Chapter 5

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Eran las 4 de la mañana, como mostraba el reloj eléctrico que habría tirado al suelo un montón de veces y aún servía.

Max. Era lo que me tenia despierta. Obviamente no me gustaba, aunque desde el primer momento llamó mi atención.

No lo conozco, sin embargo cada vez que lo rozaba era como un contacto conocido. Como si hubiéramos sido almas encontradas desde siempre, aunque eso, obviamente sonaba ridículo. No me gustaba, lo tenia claro… al menos, de eso me quería convencer.

Leer dos capítulos de la guerra de civil del sur, completar la actividad numero ocho del cuadernillo de ciencias y hacer la tarea de historia eran solo algunas cosas que debía tener lista para el segundo día de clases. Y es peor, cuando tienes que concentrarte en lo que haces. No se para donde iba mi cabeza… ojos azules, más que el reflejo del cielo sobre el océano, iban en contraste con la piel blanca que él tenía.—A cenar, Lin—llamó mi padre interrumpiendo mis estúpidos pensamientos.

Bajé las escaleras para encontrarme con la incómoda cena familiar de todas las tardes. En la mesa, humeaba un plato de caldo con papas y carne; el favorito de mi hermano, pero por desgracia, no el mío.

Mis padres estaban en un rincón de la cocina. Él le acariciaba el cabello y ambos reían, hablando que quizá que cosa.

Me preguntaba que sería sentir eso, lo llaman amor.

—Ya no tienen 17 años—dijo mi hermano atragantándose con un pedazo de pan que estaba sobre la mesa desde ayer.

Le pegué en las costillas con mi codo haciéndolo callar.

Caminar acompañada de Mick era una de mis cosas favoritas, me gustaba sacar ese lado de mi, el que nadie veía, y que nadie podía ver. Solo él.

Sólo que este día era diferente: él no era el mismo y por consecuencia, yo tampoco. —¿Qué te sucede?—le pregunté.

Miró hacia el suelo.. Y solo con esa mirada, que ni siquiera iba dirigida a mi, entendí todo.

Su madre, había sido el problema de los problemas últimamente.

Lo rodeé y apoyé mi cabeza en su hombro. No quise decir -todo está bien-, por que él lo sabía y yo también: no todo estaba bien.

Caminamos unas cuantas cuadras más de la misma manera.

Al llegar, vi a la nueva amiguita de Mick, lo tiró del brazo.

—Te veo luego—dije, disimulando mi enfado hacia ella.

Quizá él necesitara un descanso de mí, pensé. Iba en dirección a la sala de historia.

—Lin—. Reconocí su voz, ¿cómo no podría? Era Max.

Pero su semblante no reflejaba exactamente felicidad o dicha.

—Ayer me dejaste con palabras en la boca—me dijo, y luego recordé que anoche me había separado de él para ir a casa, fue cuando vi a mi hermano con esa chica. Todavía me daban escalofríos cada vez que lo recordaba.

—Lo lamento, pensé que ya llegabas a tu casa—le dije, sonrojada.—y luego apareció mi hermano—.

Pasaron unos instantes.

—Lo entiendo—. Meneaba su cabeza en modo de comprensión. Pero no parecía convencido. Le arrojé una sonrisa.

—¿Y qué me ibas a decir?—le dije, revisando mi reloj ya que faltaban dos minutos para la clase.

—Yo.. lo olvidé—.

Pero ya no podía cuestionarselo, el timbre me había ganado.

Entramos al salón. Era jueves por la mañana, lo que significaba hora y media de Historia.

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⏰ Última actualización: Mar 23, 2014 ⏰

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