Protego totalum ― murmuró mientras de su varita salía una neblina blanquecina que envolvió la maleta. Ahora nada podría salir de allí por un buen rato. A pesar de su experiencia con criaturas mágicas, el despistado de Newt a veces olvidaba la existencia de esos encantamientos pero la verdad también era que confiaba demasiado en ellos. Como si fueran sus hijos y pudiera enseñarles a comportarse.

Suspirando, se volvió a sentar en la silla que estaba junto a la cama. También había allí un pequeño escritorio con un tintero y una pluma. Ya que estaba, pensó aprovechar el tiempo para responder algunas de las cartas que le habían llegado esa misma mañana y que aún no había leído. La primera era del señor Augustus Worme, quien lo había contratado para escribir su libro.

"Estimado Señor Scamander

Pues el tema de mi carta es simple y conciso. Quisiera leer sobre su progreso, pero no me mande cursilerías ni nada por el estilo. Sólo mándeme lo que tiene y si quiere hacerme algún comentario, pues mándelo también.

Augustus Worme

Posdata: Me enteré de la joven Tánica está saliendo con su hermano, señor Scamander. Le repito que si ella sale con el corazón roto, me encargaré de hacerlos sufrir a ambos. Recuerde, ella es como mi hija."

La posdata era algo que sinceramente asustaba a Newt. El señor Worme podía ser una persona muy rara de vez en cuando. Tratando de no irse por las ramas, tomó una hoja de pergamino y escribió una respuesta.

"Estimado señor Worme

En los últimos meses que he estado de vacaciones, he podido visitar toda Europa. La próxima vez que realice viajes me iré a Asia.

Adjunto borradores y otros papeles importantes con la carta.

Newt Scamander

Posdata: No se preocupe por Tánica, señor. Si mi hermano la llegara a lastimar, ella misma se encargaría de hacerlo sufrir."

La segunda carta que leyó era de Tánica.

"Querido Newt

Hace meses que no te veo la cara, idiota. Creí que aunque estuvieras de vacaciones me vendrías a visitar aunque sea una vez. Tengo cosas que contarte.

Una de ellas tiene que ver con mi nuevo negocio. Siempre me gustaron las pociones, eso ya lo sabías. El punto es que con el dinero de mi padre y la ayuda de Theseus conseguí un local en el Callejón Diagon y ahora vendo artículos para pociones, ya sea ingredientes, calderos, balanzas, esas cosas. La verdad que el dinero no es una de mis preocupaciones más importantes, pero va bien la cosa. También fabrico las pociones y las vendo. Ahí es donde entra la ayuda de Theseus, no cualquiera puede vender pociones así como así, tuvimos que pedir un permiso del Ministerio. Ya sabes, el permiso regular para no meternos en problemas. Tu hermano fue mi testigo en la aplicación para el permiso. Teníamos miedo de que no me lo dieran por el puñetazo que le di a Raim Daio en la cara antes de que te fueras de vacaciones, pero por suerte no pasó.

Hablando de ese idiota, Theseus dice que Daio se tomó una licencia y que no está yendo al Ministerio últimamente. Quizás no le gustó que lo golpeara una niña, no lo sé.

En fin, más te vale que te pases a visitarme un día de estos o me enojaré en serio.

Cuídate, por dónde sea que estés

Tánica"

A Newt no le sorprendía que Tánica se hubiera puesto un negocio, sabía que ella siempre había tenido una cierta pasión por las pociones. La misma que él tenía por las criaturas mágicas. Otra cosa que no le sorprendió fue la noticia de que Raim Daio estaba de licencia. Luego de que Tánica lo golpeara, su orgullo quedó dañado frente a todos y esa misma noche, el hombre se había emborrachado y le había confiado a Newt todos los problemas de su decadente matrimonio. A veces, él volvía a recordar la imagen de Leta Lestrange pegándole un cachetazo a su marido, con la misma mirada fría y analizadora que él recordaba de ella. Suspiró, algo intranquilo y contestó.

Crónicas de un Magizoólogo - Libro I (Trilogía Orígenes)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu