Pues yo tampoco quería verle a la cara.

No era que yo lo quisiera obligar a hacer algo que estuviese en contra de su voluntad. No. Era solo el hecho de que sencillamente no veía el menor interés en él de querer que las cosas cambiaran.

—Soy yo.

—¿Qué vienes a buscar?

—A ti.

—Es tarde.

—¿Cómo que es tarde?

—Si eres estúpido, yo solo pensé que seguías la canción aquella de Pimpinela—comente, mientras caminaba hacía la puerta del baño. Sabía que era el único baño disponible al que él podía tener acceso, y quizás no quería verle la cara pero tampoco iba a permitirle que se hiciera del baño afuera—. Pensé que te la...

Me sorprendió mucho verlo sin aquella camiseta rota que tanto le gustaba y nunca se quitaba para dormir. En su lugar, traía una camisa de mangas largas roja que estaba algo arrugada. Suponía que por el tiempo que estaba colgada en su armario y no la usaba. Traía pantalones -que también estaba negado a usarlos porque le molestaban y los había comenzado a odiar-. Y zapatos para salir.

—¿Qué?

—¿A qué hora piensas que nos vamos a ir?—cruzó sus brazos, casi sobre su pecho—. ¿O acaso piensas que si te sigues tardando como hasta ahora lo haces vamos a poder llegar?

—¿Estás hablando en serio?—pregunte aun incrédula.

—Así es. Y mueve tú culo antes de que me arrepienta.

No sabía si su decisión tan repentina me sorprendía o me preocupaba. Desde que Matteo tuvo aquel accidente no ha querido salir de estás cuatro paredes. Incluso nunca quiso ir a visitar a su madre en el cementerio.

—¿Qué se supone que estás esperando mujer?

—Vaya, que me has tomado por sorpresa—admití sin más, aun sin poder creerlo—. Apenas me dijiste que no querías.

—Si, pero he cambiado de opinión. ¿Acaso no se puede?

—No sabes cuanto extrañaba tu buen humor—rodé mis ojos volviendo a mirarme en el espejo—. Me hacía falta que fueras así de chocante.

—Así cómo cambie de opinión para ir, puedo ya no hacerlo Simonetti. Sabes que odio tener que esperar, y me estás haciendo hacerlo.

—¿Olvidas que yo no tengo un coche que conducir?—conteste con amargura a sus regaños—. Estoy esperando a que Gastón venga por mi.

—Ese imbécil, todo el tiempo llegando retardado a todas partes.

Me causo gracia lo impaciente que estaba está noche. Supongo que era el hecho de saber que volvería a ver a todos los chicos del Blake. No iba a ser fácil. Incluso yo sabía que no, sabía que iban a haber preguntas algo incómodas para él, pero definitivamente era un paso que ya tenia que dar. Debía hacerlo. Era hora ya de volver a su antigüa vida.

—Vale, cálmate ya. Deja la impaciencia. Debe estar por llegar.

Salgo del baño, sintiendo como el metal de la silla suena detrás de mi, haciendo saber que él sigue mis pasos.

—Estás muy... bien vestida— comentó después de un agobiante silencio. Lo mire sin decir nada, ¿acaso era algo parecido a algún piropo? —. Muy bonita. La falda.

—Gracias— pase mis manos por ella para alizarla un poco más—. Estás algo arrugado, ¿no crees?

—¿Insinúas que me he vuelto viejo?

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⏰ Last updated: Apr 02, 2021 ⏰

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Amor Oculto,  Mattina SLWhere stories live. Discover now