Uno

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Canción del capítulo: Prometiste (MTV Unplugged) 

Canción del capítulo: Prometiste (MTV Unplugged) 

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La última vez que vi a Tomás lo mandé al infierno. También deseé que le diera gonorrea y que se pudriera... pero no lo dije literalmente. Sin embargo, es lo primero que me viene a la cabeza cuando recibo la llamada de su abogado. ¿Y cómo no? No he tenido noticias de él desde hace dos años y medio. No desde el día en que lo encontré en mi cama teniendo relaciones con mi vecina. La imagen se me viene a la mente y mi estómago se revuelve. «Cabrón», pienso antes de apretar los labios. Casi ruedo los ojos. No se debe hablar mal de los muertos.

—Perdón licenciado, pero esto debe ser un error.

—Le aseguro que no lo es —El abogado me interrumpe antes de que continúe—. El señor Tomás Sánchez dejó hasta el último detalle especificado en su testamento. Y usted está incluida.

Una parte de mí quiere preguntar de qué ha muerto, pero siento que no es el momento ni lo correcto. «Solo espero que no haya sido de sida», pienso. Aunque lo tendría merecido, me haría sentir muy mal.

—Pero es que Tomás y yo no hemos cruzado palabra en años...

—Lo sé. Pero el señor le ha dejado una carta explicándole todo.

Junto las cejas. ¿Porqué me habría dejado una carta? No es como que hubiéramos terminado en buenos términos. Prácticamente lo corrí de mi casa y aventé sus cosas a la calle, y ahí terminó todo. Y la verdad es que tampoco me costó mucho trabajo sobreponerme a él. Un par de litros de helado después, ya estaba como si nada.

—¿Está seguro que es para Emma Rojas Cáceres? Mis apellidos son bastantes comunes, igual y es para otra Emma.

El abogado exhaló.

—Le aseguro que no me he equivocado. Requiero de su presencia para poder hacer la lectura del testamento, y el señor Sánchez dejó todo listo para cubrir sus gastos hasta la ciudad de México.

Me quedo como idiota en silencio por un momento.

—¿Tomás me va a pagar el vuelo desde Sacramento?

—El vuelo, el hotel, cualquier gasto que le implique venir.

Comienzo a golpetear la mesa con mis uñas. Tengo mucho tiempo de no regresar a México por varias razones: Una, porque la vida en Estados Unidos no era tan color de rosa como la pensaba, era bastante cara. Dos, porque mi madre, a pesar de que la amaba con toda el alma, era la peor entrometida en mi vida; y tres, por Sofi. La extrañaba demasiado y había necesitado un cambio de aire.

—Usted no es la única requerida para la lectura del testamento, señorita. Más sin embargo, no puedo llevarlo a cabo sin usted.

«O sea, que sí hay otras chicas», pienso dentro de mí y me siento un poco más tranquila. Igual y el hombre en su último aliento quiso enmendar las relaciones con sus ex novias.

Cambio de PlanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora