Capítulo 76

428 20 0
                                    

* Narra Harry*

La llamada se corta y me desespero, literalmente. Lanzo el teléfono que cae sobre la moqueta de la habitación del hotel. 

Repaso la llamada de hace unos segundos, ella sonaba tan desesperada y cansada. Sé cómo se siente y yo también la echo mucho de menos. Hemos estado separados un día, un día y unas pocas horas y parece subrealista que esto esté sucediendo.

No sé muy bien que hacer en este momento, miro a mi alrededor, desesperado por encontrar una respuesta a mis plegarias. 

Me tiro en la cama tapándo mi cara con mis manos. Intento llamarla varias veces, pero no está disponible. Nunca la había escuchado de esa manera, estaba como en otra dimensión, su voz era algo irreconocible y se notaba que estaba llorando, la rabía la recorría por dentro. 

Yo no quiero dejarla sola durante todo este tiempo, quiero que ella venga conmigo, pero no quiero hacer esto todo el tiempo. Quiero que estemos los dos alejados de todo esto, los dos solos, fuera de la multitud fanática que nos rodea. De todo lo que rodea a One Direction. 

Quiero volver a casa y por una parte quiero alejarme de las grandes multitudes, ir a un lugar apartado, donde tengamos nuestra propia libertad, sin preocuparse de quien pueda estar tomándo una foto. De poder salir en pijama a tirar la basura, de poder salir a tirar la basura. 

Me tumbo en la cama y no puedo dejar de dar vueltas a esto, me siento muy mal porque ella se sienta así, lo peor es que no puedo contactar con ella. Sigo intentando llamarla pero no está disponible. 

Me siento terriblemente culpable de dejar que duerma sola, de que esté en ese piso tan grande sola, de no poder estar con ella, de haber estado sin ella cuatro años y ahora que podemos tengamos que estar lejos el uno del otro. Por otra parte, sé que si convivimos mucho tiempo juntos, las 24 horas del día, nos consume. Tenemos que encontrar el punto intermedio, lo cual es dificilísimo. 

En cuanto no nos vemos, mal y si estamos pegados como lapas el uno al otro aún peor. 

A las pocas horas descubro que me había quedado dormido. Miro mi teléfono para ver si ella ha intentado contactar conmigo, pero no lo ha hecho. Rechisto en voz alta y maldigo una cosa estúpida que por un momento me hace reír, pero rápidamente la risa se disipa. 

¿Por qué narices no me llama? Tiro un cojín de la cama con fuerza al suelo. 

''Vaya, eres peligroso'' golpea mi subconsciente. Hago caso omiso de mi yo interno y salgo de mi habitación. 

*Narra Julia*

Despierto en la parte trasera del coche y automáticamente busco mi teléfono, hasta que recuerdo el momento en que lo estrellé contra el suelo de la calle. 

Salgo del coche para recoger el movil, el cual tiene la pantalla toda rota y evidentemente no funciona. Saco la targeta sim y la targeta de memoria de dentro del teléfono. 

Hablo sola hasta entrar en casa y observo como la casa ya no es lo que era. Todo está oscuro, se escuchan los sonidos del viento por las diferentes ventanas rotas.

Sigo observando el cambio radical de todo esto. Solo espero que los cimientos estén bien porque de ninguna manera quiero derribar la casa, estoy segura que solo necesita unos arreglos en el tejado, ventanas nuevas y una mano de pintura, igual reparar las tuberías y la calefacción. Prefiero gastarme más dinero pero conservar la casa tal como está que tener que derruirla.

No tengo teléfono, yo y mi maldita ira repentina. Salgo de la casa y me dirijo a la casa del vecino, ni siquiera recuerdo cómo se llamaba, o igual ni siquiera es el mismo que antes, igual es un nuevo vecino. ¿Qué más dá? solo voy a pedir usar su teléfono y tal vez su internet para buscar una tienda donde comprar otro teléfono movil.  

Camino indecisa por el camino de grava que conduce hacia la puerta de la casa. Mirando las demás casas de la calle, la mía parece que está en ruinas.

Llamo delicadamente a la puerta y comienzo a cuestionarme si he llamado flojo, pero justo antes de que vuelva a llamar una mujer de unos cuarenta años abre la puerta. Lleva una falda color beige y un jersey rojo perfectamente abotonado. Ella sonríe levemente.

- Hola, soy Julia Parker. Soy propietaria de la casa de al lado y me preguntaba si podría dejarme utilizar su internet.

- Encantada de conocerte, pensaba que la casa estaba abandonada. - dice, no la culpo por pensar eso, ¿quien no lo haría? - Y sí, por supuesto que puedes utilizar nuestro internet. Jason, deja un momento a esta chica que quiere mirar unas cosas en internet. - dice la pelirroja a su hijo que está sentado frente a la pantalla de un ordenador portatil en el salón. El chico no parece tener más de doce años.

- Gracias - sonrío a la amable mujer. ''Al menos aquí en Bristol si hay vecinos agradables'' me digo a mí misma. 

                                             ----------------------------------------

Perdon, por hacerlo así de corto pero no he tenido mucho tiempo ni inspiración estos días. Espero que os guste y sigais votando y comentando. Gracias.

Make Up Love IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora