Todo pensamiento giraba a su encuentro con la persona de blanco, del movimiento de sus labios como si supiera que el sería capaz de interpretarlos.

Se despidió de sus amigos, cuando daba la vuelta Vincent se quedó viéndolo partir por una avenida en medio de las luces fatuas que intimidaban a la oscuridad, Naru reaccionó al sentir la mirada de la amble persona que conoció este hizo una marcada reverencia como la que usaban los antiguos caballeros al despedirse. La mano del tímido coordinador se extendió como señal de despedida, la capa se perdió entre personas que regresaban de su jornada laboral.

Abbie también dirigió un último vistazo a Naru, su figura esbelta carente de musculatura le daba la idea de ver a una chica a la luz de la luna pero sus ojos había un sentimiento fiero que despertaba su curiosidad.

Al mismo tiempo.

El péndulo que marcaba el inicio del juego se movía lento y pesado como el que se hallaba frente a la mirada perdida de una niña, en el último piso del gran hotel.

Una figura danzante amarilla tomaba de la mano a una niña de apenas 10 años y la dirigía a la ventana. Subió hasta el marco de la ventana en donde la mano de garras afiladas le daba un empujón para terminar el trabajo, su cuerpo de 10 años fue golpeado por el viento de la caída de veinte pisos, sin embargo, lo único que tocó el suelo fue una pulsera comprada en los puestos del mini torneo de la calle comercial.

Esa noche otro infante desaparecía de su hogar, lo único que quedaba era un penetrante olor a bayas que se impregnaba en el lugar, todo desaparecía en la oscuridad y lo único que resaltaba era una deforme cara reflejada en el cristal.

Los fuegos artificiales que anunciaban el inicio del primer concurso de la región Kanto estallaron en lo alto de la zona urbana, los impactos causaban que parvadas de diferentes especies voladoras salieran asustadas.

Un domo gigante con arreglos de diferentes colores se encontraba imponente en medio de la ciudad, contaba con tres entradas diferentes; en la principal llegaban las personas de la audiencia con globos, productos y comida, la entrada trasera era para las personas del staff que ayudaban al evento y los empleados del edificio en general, y por último la entrada VIP en donde en este caso arribaban las personas del espectáculo, jueces y personas del cosmos político de la región.

En la entrada para empleados cierta chica había obtenido un trabajo como ayudante general, por motivo de la negativa de los organizadores de darle su premio por no haber ganado esa última batalla doble, Hilda acomodó su gorra y se dispuso a llevar los materiales que pedían los encargados del departamento administrativo.

Fuera de la entrada privada, un grupo de personas eran desarmadas de sus instrumentos de trabajo; cámaras y grabadoras de audio, solo dejaban pasar a los encomendados de las grandes televisoras y medios de la red de gran tamaño. Robert era sacado a patadas por el seguridad del domo, el hombre gigante amenazó a su nuevo costal de golpes, los labios anchos y cara roja del hombre ya en edad madura imponían respeto y miedo, además de su corto cabello militar, lo hacía ver más grande que un pangoro.

La seguridad era importante ya que algunos políticos y empresarios de mediana importancia iban para vigilar la inversión de los peces grandes. Pero sobre todo se decía a voces bajas que ciertos invitados tenían nexos extraños con cierta mafia en la región.

Con la ayuda del jefe de conserjes, viejo amigo de Abbie, la coló en el sitio con ayuda de algunos miembros del staff.

Por su parte, Naru se encontraba paralizado en las entradas de los vestidores, sus manos y piernas aun temblaban desde la noche anterior tenía demasiadas cosas en la cabeza.

Pokémon: Sweet and Bitter StepsМесто, где живут истории. Откройте их для себя