✐ D I E C I S I E T E ✉

2.4K 535 150
                                    

Querida tú:

Corrí.

Solo corrí esperando que con el cansancio de mis pies no me doliera tanto el corazón con la incertidumbre. Tu carta terminó tirada en el suelo porque salí de mi casa como una exhalación con dirección a la tuya. Sentí que las nubes sobre mí se tornaban negras augurando un dolor más allá del tolerable.

Una hora había pasado desde que te vi entrando al auto al salir de tu colegio. ¿O dos horas? ¿media? No lo sé, Gaby, nada me ha quedado claro. Sé que llegué a la puerta de tu casa y la aporreé tan fuerte que me dolieron las manos; mi mirada estaba borrosa y teñida de negro pero vi el gesto afligido de tu madre cuando me abrió.

Eso me confirmó todo.

Tu madre quiso echarme pero la empujé tan fuerte que casi cae al suelo, subí corriendo en busca de tu habitación, allí estaba tu padre pero también lo empujé cuando lo vi intentar detenerme.

Tu cama estaba hecha, tu ventana abierta, el libro que te leí estaba abierto sobre el escritorio y la luz del sol entraba e iluminaba la piel blanca e inerte de tus mejillas.

Grité hasta que la voz no me dio más. Hice pataleta en mi lugar hasta que el cuerpo se me cansó. Lloré desesperada hasta que las lágrimas borraron mis pensamientos coherentes. Luego corrí hacia la cama y me eché sobre ti, tocando tu cara, tus manos, esperando que mágicamente abrieras los ojos.

Mis lágrimas mojaron tu ropa, mis gritos ensordecieron a todo el vecindario, me dolía tanto la garganta que llegué a pensar que sangraría pero nada se comparaba al rasguño violento que tu muerte le dio a mi corazón.

Sentí que mi propia vida se acababa, era como ver la palabra FIN en mi historia, en mi camino. Cada futuro que imaginaba te incluía y al verte quieta como un muñeco tuve la sensación de que una mano negra me arrancaba cada cuadro feliz como si de una bandita se tratara.

Tus padres quisieron sacarme de tu casa pero no lo hicieron finalmente; no sé si se debió a que los grité como una loca, o a que me aferré a ti como si no hubiera un mañana, o si quizás hubo un halo de compasión en sus ojos al ver lo mucho que te amaba.

Los grité, Gaby. Los culpé de todo, les reproché haberte orillado a quitarte la vida, los insulté con palabras irrepetibles y los condené de todas las maneras que conocía. Tanto fue mi arrebato que algún vecino llamó a la policía.

Te miraba con el alma en la mano; tus párpados estaban hinchados indicando que lloraste antes de tener el valor de hacerlo... o quizás pensando en mí o quizás pensando que era la única solución.

Tus padres estaban ahogados en lágrimas también pero no sentí la más mínima compasión por ellos. Agarraban sus rosarios y le lloraban a una imagen, decían que todo era voluntad de su dios y más blasfemé estando abrazada a tu cuerpo.

Te juro que he intentado no juzgarte por tu decisión pero no he podido evitar hacerlo; fuiste egoísta, amor mío, tomaste la decisión sola pese a que yo estaba convencida de que tú sabías que éramos un equipo.

Tú y yo estábamos destinadas a morir de viejitas, juntas, no a esto. Gaby, teníamos mucho más, por Dios, no debiste hacerlo. No debiste dejarme.

Aún con todo... te juzgo, amor, pero no te culpo. No te puedo culpar.

Culpo a tus padres, culpo al odio, culpo a cada persona que condena a los que aman diferente, incluso las que no te conocieron. Culpo a la sociedad y a sus normas que nos impiden ser quienes somos si no entramos en un molde, culpo a los que se esconden en Dios para justificar su ira. Culpo a los padres de todas las Gabys que hay en el mundo por esparcir tanto rencor. 

Culpo al mundo que no juzga y nos mata, no a ti.

Siempre había considerado nuestra historia como un cuento de princesas enamoradas o una novela de amor prohibido, como fuera, en mi mente siempre había final feliz y ahora me rompía todo por dentro y por fuera ver que ese era el triste desenlace.

Tantas promesas, palabras y sueños frenados por el odio la muerte. ¿Y nuestro felices por siempre?

Te lo llevaste, Gaby, y no me dejaste nada. 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sarang •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora