreglé bastante bien! ¡Hice todo lo que me pidió! – Respondí contenta.

- ¡Muy bien, Fran! ¡Todo parece funcionar perfectamente!

- ¡Sí! ¡Todo se ve genial! ¿Qué deberíamos hacer ahora, señor?

- Bueno... quería preguntarte... ¿Te dan miedo los conejos? Hay un conejito en una de las estaciones... Y a mí... ¡A mí me da muchísimo miedo! ¿Me ayudas a deshacerme de él?

- ¿Un conejo? ¡Creo que eso depende del conejo, señor! – Dije seriamente. – Con todo lo que he visto... ¡no puedo imaginar solo un tipo de conejo! ¿Es un conejo de chocolate? ¿O uno con cuernos y ojos asesinos?

- ¡Tendrás que verlo por ti misma! ¡Tiene una nariz rosa y unas botas azules! ¡Solo está ahí sentado! Ni pestañea, ni se mueve. ¡Se queda mirándote todo el tiempo!

- ¡Suena terrorífico, señor! Pero enséñemelo. ¡Así lo conoceré mejor!

- ¡Qué valiente eres, querida! ¡Sígueme!

Salimos de la habitación para ir por unas cuantas más allá... el lugar era bastante amplio. Cuando entramos a la habitación donde se encontraba el supuesto conejo, me llevé una sorpresa.

- ¡Ahí! ¿Lo ves? Solo está... ¡ahí sentado! ¿No es un comportamiento muy raro? – Dijo con una expresión asustadiza.

- ¡Por lo que veo, es solo un juguete, señor! ¡No se va a mover!

- ¿Podrías por favor entrar en contacto con él? ¡No me atrevo a tocarlo!

- ¡Vale, señor! ¡Cogeré el conejo para mostrarle que no hay nada que temer!

Me acerqué al conejo y luego dije:

- ¿Lo ve? ¡Solo es un conejito esponjoso! ¡Nada que temer!

- ¡Oh! ¡Tienes razón, Fran! ¡No hay nada de lo que asustarse! – Dijo ahora más relajado.

Pero sin darme cuenta, se agachó tomando a Sr. Medianoche y llevándoselo rápidamente, dejándome sola ahí...

- ¿Qué? ¡No se vaya! ¿Sr. Medianoche? ¡Esto no es divertido! – Me acerqué a la puerta gritando. - ¡Sr. Medianoche! ¡Di algo! ¡Por favor, no me aleje de mi gatito otra vez!

Había una especie de ascensor con un botón en la pared, me puse encima para apretarlo, y entonces una mano mecánica que estaba más allá presionó otro botón haciendo que de la mesa se abriera una pequeña compuerta entregándome una pila.

Bajo aquella mano mecánica había una clase de puerta atornillada, por lo que cogí una llave inglesa que se encontraba en el mesón y comencé a desatornillarla.

Dentro de eso había una clase de ventilador y un espacio en el que coloqué la pila y este comenzó a funcionar. Más allá había una rueda la cual giré y la mano mecánica bajó a la altura de otro botón. Antes de presionar nuevamente el botón, decidí tomar una píldora para ver qué apariencia tomaría el lugar bajo su efecto. Entonces en la habitación apareció un gran conejo mecánico con botas azules.

También había varias tarjetas esparcidas por el lugar con números en ella. El gran conejo estaba tapando una de ellas, por lo que le di una zanahoria que tomé de una caja, haciendo que se agachase y entonces por ver el número. Por el momento solo decidí presionar aquel botón el cual me subió hasta la parte de arriba de la máquina.

Fran BowTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon