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La ambulancia para tía May había llegado unos minutos después de que Peter llegara a casa. La llevaron al hospital y la dejaron en una habitacion libre en lo que ella despertaba.

Esa semana Peter no había ido al Instituto. Cuidaba a su tía y después entrenaba con los Vengadores.

Sabía que aquella extraña mujer no había atacado a Bethany sólo porque si. Sabía que algo estaba pasando con la chica,pero decidió no preguntarle nada a Tony o a Wanda. Esperaría a que la propia Bethany se lo dijera.

Patada, puñetazo, patada. Natasha Romanoff no era un rival fácil. El chico empezaba a cansarse, y se acercaba la hora de ir hacia el orfanato para pasar un poco de tiempo con su morena amiga. completamente

-¡ Vamos Peter!¿Qué te pasa hoy?-dijo la pelirroja posando sus manos sobre sus caderas.

- No lo sé.-dijo el joven exhausto apoyandose sobre las rodillas.

Pero Wanda Maximof  si que lo sabía. Llevaba toda la tarde metida en la alocada mente de Peter. Su cabeza estaba llena de pensamientos, desde el estado de su tía May hasta un examen de biología cercano,pasando por aquella manía que tenía Bethany de intentar bajo todos los medios que no notara como la bici se hundía insignificantemente cada vez que se montaba.

Vio en su mente a aquella chica. La del pelo castaño y liso, de ojos color avellana y pestañas largas. De huesos marcados, y muslos diferentes a los de todas aquellas chicas delgadas. Vivía en un orfanato desde que tenía conciencia, admiraba el trabajo de los Vengadores y amaba leer y escribir.
Y Peter lo amaba todo de ella.

Por mucho que para la sokoviana los sentimientos estuvieran claros, sabía que Peter seguía confuso.

- Déjalo Spidy, vete a casa. Sólo estamos perdiendo tiempo.- dijo finalmente Natasha.

El asintió,y recogió rápidamente sus cosas. Salió de la Torre de los Vengadores sintiéndose demasiado inferior al resto de los agentes como para despedirse. Miró  cuidadoso de que nadie conocido  se percatara de donde había estado y camino a paso rápido por las calles de Nueva York.

La noche ya había caído y Bethany esperaba impaciente la llegada de Peter. Ya nerviosa, empezó a caminar de un lado a otro de la acera. Se abrazó a sí misma por el frío, deseosa de poder llevar una de las chaquetas que en ese momento estaban de moda. En un reluciente negro, a juego con un bonito par de pendientes y unos botines de cuero. Suspiró,consciente de que aquel deseo era imposible.

Al fondo de la calle pudo divisar a Peter. Se quedó abobada con su forma de andar, la forma en la que las luces de la cuidad se reflejaban en sus preciosos ojos color chocolate y como su pelo se movía ligeramente.

- ¡No te veo en todo el día y ni te dignas en llegar a la hora!-dijo ella con una pequeña sonrisa.

-Perdóname.-dijo el devolviendole la sonrisa.

Se acercó a ella, haciendo pensar a la chica que la recibiría con un abrazo. Agachó la cabeza al comprobar que su amigo sólo estaba colocando su colgante en la forma correcta.

- Vamos a dar un paseo.-dijo el joven comenzado a andar.

Avanzaron a un paso no necesariamente rápido, en un silencio cómodo. Los sonidos la noche revoloteavan en el aire, los restaurantes  estaban llenos y las puertas de las casas se abrían una y otra vez para dejar pasar a los hombres y mujeres que llegaban de trabajar.

Y una vez más, Bethany se preguntó  como sería  eso. Vivir con una propia habitación, con la comodidad de poder quedar con tus amigas cuando quisieran o simplemente el poderse dar un baño relajante sin tener que preocuparse porque el agua caliente se acabara.

Se preguntó cómo sería tener una madre con la cual hablar de tus típicos problemas adolescentes o cómo sería tener un padre que te alejara de todo aquel chico  que se fijara en ti. Se preguntó cómo  sería pasar una Navidad  en familia, una comida con tus primos o una noche de películas en un sofá.

Se preguntó como era posible que todos aquellos compañeros dijeran que odiaban a sus padres por el siemple hecho  de que no les dejaran salir una noche de fiesta, y también se preguntó cuál  sería  aquella sensación.

Pero lo más  cercano que tenía  ella a una familia era Peter. Miró al chico, que tenía la vista pegada  al suelo. Y ella no pudo evitar pensar de nuevo que el jamás sentiría nada por ella. Dio un largo suspiro que fue perfectamente audible para el joven.

- ¿Te pasa algo?-preguntó  mientras pasaban por un paso de cebra.

- No, tranquilo.-le contestó ella con un pequeño nudo en la garganta.

El solo asintió, sin saber que Bethany aún  estaba esperando insistencia por su parte.

- ¿Que tal esta tía May?

- Bien. Mañana saldrá del hospital.-respondió Peter levantado la mirada  y visualizando un restaurante de comida rápida.- ¿Hamburguesa?

La chica asintió con una amplia sonrisa.

- Hamburguesa.





-  Quiero hablar con Thanos.-dijo la mujer recién llegada de la Tierra.-Ahora.

- Adelante.-dijo uno de los guardias que protegían la entrada.

La mujer se hizo paso en los aposentos del titán. Una vez más, una sonrisa amarga apareció en sus labios al ver todas aquellas pertenencias que ella misma había conseguido decorando el salón de su señor.

- ¿Qué  quieres, Tecna?-dijo aquella voz rebotando en las paredes de la gran sala.

- Los Vengadores no tienen ninguna gema, señor. Seguir atacandoles sería una pérdida de tiempo.

- ¿Estas criticando mis métodos, Tecna?

- No, señor. -contestó ella neutra.- Sin embargo, hay una joven. Es poderosa pero muy débil.

- ¿Y que quieres decir con eso?-preguntó Thanos colocándose el Guantelete.

- Nos sería  de mucha ayuda señor.

- Entonces, buscala. Y traela. Yo mismo determinaré si esa joven es lo suficientemente digna como para estar bajo mi mando.

- Si, señor.-contestó Tecna, mientras sus verdaderos planes quedaban cada vez más claros en su mente.

(1) Barton;  Peter Parker, The Avengers.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora