Capítulo 13 "Cagada nivel Dean Smith" (Dean)

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El silencio se instauró entre nosotros. Yo me callé porque acabada de reconocer que me preocupaba por ella. ¿Pero y Dani? ¿Por qué se había callado ella?

Sacudí la cabeza e intenté alejar esos pensamientos de mi mente. ¿Desde cuando me preocupaba por lo que una chica pensara? En realidad, ¿desde cuando me preocupaba por cualquier chica?

Miré a Dani y vi como movía su mano hacia su mejilla y secaba sus lágrimas. Se levantó y me miró seria.

No pude evitar que mi corazón se encogiera al verla así. ¿Qué demonios me había hecho esta chica? Sentirme de esa forma me hizo darme cuenta de algo: seguía sin preocuparme por cualquier chica, eso no había cambiado. Lo que pasaba es que, por una razón desconocida, Dani no era cualquier chica. No sabía por qué pero era diferente. Al menos para mí.

-Creo que es mejor que volvamos al vestuario. –susurró. –Nos estarán esperando.

La agarré por el brazo y la detuve. Me miró sorprendida y a la vez molesta.

-¿Qué quieres ahora?

-No te vas de aquí hasta que me expliques qué te ha pasado antes. –respondí.

Dani me miró enarcando una ceja.

-¿Quién te crees que eres para decirme lo que puedo o no hacer? –me preguntó zafándose de mi agarre y cruzándose de brazos.

Me callé durante unos segundos, no sabía qué responder. Y eso me enfadó.

-¿Siempre tienes que dejarme sin palabras o qué? –le espeté molesto. -¿No puedes comportarte como las demás chicas y ser cariñosa y dulce conmigo?

-Creí que había quedado claro antes que yo no soy como las demás. –me respondió encogiéndose de hombros. –Si lo que buscas es una chica dulce, cariñosa e inocente, no sé que haces aquí hablando conmigo.

Eso es exactamente lo que yo me preguntaba. ¿Qué hacía allí? Era obvio que Dani no era como las demás chicas que conocía. Ella no era tímida ni reservada ni mucho menos se cohibía cuando estaba delante de mí. Dani era espontánea, impulsiva y, en ocasiones, borde. Pero a pesar de todo eso, había algo que me hacía permanecer a su lado, preocuparme por ella y querer protegerla, enfrentarme a los que la dañaban y querer derramar la sangre de quien la hacía llorar.

-Y ahora es cuando vomito arco iris. ¡Puag! ¡¿Desde cuándo soy tan cursi?! –gruñí.

-¿Qué?

Miré a Dani, que, a su vez me miraba enarcando una ceja. Parecía sorprendida y divertida. Una sonrisa comenzó a formarse en sus labios y noté como se me caía la baba. ¿Qué jodida mierda me pasaba con esa chica? ¡Jamás me había sentido así con nadie!

-¿También hablas solo? –me preguntó sonriendo.

Fruncí el ceño. No comprendía de qué hablaba. Repasé mentalmente lo que había hecho y me di cuenta de que había dicho en voz alta algo que no debería haber dicho, más que nada porque no podía explicar mis palabras. Estaba a punto de inventarme una escusa cuando caí en la cuenta de algo.

-¿También? ¿Has dicho <<también hablas solo>>? –le pregunté sorprendido. -¿Acaso a ti te pasa?

Sus mejillas se tornaron más rosadas de lo normal.        

-Y-yo n-o… -carraspeó para que su voz dejara de vibrar. –Yo no hablo sola. –dijo por fin. –Puede que esté un poco loca y que a veces me comporte de manera extraña, pero no soy bipolar. Y hablar sola, es uno de los síntomas.

No dejé de sonreír en todo el tiempo que ella estuvo hablando.

-Dices que no eres bipolar pero antes pasaste del llanto a gritarme. -dejé caer como si nada. Me debía una disculpa y no iba a dejar escapar la oportunidad.

¡No me dejes con ellos, mamá!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora