VI

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la apuesta

~ al día siguiente ~

- escuché que bulma te dió una palisa ayer sakakibara - dijo una chica alta de cabello azul.

- vaya que lo haces sonar doloroso launch - respondió el mencionado sintiéndose ofendido.

- si que eres ruidoso - la pequeña ojiazul le tapó la boca a su maestro.

- oye no hagas eso - quitó la mano de la menor.

- hey quiero hacer una misión - pidió con los brazos cruzados.

- ¿misión? - se preguntó a sí mismo.

- si, lo que tu haces - lo señaló mientras lo miraba.

- quieres.. cazar hayakashis ¿no, es así? - pregunto algo serio.

- si, estar aqui es aburrido - hizo un puchero.

- ¿cómo puedes decir eso? es un lugar de paz no un centro de diversiones - dijo de nuevo ofendido.

- pues.. sería mejor si lo fuera - soltó aburrida.

- ay.. que mala eres, bueno hay una tormenta cerca de aquí veamos si puedes contra eso pues la tormenta es grande - reto a la menor.

- ¿quieres apostar? - lo miró desafiante.

- bien, 100 yens a que no puedes - estiró su mano.

- bien, entonces tu me darás 200 yens si lo derroto - estrechó su mano.

- ¡a darle vamos! - ambos salieron del templo rumbo a la tormenta.

- vaya no es tan aterrador como el último, será fácil - trono sus dedos.

- aquí te espero - se sentó en el suelo a observar.

- aaw sabes que ganaré, bueno kobachin - el chico se desvaneció y apareció la espada en la mano de la ojiazul.- ¡Aquí voy!

(...)

bulma hecho a correr hacia el hayakashi mientras esté le lanzaba fuertes golpes que ella se limitó a esquivar cuando estuvo cerca de la bestia dió un salto y termino en la espalda de este aguantando con fuerza la espada para que no se le soltará, busco un punto exacto y se preparó para atacar.

- tú que profanas esta ciudad con tu inmensa maldad yo la diosa bulma te destierro y libero al mundo de tu pecado - dicho esto corto la cabeza haciendo que este explote y usando su peso logró caer de pie.

- no que no, mis 200 yens por favor - dijo burlona.

- n..no..pu.puedo creerlo - se encontraba en estado de shock.

- no es la gran cosa - respondió algo fastidiada.

- ah.. ten tus 200 yens - suspiro derrotado.

- ¿Quieres ir por un helado? - tomo el dinero y le sonrió.

- eh?, Claro vamos - respondió el mayor y se puso de pie.

- sensei - lo tomo de la mano.

- ¿si? Pequeña - también tomo la mano de la ojiazul y entrelazaron sus dedos.

- eres como un padre para mí - dijo en un tono alegré.

- y tú eres como una hija para mí - le sonrió con ternura.

- ya llegamos - ambos fueron y compraron sus helados.

- el de chocolate es el mejor - decía el mayor disfrutando de su helado.

- te equivocas el de fresa es mejor - respondió retadora.

- ambos son buenos, oye conozco un lugar que te gustará - se levantó y tomó la mano de la menor.

- ¿Dónde? ¿Esta lejos? - pregunto dejándose adueñar por la curiosidad.

- no, es cerca - caminaron un poco.

- bien - miró a todos lados hasta que se detuvieron.

- ¿ves esa banca? solía venir aqui cuando era un niño tiene una hermosa vista hacia el atardecer - señaló una hermosa banqueta para dos.

- se ve hermoso el atardecer - caminaron hacia la banqueta.

- si, es cierto - respondió sonriente.

(...)

Ambos se sentaron en la banca a observar como el sol caía, el ambiente era tranquilo mientras un silencio agradable los acompañaba el cielo estaba adornado de un hermoso color naranja brillante, pero dicen que "cuando el sol cae los monstruos salen", todo estaba tranquilo se escuchaba el sonido de los grillos era muy tranquilizador pero de pronto todo se volvió oscuro alertando a ambos dioses.

algo anda mal..

Continuará...

Continuará

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La Leyenda de la Diosa de la GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora