Todo por ti (Camren G!P)|Editado|

Capítulo 40: Una emoción que no cabe en el pecho

*Ok... esta vez sí me he tardado en actualizar y pido perdón por ello u.u, es que salí de mi ciudad por un trabajo de la Uni y recién vengo llegado a mi casa, bueno primero que todo quería decirles que leí cada uno de sus comentarios, en los cuales respondieron amablemente a mi pregunta, no saben las ganas que tenia de responderlos TODOS, pero no lo hice, porque conociéndome les hubiera dado algún indicio de lo que pasaría jajajja, gracias de todo corazón por responder mi pregunta <3

Bueno no les doy más la lata... hoy les traigo un maratón de cuatro capis, por petición (extorción) de una linda personita, espero que lo disfruten mucho <3

Maratón 1/4

Pov Lauren

-¿Estás bien?- me pregunta Mani mirándome desde la cama.
-Sí ¿Por qué lo dices?- la miro extrañada mientras me pongo mis zapatos.
-Estas temblando, Lauren...- eleva una de sus cejas y me mira con obviedad, es verdad, me percato que mis manos están un poco temblorosas.
-Está bien, está bien... estoy nerviosa ¿Ok?- comienzo a caminar en círculos por mi cuarto- hoy... lo veré, hoy lo veré por primera vez y... y estoy muy ansiosa y nerviosa por eso- llevo mis manos a mi rostro tratando de normalizar mi respiración.
Mani suelta una pequeña carcajada al ver mi estado- si tú estás así, no me puedo imaginar cómo esta Camila- dice entre risas, también rio al recordar lo nerviosa que estaba mi novia al irse hoy en la mañana a la universidad.
- esta peor, incluso se puso cambiados los zapatos y se devolvió dos veces, porque se le olvidaron algunas cosas que tenía que llevar para una clase...- rio bajo.
-¿Y cómo es vivir con Camila?- me pregunta interesada, de inmediato se forma una sonrisa en mi rostro.
-Es maravilloso, es tan cariñosa y atenta- digo embobada- aunque es un poco desordenada con sus cosas, pero eso también me encanta de ella- le sonrio a mi amiga que me mira con alegría, el mismo día que le pedí, bueno, exigí a Camila que se mudará conmigo, ella lo hizo, eso fue hace tres días y ayer ella terminó de acarrear sus cosas hasta acá con la ayuda de Verónica, lo único que falta es Ringo, pero Camz lo dejo con Vero para que le hiciera algo de compañía. La convivencia con Camila ha sido maravillosa, ella se encarga de cocinar y algunas veces me enseña a cómo hacerlo y yo me encargo de los demás quehaceres de la casa, aunque mi novia siempre anda detrás mío cuidando que no me lastime o no levante cosas pesadas, porqué le puede hacer daño al bebé, digamos que mi morena salió una madre muy sobre protectora.
-Hay algo que no entiendo... ¿Por qué insististe en ir al mismo hospital donde trabaja Camila? Podrías haber ido a cualquier otro, es más, hasta la misma clínica donde trabaja Alejandro y el papá de Vero- me formula Mani su desconcierto.
-Lo sé, Mani, pero quise atenderme con la misma obstetra que me explico mis exámenes esa vez que supe que estaba embarazada, es muy amable y es conocida de Camz y Vero, además le pregunte a mi suegro y ella tiene muy buenas referencias- Normani eleva una de sus cejas y me mira con desconfianza.
-Ok...- ruedo los ojos- también es porque me quiero encontrar con la zorra de Taylor...- sonrio con maldad, Mani niega divertida al saber las verdaderas intenciones del porque me atenderé en ese hospital.
-no hagas nada violento, Lern, recuerda que tienes que cuidarte por el bebé- se preocupa mi mejor amiga.
-No te preocupes, yo sé comportarme- le sonrio para tranquilizarla.

¡PLAF! Se escucha un golpe seco por todo el pasillo del hospital cuando abofeteo la mejilla de la estúpida chica frente a mí-¡No te vuelvas a acercar a mi novia, maldita víbora! -suelto con odio, fulminándola con la mirada, Taylor posa la mano en su mejilla golpeada y me mira con odio, sé que estoy haciendo un espectáculo en este momento, pero no me aguante las ganas, la muy estúpida en cuanto me vio me sonrió cínicamente, solo me vasto un estímulo más para acercarme a ella y darle su merecido, y así fue, en cuanto soltó su primer comentario venenoso, insinuando que Camila la había besado salvajemente, tanto que le mordió el labio, mi odio hacia ella creció aún más y le di una bofetada tan fuerte que su rostro se volteo por el impacto, dejándome un ligero cosquilleo en mi mano.