Capítulo II

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«Quiero escuchar tu voz cantando en un mundo mejor.»

— Es muy probable que no pueda venir a verte durante los próximos meses. Me van a reasignar una nueva misión, Yuri.

Y ahora cómo carajos era que Yuri podría lidiar con el día a día en el Ice Castle si ese idiota no le había dejado ni una fecha tentativa para su siguiente visita. Tan solo transcurrieron tres días y el más joven de los chaperos que Yuuri Katsuki regentaba se hallaba prácticamente trepando por las paredes. En esta ocasión parecía que nada podría distraerlo de su faceta de malestar y rabietas continuadas.

La verdad era que las personas con las que convivía no le fastidiaban del todo, los clientes no eran realmente desagradables y pagaban bien por sus servicios, rara era la ocasión en que se les pasaba la mano con la agresividad en el acto, quizás por su apariencia más delicada que la del omega promedio pero tendían más a ser cuidadosos y hasta cariñosos con él. Sin embargo... No podía negar que Otabek era su maldito respiro en medio de la miseria en la que se había convertido su existencia desde hacía tres años. Esta era la primera vez que no podría contar con él en a saber cuánto tiempo y no tenía ni idea de cómo afrontar esto.

— Ahora veo por qué tenía tanta urgencia de entrar aquí a verme a pesar de que las calles estaban siendo un caos con lo del último asesinato, venía a darme la despedida... — decía más para sí mismo que para Yuuko que terminaba de cambiar las cortinas de las ventanas de esa habitación que el rubio compartía con otras cuatro personas. — ¡Ni siquiera tuvimos sexo!

Yuuko no pudo contener una risilla mientras tomaba asiento en el catre que le correspondía a Minami, ese que quedaba justo al lado del de Yuri, quien recostado boca abajo hacía como que comenzaría a leer su viejo libro, pero en realidad no lograba más que pasar página tras página al azar.

—Deberías sentirte halagado, Yuri. - acotó Yuuko, recogiéndose un mechón de castaño cabello detrás de la oreja para luego apoyar los codos sobre sus muslos y el rostro entre sus manos. A Yuri le desagradaba esa sonrisa divertida que le dedicaba.

— ¿Por qué debería?

Las miradas de ambos se encontraron y el joven muchacho acabó cerrando el libro para utilizarlo de apoyo para sus antebrazos.

— No todos en este lugar pueden ufanarse de que los clientes paguen la cantidad de dinero que pagan por ti. — la chica guardó silencio un par de segundos, como pensandose si sería buena idea agregar lo siguiente. — Mucho menos pueden presumir de que paguen esas cantidades y no quieran obtener de ti más que tu compañía sin sexo de por medio. Sabes bien que el joven Altin da dinero a Yuuri aún cuando este insiste en rechazarlo si no va a tener intimidad contigo.

Yuri frunció las cejas con suavidad y las comisuras de sus labios se curvaron hacia arriba casi de manera imperceptible. No le daría a Yuuko el lujo de pensar que sus palabras le habían acelerado el corazón. El chico intentó guardar la compostura y se levantó de la cama para luego erguirse y cruzarse de brazos con una pose que le hiciera lucir tan maduro y decidido como en realidad no se sentía.

— ¿En dónde están Minami y Guang Hong? ¿No dijeron que irían con nosotros al mercado de pulgas?

A la chica no le sorprendió en absoluto el drástico cambio de tema. Si bien sabía perfecto que había prometido a Yuri ir de compras esa mañana, no dejó de causarle gracia darse cuenta de los efectos que las palabras adecuadas podían provocar en él. Era claro que se trataba del más pequeño en el establecimiento, por muy duras que fueran las situaciones que hubiera tenido que atravezar hasta ahora.

- Yuuri les ha pedido adelantarse a la revisión dominical. Podemos alcanzarles y después ir de compras a donde tu quieras.

Yuri entornó los ojos e ignorando su sugerencia comenzó a atarse el cabello con una goma elástica que por costumbre solía llevar siempre en alguna de las muñecas de las manos. Esa mujer estaba loca si creía que a esas horas de la mañana haría fila en otro sitio que no fuera para pagar por las ropas que tenía contemplado adquirir.

War of Hearts (Cancelada)Where stories live. Discover now