Capitulo 7 - Dann

Start from the beginning
                                        

—No lo sé... — Gime, con un tono ahogado en pena y arrepentimiento. —Dios santo no lo sé, por favor, Dios, chingada madre, no lo sé.

La expresión de pérdida de Chris me deja atónito. Incluso medio ciego, apenas logrando respirar y con dolor en todo el cuerpo (el cual había aminorado considerablemente, quizá, con algo de suerte, ya podría levantarme), me daba cuenta de que algo lo atormentaba, algo reciente. ¿Qué había pasado?

Y, como si el único requisito fuese preguntar, los recuerdos comenzaron a inundarme.

El brote, el virus, la sangre, la muerte, las bombas, los gritos, el miedo, el miedo, el miedo.

Mi cuerpo entró en estrés, mis extremidades se tensaron y mi respiración se aceleró, sin temerle al fuego que invadía mis pulmones cada vez que inhalaba y exhalaba. El fuego. El fuego.

Íbamos a salir, íbamos a retornar a nuestras vidas después de tanto tiempo, al fin íbamos a poder regresar a la normalidad, y sin embargo, solo puedo recordar la muerte que nos fue impuesta desde arriba, desde los cielos.

La lluvia de bombas me inunda los ojos de lágrimas, al tiempo que Chris se incorpora, y retrocede unos cuantos pasos. Un torrente de rostros me hace un nudo en la boca, dificultándome el respirar.

Mi madre, mi hermana, Paul.

Todos muertos

Mónica, Yelitza, Nora.

Cada uno de ellos.

Edmund, Jocelyn, Sophie.

Quemados, vivos.

Melanie, Pauline, Jacqueline.

Jacqueline.

Jacqueline.

Antes de darme cuenta, estoy sentado en mi cama, apretando las uñas torpemente cortadas contra el bordillo de concreto de mi improvisado lugar de descanso. Las lágrimas fluyen, al igual que siento como un hilillo de sangre se desliza desde mi sien, y cómo la espalda me arde en un dolor indescriptible.

Todos muertos.

Chris me ve desde su asiento, con una mirada perdida, y una expresión de triste realización pintada en su rostro. En su mano sostiene algo que da la impresión de ser un destartalado rifle de caza. ¿Para qué un rifle? ¿Para qué querría un arma?

Todos muertos.

Un bolo de todo lo que comí esa mañana se junta en mi garganta, forzándome a dejar salir todo en un asqueroso y patético acto de arcadas y llanto. Las lágrimas se mezclan con mi vómito, al tiempo caigo al suelo, rendido, sosteniéndome apenas por mis manos empapadas en lodo, sudor, sangre y vómito.

Todos muertos.

Mi acompañante por su parte desvía la mirada, volteando hacia sus sucias manos con detenimiento, mirando la tierra en estas, al tiempo que deja que también las lágrimas escapen de sus cuencas.

Las secuencias de imágenes siguen tatuadas en mi mente cual marca irreversible de un animal. Las apariencias de mis seres queridos, mutilados y deformados por el fuego y el poder explosivo de las bombas no se alejan, haciendo que mi corazón palpite en una fúnebre carrera de triste exaltación.

Sigo así por unos minutos, rendido, sollozando, hasta que sin saber exactamente de donde, o por qué, reúno la fuerza necesaria para volver a ponerme de pie, balanceándome lentamente de adelante hacia atrás, con gran esfuerzo para conservar el equilibrio.

Mi respiración se tranquiliza un poco, y haciendo uso del dorso de mi mano, sucio como nunca había estado antes, me limpio el labio inferior.

—Necesito aire. — Logro mascullar, lastimando mis cuerdas por la falta de agua, y por el reciente vómito; y sin mirar si Chris dio alguna respuesta, comienzo a deambular por la estructura, sin siquiera mirar a donde voy.

Back To BasicsWhere stories live. Discover now