Capítulo 77

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*Narra Harry*

Si hay algo que he aprendido con los años, es que solo una persona puede hacer que en un simple momento tu vida cambie para siempre. Que cambie tu perspectiva, el color de tus pensamientos, que te fuerce a reevaluar todo lo que hasta entonces sabías, que te haga preguntarte cosas como: ¿sabes quién eres? ¿entiendes lo que te ha pasado? ¿estás seguro de que quieres vivir de esta manera? 

Puede darte miedo ver que has cometido un error, pero no darte miedo cambiar de opinión. Aceptar que las cosas cambian, que nunca serán iguales. Para bien o para mal. Debemos estar dispuestos a abandonar nuestras convicciones. Cuanto más dispuestos estemos a aceptar lo que es y no lo que creíamos, antes acabaremos en el lugar al que pertenecemos. En mi caso, en casa, con mi familia, viviendo la vida que dejé atrás cuando entré el el Factor X, y por supuesto, junto a ella.

Miro como la gente corre agetreada y los cocheshacensonar sus bocinas justo abajo, en la calle. Sigo mirando por la ventana. Todos agetreados, con responsabilidades, con prisas...

Recuerdo cuando era pequeño, mi única preocupación era saber si me regalarían una bicicleta por mi cumpleaños o si tendría galletas recien hechas para desayunar, ser adulto está sobrevalorado. No hay que dejarse engañar por una ropa bonita o por el sexo, por no tener a tus padres diciéndote qué debes hacer, ser adulto es una responsabilidad. La responsabilidad es un verdadero asco, verdaderamente un asco. Los adultos siempre tienen mucho que hacer, ganarse la vida y pagar el alquiler, para mí el tema del dinero no es un problema, pero si cómo lo hago. Si estás en un concierto, tienes que coger toda tu fuerza interior e intentar divertir y entretener, que al público realmente le guste cómo entonas y cómo gritas el nombre de su ciudad. Esto hace que las bicicletas y las galletas sean muy apetecibles. Lo que más miedo me da de la responsabilidad es estropear todo y dejar que resbale de tus manos.

La responsabilidad es un verdadero asco, por desgracia cuando has pasado la época de los aparatos correctores, la responsabilidad se queda contigo, no puedes escapar, o alguien nos lo hace comprender o sufrimos las consecuencias, aunque la madurez tiene sus ventajas, me refiero a la ropa bonita al sexo a no tener padres diciéndote que hacer, eso esta muy bien.

*Narra Julia*

Sonrío al niño que se apata del ordenador algo resignado. Me siento en la silla y busco una tienda apple cerca. Antes Bristol era una ciudad pequeña, pero con los años ha crecido muchísimo y estoy segura de que hay una tienda apple en la ciudad. 

En unos minutos he apuntado la dirección y estoy lista para abandonar esa adorable casa. 

- ¿Ya has terminado? -pregunta la mujer con una bandeja con pastas y té en las manos. 

- Sí, era una tontería. Muchas gracias. - Miro la bandeja que la mujer trae en sus manos y esbozo una sonrísa. 

- Había preparado esto por si querías tomar algo... - dice la simpática mujer mirando a la bandea que baj su pecho. 

- Claro que sí, tienen muy buena pinta - digo para halagar a la mujer que rápidamete deja escapar una sonrisa. 

Ella me conduce a una habitación con unos sofás y una pequeña mesa. Es una especie de salón, un salón para visitas, digamos. Las vistas desde la ventana tras el sofá dan al jardín. Un jardín precioso, con un gran roble al final del jardín. En una de las ramas del roble hay un columpio fabricado con una rueda. 

Un flash recorre mi mente. Recuerdo cuando era pequeña y creía en cuentos de hadas, fantaseaba sobre cómo sería mi vida con un vestido blanco y un príncipe azul llevándome a su castillo sobre las colinas. Por la noche, me dedicaba a dar rienda suelta a mis más remotos deseos de futuro en mis sueños, simplemente cerraba los ojos y me abandonaba a mi fé. 

Santa Claus, el Ratoncito Pérez y el principe azul estaban tan cerca que podía incluso saborearlos, pero a medida que vas creciendo y un día abres los ojos y los cuentos de hadas han volado. La cuestión es que es dificil dejar que los cuentos de hadas desaparezcan, a casi todo el mundo le queda esa mínima esperanza de que un día abrirá los ojos y verá que esos cuentos se han hecho realidad. 

Al sentarse la mujer en el sofá a mi lado, salgo de mis pensamientos y sonrío ante la incomodidad de haberme dejado ir entre la deriva de mis pensamientos. 

- Bueno, aún no te he dicho mi nombre, soy Kelly.- dice estrechándome la mano. 

- Julia, encantada de conocer a unos vecinos tan agradables. En Londres no toda la gente es así. - digo tomando un sorbo al té, justo cuando alguien entra en la habitación, es el niño que antes estaba tan entretenido jugando al ordenador. Él lanza una mirada a su madre y esta, inmediatamente, se pone rígida cual varade metal. 

No sé muy bien qué está sucediendo. 

- Ven aquí, Jason. - Dice Kelly en casi un susurro. Se escuchan algunos pasos por el pasillo y choques y tropiezos contra las paredes. La voz de un hombre maldice lo que parece ser un jarrón que se ha caído al suelo. 

Kelly se levanta y me sonríe fallidamente. Todo este juego de sonrisas es muy incómodo. Ella sale de la habitación y se escucha desde dentro de la habitación cómo el hombre eleva la voz al verla, es evidente que él está borracho. 

Intento entablar una conversación con el niño, que simplemente está sentado en el sillón mirando un punto fijo. 

Es entonces cuando me doy cuenta de que cuando el día llega a su fín, la fe es un misterio, aparece cuando menos te lo esperas, es como si te dieras cuenta de que los cuentos no son exactamente como habías soñado, el castillo puede ser que no sea un castillo, no es tan importanteeso de ser felices para siempre, basta con ser felices en el momento. 

A veces muy de vez en cuando la gente puede darte una sorpresa, de vez en cuando la gente te deja sin respiración.

Make Up Love IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora