¿Iba a besarme?

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Tras un largo y agotador día de "Visita por la ciudad" me desplomo en el sofá

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Tras un largo y agotador día de "Visita por la ciudad" me desplomo en el sofá. Para Violet enseñarme la ciudad ha consistido en pasearnos por todos los centros comerciales que hay aquí.

Solo hemos ido de compras, y cuando le he preguntado en qué se supone que me iba a ayudar esto a conocer la ciudad, lo único que me ha respondido ha sido "No hay nada más importante que saber dónde comprar ropa".

En fin, no la puedo matar, me estoy quedando en su casa. ¡Ah y es mi mejor amiga!

Lo único que me apetece es dormir, pero entonces recuerdo que tengo unas llamadas pendientes. Me dirijo a mi nuevo cuarto para encender el ordenador y abrir Skype.

Al primero al que llamo es a mi padre. Me vuelve a soltar una retahíla de cosas que no debo olvidar de hacer, y todo eso después de asegurarse de que he llegado de una pieza. Mi padre llama a Rebeca, que no para de sonreír y de mandarme besos.

Después llamo a Jacob que me lo coge inmediatamente y tengo la suerte de que está con Sophie y Curtis, que me someten a un interrogatorio. Cabe destacar que lo primero que me ha preguntado Jacob ha sido: "¿Hay tíos buenorros allí? Porque si los hay y superan el 9 voy ahora mismo a visitarte". Como ya os he dicho, es una diva total. Cuelgo después de media hora y como unas cinco amenazas de muerte si no se me ocurre llamarlos todos los días.

Al mirar el reloj veo que son las una de la tarde, tengo una cita con la rectora de la Universidad a las cinco por lo que aún me sobra un montón de tiempo. Lo mejor de esta casa, a parte de sus muchas habitaciones, sus miles de metros cuadrados y por su puesto su señora de la limpieza, es que se encuentra a unos quince minutos andando de la Universidad.

Hago mis cálculos y veo que tengo más que suficiente tiempo para echarme una buena siesta.

Me permito descansar hasta las tres, cuando Violet me despierta a gritos para ir a comer. Seguramente cuando me levante me encontraré con una caja de la pizzería que está en la esquina. Si yo soy un desastre en la cocina entonces no quiero hablaros de Violet, a ella se le quema hasta el agua y no, no exagero.

Voy al salón y me encuentro con la pizza que me esperaba, pero alguien se la está comiendo y no es precisamente Violet.

Ella se encuentra en el armario de la entrada, cuando encuentra el bolso perfecto que le combina con los zapatos grita de alegría mientras me avisa de que volverá a las ocho.

Es entonces cuando me giro hacia la cocina y me encuentro con Jace y mi querida pizza. Voy hacia él lo más enfadada posible.

–¿Se puede saber qué haces comiéndote mi comida? –le suelto de manera brusca.

–Mmm no, no se puede –me dice con la boca llena y su aire pedante de siempre.

Diario de una patética.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora