Capítulo 6.

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-Aunque sea deja que te explique- habló Ezarel desde el otro lado de la puerta.

- No, no y no. Eso de ser el conejo de indias no me ha gustado- dije mientras me apoyaba de espaldas en la pared. Desde lo de la Hamadríade, no quiero saber nada con ser el señuelo o el conejito.

- Vamos Gardienne, eres la única desempleada. Además solo tienes que ayudarme a comprobar un antídoto, confía en mí- obviamente nunca voy a dudar de tus habilidades Ezarel, necesitas el antídoto para ir a mi mundo ¿A que no?

- ¿Antídoto de qué?- pregunté, me estaba poniendo poco a poco cortante.

- Antídoto para la Poción de Amor- me mantuve en silencio un rato, la poción no va a funcionar, yo ya te amo, desde hace mucho.

- N-no creo que sea la más indicada...- dije con la voz un poco temblorosa.

- ¿Por?- parece que no entendió la indirecta - Por favor -. No podía evitar reemplantearmelo, él me necesita, pero yo sigo poniéndome mal con este asunto, me hace sentir tan débil, ellos se van a mi mundo, y ni siquiera me van a dejar enviar una carta.

Abrí la puerta y la cerré a mis espaldas, no le quise mirar la cara.

- De acuerdo, hagamoslo rápido- y avancé por el pasillo dirigiéndome a la sala de alquimia, ambos hicimos el camino en silencio.

Una vez allí me hizo sentar al lado de él, empezó a buscar entre todos los frascos que tenía en los estantes, antes de traerme una botellita delicada con un contenido rosa adentro, cubierta por una etiqueta en una escritura desconocida.

- ¿Por qué nunca hicieron un antídoto antes?- pregunté de curiosa.

- He trabajado en él bastante tiempo, pero en Eldarya tenemos una complicación importante, con las pociones de este estilo y sus antídotos, y es que los efectos pueden ir variando en las especies- me miró esperando a que asintiera para poder proseguir -Por más que este antídoto pudiera funcionar por ejemplo, en un Brownie, tal vez no funcionaria del mismo modo con un Vampiro o Elfo, u otra especie- volví a asentir- De modo que tenemos que hallar un antídoto en común para todos, y la única manera de lograrlo es hacerlo a través del punto en común que tienen la mayoría de las especies.

- ¿Y cuál es el punto en común?

- Todos somos antropomorfos, somos variaciones del ser humano- ahí empecé a entender.

- Entonces, si el Elixir funciona conmigo ¿También funcionará con el resto?

- Empiezas a entender, serás la confirmación completa de mis teorías sobre el antídoto general- dijo sonriente.

- ¿Por qué no has intentado antes con Valkyon u otra persona mitad humano?

- Valkyon es más faery que humano, tu eres más humana que faery- contestó, asentí silenciosa. Al menos ahora tenía algo útil en este mundo, aunque sea un conejillo de indias. -Necesito que tomes la poción, pero antes debo...- dijo mientras se paraba a buscar el antídoto, me fui adelantando y tomé la poción de un trago.

-... poner un pelo mío...- continuó la oración. Me empecé a sentir acalorada, y mi visión se me rarizó -¡Por un Perro Negro! Tenías que tomar solo un sorbo ¿Te sientes bien?- preguntó mientras se acercaba a mí, y parecía ¿examinarme?

- Me siento confusa, tengo mucho calor- demasiado calor, me empecé a mover los tirantes de mi top, para poder quitarmela. Ezarel me la acomodó de inmediato.

- No te quites...da...dienne?- las palabras se iban enmudeciendo, tenía tanto calor... Miré sus labios, era lo único que podía enfocar, luego sus ojos, su rostro, yo... yo sabía que era lindo, pero ahora está más lindo aun. Luego su cuello llamó mi atención, nunca había visto más piel que esa, mucha ropa. Oh, ahora se movió, parece que está buscando el antídoto, volvió a mirarme.

- ...dienne...toma...doto...rapi...¿gar...?- no entiendo nada de lo que pasa, solo sé que...

<<Entonces se abalanzó hacía él, se colgó de su cuello tan rápido que ambos cayeron al piso, haciendo rechinar las sillas. El frasco que contenía el antídoto se meció peligrosamente en el borde de la mesa, pero se equilibró al fin. Gardienne, sentada a ahorcajadas sobre él, empezó a avanzar lenta, midiendo sus movimientos, pues solo podía enfocar con la vista su figura. Entonces le desabrochó la camisa poco a poco, y le beso el cuello más de una vez, húmedo y lentamente. Por su parte, Ezarel, se encontraba en un transe del que no podía salir, se cuestionaba, "¿Qué me pasa? Estoy dócil, quiero moverme pero mi cuerpo no. En los antiguos libros humanos de biología hablaban sobre las feromonas femeninas que cautivan al sexo opuesto de alguna forma ¿No? ¿Acaso al tomar la poción sola y en cantidad, hacia que el efecto de las feromonas se intensifique? ¿Era eso verdad? Tiene que ser eso, no debe ser otra cosa... ¿No?". Él se encontraba sumido en su aroma, en su calor corporal, en la suavidad de su silueta, en su bello rostro que le miraba excitada. De pronto despabila, Gardienne le había dejado la marca de su pasión, un chupón en el cuello. Delicada y lentamente Ezarel se la sacaba de encima, la cantidad de tiempo que tomaba para alejarla poco a poco se lo cuestionaba hasta él ¿Por qué tardaba tanto? Si ella pesa como una pluma, acaso, ¿Él quería que continuara? No, no, se sacudió la cabeza para alejar esos pensamientos. Buscó con la mirada el frasco, y con rápidez (pero sin dejar de tratarla como una pieza de cristal) consiguió dar vuelta la situación, pero ella se había enganchado a su cuello de tal manera, que tuvo que poner la mano para no aplastarla en la caída. Se sorprendía de la fuerza que tenía, ¿Era su fuerza o su debilidad cuando ella le tocaba? Otra vez volvió a revolver su cabeza. Posando una mano en su espalda, la levantó consigo para poder acercarse ambos a la mesa y así coger el frasco. Ella hacía peso muerto, cada vez más perdía la conciencia y parecía que iba a caer en sueño. Él consiguió agarrar el antídoto, y con ella media caída en sus brazos le dio de beber. Solo le quedaba esperar a que su trabajo diera frutos.

Ella terminó de caer en el sueño y él se la llevó de inmediato a la enfermería.>>

Entrando en su corazón. (Ezarel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora