Capítulo 19: Pre-Noche Buena

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Steelers

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Steelers. Los Steelers de Pittsburgh. Ése es el equipo favorito de Brad.

Ya nos vamos acercando al centro comercial, mientras tengo a mi lado a Jesse quien me sigue maldiciendo por hacer hecho eso hacia su ahora, amor platónico Michael.

—¿En serio vas a seguir así? —ruedo mis ojos con diversión. Jesse se me queda viendo.

—¿Tú qué crees? Ahora Michael me etiquetará de loca, todo gracias a ti.

—De nada, de nada —me encojo de hombros sin quitar la sonrisa de mi rostro.

—No fue un agradecimiento —entrecierra sus ojos.

Llegamos al centro comercial, donde se puede sentir el aire acondicionado por todo el lugar. Es el centro comercial probablemente más grande de este lugar. Aquí podré encontrar fácilmente el regalo perfecto para Brad.

En primer lugar, me voy a la tienda de deportes.

—¿Qué será bueno llevarle? —me pongo pensativa mirando la estantería de playeras.

—Podrías llevarle una Jersey del equipo —responde Jesse con facilidad.

Le hago caso y rebusco entre las playeras el logotipo del equipo al que Brad le gusta. Me es fácil hacerlo, ya que gracias a Dylan, conozco un poco sobre el tema. Y gracias a papá conozco de básquetbol.

—¡Bingo! —toma entre mis manos la gran Jersey del equipo es color negro—. Ahora sólo falta saber qué talla es la adecuada para Brad.

Las dos rebuscamos entre las playeras, la talla de Brad. Nos acercamos un poco más por la talla mediana.

—¿Le quedará? —pongo la playera encima mío.

—Que más da —se encoge de hombros Jesse—, la usan sólo cuando está el Súper Tazón. Además, a ellos les gusta suelta, tampoco es como que la vayan a usar en un cumpleaños —asiento dándole la razón.

—Bueno, entonces será... ¡noventa y nueve dólares! —me quiero desmayar pero Jesse como buena amiga me sostiene—. Amiga, me va a dar un paro cardiaco.

—Calma, ¿tienes el dinero? —hago una mueca asintiendo—. Ya está, págala y vámonos de aquí —me extiende mi alcancía de cerdito morado.

Le saco el tapón que tiene por debajo mi cerdito alcancía y saco todo el dinero que hay dentro. Como es pequeño, cabe perfectamente dentro de la bolsa que trae consigo Jesse, por lo que termina guardándola.

—Creo que ahí ajustas cinco playeras más —señala mis dólares.

Es verdad, mamá nunca deja de darnos Domingo, aunque nos lo dé el Miércoles, y como papá trabaja, no sabe que mamá nos da dinero, por lo que termina dándonos él también.

Pago la jersey sin soltar el dinero de mi mano. El cajero jala poco a poco los billetes pero sigo sin soltarlos.

—Vamos Amber —me susurra Jesse—, suelta el dinero cariño —me soba mi cabello y por fin suelto el dinero de mi mano—. Discúlpela, a veces le dan ataques de Tacañismo.

Primos en casa [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora