Capítulo 17

244 18 3
                                    

Andreas

El tiempo se pasó volando. Hablamos de todo, pero en especial del campamento. Le conté de la cabaña, de lo de quemar la comida, el muro para escalar con lava, el entrenamiento… un instante nos quedamos callados aún sentados en el tronco donde me había quedado esperándola, mirando al frente.

-¿No te parece raro? –preguntó con expresión pensativa sin voltear a mirarme.

-¿Qué?

Giré para verla directamente.

-Los dioses, que sean reales… ¿Acaso no dudas? ¿Cómo te lo creíste tan rápido?

Me regresé a mi posición anterior.

-No sé… tenía sentido supongo… Claro que dudé, pero ya había visto…. Había visto a los monstruos, a sátiros, incluso un centauro y a ti –volteé mi cabeza hacia ella.

Sonrió. Era tan bella… la conocía hacía tan poco pero me parecía la chica/ dríade/ árbol más linda que había conocido. Y era tierna y divertida… (¿Por qué demonios estaba pensando eso?)

-Ven –me dijo de pronto.

-¿A dónde vamos?

-Ven.

Ya se había parado y avanzado unos metros y me hizo señas con la mano. Tenía una tímida sonrisa asomando en los labios. Me levanté sonriendo y la seguí.

Caminamos entre los árboles hasta un claro con una pequeña laguna. El agua resplandecía por el sol que iluminaba también las flores y árboles a nuestro alrededor. Era increíble. Por un instante sentí unas extrañas de escribir… en versos…

-Nadie en el campamento sabe de este sitio así que te quedas calladito ¿ok? –me advirtió –solo lo sabemos las dríades y sátiros.

-Te lo prometo –sonreí.

Caminamos alrededor del laguito conversando.

-¿Por qué me trajiste? –pregunté de pronto.

-No se… me gustó mucho este sitio cuando Enebro me lo enseño y quise compartirlo contigo – se encogió de hombros.

-Gracias –susurré.

Nos quedamos ahí un rato dando vueltas y finalmente nos sentamos al borde del lago. Me quité las zapatillas y metí los pies al agua. Ella hizo lo mismo, la diferencia es que ella ya estaba descalza. Empezó a trenzarse el pelo distraída. Me quedé mirándola absorto. En pocos minutos su hermoso pelo estaba recogido en una trenza. Nos quedamos en silencio. No era incómodo, pero no me gustaba el silencio y quería romperlo pero no sabía que decir.

-¡Andreas! ¿Dónde estás? –oí a lo lejos los gritos de ¿Michael?

Nos paramos de un salto. Me puse los zapatos como pude y nos alejamos rápidamente del lago.

-¡Andreas!

Corrí solo hacia la voz, Aure se esfumó. Michael, ahora estaba seguro de que era él, sonaba muy preocupado.

-¡Acá estoy! –grité.

Oí un suspiro de alivio. Casi al instante me encontré con Michael, Annabeth y Alex.

-¡No te desaparezcas así! –me reprochó Michael aunque logré notar que no estaba molesto sino que había estado preocupado.

Alex no dijo nada. Bajó su arco y guardó la flecha en el carcaj. Sonrió. Annabeth me mirada como intentando descifrarme.

-¿Por qué viniste solo al bosque? –me dijo.

-Yo… estem… yo vine…

-Porque yo se lo pedí –me interrumpió alguien.

Volteé y vi a Grover trotando hacia nosotros. Nadie pareció creerle.

-Grover –Annabeth le lanzó una mirada.

-Vine porque… tuve tiempo libre. Y me gusta el bosque. Necesitaba pensar y estar solo. Después de todo lo que ha pasado y la batalla… y claro que no pasé por el puño de Ze –se me cortó la voz al recordar a todos los chicos que vi morir.

Cerré los ojos fuertemente unos instantes y se me hizo un nudo en la garganta.

-Está bien –me dijo Michael –te entendemos.

-Siempre es difícil –lo apoyó Annabeth –nunca te acostumbrarás del todo pero aprenderás a superarlo. Cada vez te será más fácil aceptarlo.

Alex seguía sin decir nada. En mi intento de no decir la verdad me hice daño… genial. Recordar a los muertos me deprimió. Grover carraspeó para romper el silencio y me sacó de mis pensamientos. Mientras regresábamos al campamento lo detuve unos instantes para agradecerle el intento de ayuda.

-¿A que las dríades son asombrosas? –fue lo único que me dijo pero me sacó una sonrisa.

nota de la autora:

enserio lamento tanto no haber podido publicar!!! perdonenme, he tenido problemas con Wattpad. espero que no se hayan olvidado de Aure

AureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora