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Lo levanté del suelo, le abrí las alas...

Soplé detrás suyo para que comenzara a volar,

Le regalé mis ilusiones, mis mayores deseos.

Le tomé de la mano, para andar los dos al mismo tiempo.

Mis sonrisas y mis mayores sueños fueron suyos, dándole más motivos.

Razones, que se fueron como el tiempo, arrastrados por el mismo viento.


Tanto aliento desgastado, y las horas que pasé;

Llorando a la par que las gotas de lluvia en mi ventana

Bostezándole a la brisa, rogando al cielo porque él volara más allá de lo imaginable

Cosí sus ideas, una tras otra.

Hice un hilo de mis imaginaciones trasnochadas.

Solo para que creyera en él.


Como justo los demás, él era más que una moneda, pero era un juego de azar.

Tenía más caras que un dado. Pero aposté todo por él.

Con él se fueron mis deseos,

En un suspiro.

Como se van tus pétalos al aire.


Por eso me lo recuerdas tanto.


Diente de león.

Poemas cortos para días largosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora