Un giro inesperado

Capitulo 6.

Cap. 6(Mi madre)

No volví a casa de mis padres. Todos los días mi padre me llamaba para preguntar cómo estaba y si volvía a la casa. Pero yo siempre inventaba una excusa para no volver. Ya tenía siete meses de embarazo y cada día me preguntaba a quien se parecería la bebe. Si, era una niña y aun no sabía que nombre ponerle, quizás Carla o Vanessa. No había vuelto a ver a mi madre, solo a mi padre que venía a visitarme a menudo para ver cómo iba mi embarazo y al parecer aún no se había enterado de la infidelidad de mi madre. Carlos aún no salía de mi mente, a veces me sentaba en mi cama a ver el mural que hizo, recordaba cuando me pidió matrimonio, nuestro primer beso y cada día que pasamos juntos. Seis meses habían pasado desde su muerte y aun no lo olvidaba. Había comenzado a escribir una nueva novela, cuando comencé a leer los primeros capítulos que había escrito, me di cuenta de que había escrito parte de mi historia con Carlos y no sé si eso me hacía bien.

Recibí una llamada telefónica, observe mi teléfono y era mi padre.

-Hola

-Eli, tienes que venir al hospital rápido.

Estas palabras me asustaron mucho.

-¿Que ocurre papá?

-Es tu madre, solo ven lo más pronto posible por favor.

Diciendo esto corto la llamada. Me puse muy nerviosa, tome las llaves de mi auto y salí en dirección al hospital.

Entre al hospital y me encontré a mi padre muy nervioso en la sala de espera.

-¿Que ocurre papá? ¿Ella está bien?- pregunte refiriéndome a mi madre.

-No sé, no me han dicho que le pasa, la traje aquí porque estábamos conversando, se desmayó y no despertaba. Elisa tengo miedo por ella.

Observe a mi padre durante unos segundos, sin decir nada. En sus ojos se podía observar el miedo, miedo de perder a la mujer que amaba. Por mi mente pasaban muchas cosas. No podría soportar si mi madre llegara a tener algo, no podía perderla a ella también, no podía.

-Estará bien papá, ya verás-dije intentando tranquilizarlo

Mientras decía esto, el Doctor Ramírez salió a hablar con nosotros.

-La señora Marisa, se desmayó debido a que le bajo el azúcar, su diabetes ha ido empeorando mucho, debe de tener más cuidado de ahora en adelante.

El doctor dijo esas palabras las cuales me tranquilizaron mucho. Estaba claro que tenía que cuidar a mi madre de ahora en adelante, la diabetes era algo muy peligroso y si mi madre se descuidaba, podía ocurrir algo mucho peor que desmayarse.

-Pues, ¿ya está fuera de peligro?-pregunte mucho más tranquila

-si, pero tiene que cuidarse mucho mas de ahora en adelante- diciendo esto el doctor se retiró.

Voltee a mirar a mi padre y este estaba aún nervioso pero mucho más tranquilo. Entre al cuarto en el que mi madre se encontraba.

-¿Te sientes mejor?-pregunte mientras entraba en el cuarto.

-¡Elisa! Por fin te veo mi niña, ven y dame un abrazo.

Salí corriendo a llorar en sus brazos como si fuera una niña pequeña. No sé por qué hice eso, quizás el susto que pase o que la extrañaba mucho. Ella lo más calmada solo me susurraba en el oído.

-Ya mi niña, estaré bien, ya verás.

Me separe de sus brazos para secar mis lágrimas.

-Wow, déjame ver esa bariga-dijo mientras me observaba-¿Cómo está mi nieta hermosa? -preguntaba mientras acariciaba mi bariga.

-Aún no sé qué nombre ponerle.

-¿Qué tal si la llamas, Vanessa?-dijo con una gran sonrisa.

-Estaba pensando en ponerle ese mismo nombre-dije devolviéndole la sonrisa.

-Pues Vanessa será su nombre.

Mi padre entro a la habitación, más calmado.

-Me encanta tener a las dos mujeres que más amo, juntas-dijo con una gran sonrisa.

**

Volví a la casa de mis padres, mi madre necesitaba alguien que cuidara de ella. Ya me estaba costando pararme del sofá y me estaba comenzando a doler la espalda. Mi bariga crecía más y más, cada día. Cada día cuidaba más de mi madre, vigilaba todo lo que comía y le daba sus medicinas.