Capítulo 10

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El viento sopla con fuerza, haciendo sonrojar mis mejillas hasta con el ínfimo roce.

Olvido todo lo que me rodea y me concentro en los dos jóvenes que tengo frente mío. Ninguno me responde y ya me está hartando.

— ¿Qué es lo que les pasa a ustedes dos? —gruño.

Stephane me mira y se acerca a mí, hasta quedar a centímetros.

—Michelle, no vayas con el. —vuelve a insistir.

Respiro con pesadez, me cruzo de brazos y lo miro directamente a sus ojos azules.

— ¿Ir dónde?

—Junto a los nuestros —tercia Anthony acercándose a nosotros.

Los nuestros...

Lo miro aun sin comprender, nadie me explica nada.

— ¿Quiénes? Anthony, no entiendo nada.

—Si vienes conmigo lo comprenderás todo, lo prometo.

Doy media vuelta y me alejo de ellos, siento sus miradas en mi nuca y pienso que nunca antes me había sentido mas confundida.

—No lo sé, no lo sé —susurro y vuelvo a sentarme en la roca donde minutos antes Anthony me había besado.

Mi cabeza esta hecha un lio, no comprendo nada, y claro que quiero descubrir la verdad tras este misterio.

Un instinto naciente en mí interior me alienta a que vaya con Anthony, que conozca a esas personas semejantes a mí, porque esa experiencia me dejara en paz con el mundo.

Pero, siempre existe un pero...

Mi corazón siempre será guiado hacía Stephane, siempre creerá más en sus palabras acarameladas, que en el instinto que corre por mis venas.

Esto no puede ser más confuso.

— ¿Te llevo a casa?

Miro a mis espaldas y observo a Stephane, luego a Anthony quien me observa con suplica en sus ojos.

Debo pensarlo.

—Está bien —respondo.

Me levanto de la roca y me acerco a Stephane.

—Ah, Anthony —dice Stephane —Te debo una paliza por besar a mi novia.

Luego se mete entre los arboles.

Me despido de Anthony y sigo a Stephane.

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Mi cabeza dolía de tanto pensar, y decidí no hacerlo mas.

Cerré los ojos e intente concentrarme en conciliar el sueño, pero no lo consigo.

 Prendo mi teléfono y achico los ojos cuando la luz ilumina mi rostro, miro la hora y marca las 01:30 am.

Me muevo de un lado a otro y aun así no me encuentro cómoda.

Siento una vibración, toma las mantas hasta llegar a mi teléfono, un mensaje nuevo.

"Mira tu ventana"

Frunzo el seño y me resigno a hacerle caso a un mensaje de un número desconocido.

El piso se siente frio bajo mis pies mientras camino a la ventana, aparto las cortinas blancas y miro hacia la calle.  

Un chico esta recargado por su motocicleta, alza la vista y mis sospechas se afirman.

Anthony me observa desde abajo, le hago señas con las manos para que aguardase. Giro sobre mis pies y salgo de la habitación, bajo las escaleras sin hacer mucho ruido y salgo de la casa.

Alma Guerrera EN REVISIÓN Y EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora