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Una carcajada, eso es lo que se escuchó en toda la habitación. 

—¿Adicta a matar? Eso suena ridículo, cariño.

—Tiene sentido si lo piensas. —Elijah la tomó de la mano tratando de ignorar el negro que cubría las sábanas blancas.

—Luego lo vemos. —Se mordió el labio, parecía una especie de animal salvaje en ese momento.

—Nena... —Elijah conocía perfectamente esa mirada en ella, era la mirada del deseo, cuando ella le decía "tengo ganas". Normalmente amaba esa mirada, pero en ese momento era diferente, además de qué no era el lugar. —¿Te sientes bien?

—Estaré mejor cuando te arranque la ropa. —Y así sin más saltó sobre él, dejándolo recostado en la cama, besándolo de forma salvaje y brusca. Elijah estaba por apartarse hasta que esas manos finas pasaron por su pecho, dejándolo sin ganas de detenerla. Luego se preocuparía por ese repentino cambio de actitud.

Normalmente era Elijah quien mandaba y Skylar obedecía solo haciendo los movimientos necesarios, en ese momento ella estaba arriba incluso guiando las manos del original.

—Sky... ¿Segura de qué estás bien? —Su cordura volvió por un momento, pero se extinguió al verla sacarse la bata de hospital dejando su torso pálido al recubierto. Después se quitó las bragas casi arrancándolas.

—¡Cállate! —Y lo volvió a besar con desesperación, mordiendo incluso con tal fuerza que sacó sangre de este. No se apartó y con su lengua la tomó como aquella primera vez. El gesto encendió a Elijah, tanto que sintió que el pantalón le apretaba.

—Nena...

—Yo me encargo. —Ya no tenía la voz ronca y su temperatura era la adecuada para el momento. Se bajó del cuerpo de Elijah y de un tirón le sacó los pantalones de vestir al igual que el bóxer color negro, revelando su fuerte erección. —Estas feliz de verme, ¿No? —Sonrió como una niña posando sus manos en la punta de este.

—Si... —Elijah por primera vez en sus mil años en este mundo estaba siendo sometido por una mujer, pero no era cualquier mujer, era su "Pedacito de cielo". Su sumisión creció cuando ella comenzó a mover las manos de arriba hacia abajo lentamente.

—Mucha ropa. —Ella ya estaba totalmente desnuda, pero Elijah no. Subió de nuevo, haciendo que su intimidad de por sí húmeda chocara con la masculinidad del original. Cuando él trató de entrar ella se lo impidió. —Primero la ropa. —Mientras ella quitaba la chaqueta él soltaba los botones de la camisa, no dudaba en que ella la arrancaría de ser necesario y en casa no le molestaría, pero en ese lugar no era aceptable.

Cuando finalmente los dos se despojaron de sus prendas Elijah colocó sus manos en los muslos de su novia para poder entrar en ella, fue el primer movimiento que pudo hacer por sí solo y sin que ella le diera la orden. A medida que iba entrando ella chillaba arqueando la espalda de placer, como estaba recostado tenía la vista perfecta de cada una de sus dulces expresiones.

Comenzó a moverse despacio, pero a ella no le gustó, comenzó a subir y bajar de forma rápida haciendo que el ruido de sus pieles al chocar y sus gemidos retumbara en toda la habitación. —Siéntate. —Elijah obedeció y el movimiento fue más fuerte y profundo, haciéndola gritar con cada embestida. La sujetó del cuello para mantenerla firme y continuó. —Así... ¡Elijah así!

Estaba gritando y eso a Elijah le encantaba, pero cuando su cabeza estuviera mejor se sentiría avergonzada de que todo un hospital la hubiera escuchado gritar. Aunque, por otro lado, le gustaba que todos ahí supieran quien la llenaba de placer, quien era el único que podía hacerla gritar de esa forma.

Distraction {Elijah Mikaelson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora