Me quedare...

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Era de día, por la ventana entraba la luz, alumbrando el rostro de la joven quien no tardo en despertarse, se sentía en casa, pensaba que el haber huido de Hyrule era un simple sueño, incluso sonrío inconscientemente, parpadeo con lentitud, se sentó y se estiro, pero se dio cuenta de que no era su casa, era una especie de cuarto improvisado, y la cama era de heno.

—Rayos— Maldijo en una voz tan baja que nadie le hubiera oído de no estar tan cerca de ella, todo lo que paso el día anterior no había sido un sueño, para su mala suerte todo había sido real.

Suspiro, tenía que volver hoy a casa, probablemente su madre estaría preocupada, y de cierta forma quería pensar que Link también lo estaría, estaba dispuesta a levantarse, pero se percato de que había ignorado al único ser que estaba con ella, aquel Link oscuro estaba sentado a unos centímetros lejos de ella, parecía estar dormido, así que se acerco despacio hasta donde el se encontraba, y para su sorpresa estaba profundamente dormido, no parecía ser aterrador o malo, incluso hasta dudaba de porque no confiar en él.
Se sentó a su lado, pudiendo observarlo con más detalle, su cabello con la luz del sol parecía ser plateado, pues brillaba de una manera que atraía a la chica y sin reflexionar sobre sus actos, termino por acariciarle el cabello, sonreía ampliamente, era mucho más suave que el de Link, incluso le entro una fuerte sensación de peinarlo, o por lo menos seguir acariciándole el cabello. Cerro los ojos mientras seguía acariciando ahora la cabeza de aquel ser extraño hundiendo aún más sus dedos entre sus cabellos, se sentía feliz y le provocaba paz y calma.

Aquel Link de piel oscura abrió los ojos de golpe tras sentir con más profundidad una especie de tacto que jamas había sentido en su vida, miro de reojo a la joven, quien tenía los ojos cerrados y proseguía moviendo la mano sobre su cabeza que a su vez sonreía, no iba a detenerla, se sentía bien, aunque ese sentimiento no lo conocía del todo, generalmente casi siempre cuando aparecía tenía un sentimiento de tristeza o soledad, en ocasiones de irritación o celos. Se imaginaba como sería la vida de aquel sujeto de verde que era idéntico a el, y supuso que en lo único que tenían parecido era en lo físico, probablemente aquel chico estaría en un hermoso lugar, con una vida plena y feliz, sin sentirse solo, no como el, quien se encontraba en un lugar casi en ruinas, donde anteriormente la luz no entraba y las goteras estaban presentes. Recordó el rostro de aquel muchacho, y se percato de que no era igual al rostro que conocía la primera vez, ni el lugar era el mismo.
Fue hace demasiado tiempo, la primera vez que el apareció fue probablemente hace muchos siglos, un joven parecido al actual había entrado en busca de algo, fue cuando el apareció tomando su figura. Se percato de que no había aparecido recientemente, sino que llevaba ya demasiado tiempo, sin embargo la soledad siempre le hacía pensar que cobraba vida una primera vez, cuando entraba alguna persona.
Chasqueo la lengua, su vida era una mentira, había vivido por mucho tiempo y el sentimiento de soledad lo hacía desaparecer en algún punto dado, borrándole vagamente recuerdos, recuerdos que no valía la pena recordar.

La chica se había detenido en acariciarle la cabeza, se percato de que la miraba, pero hasta ese punto seguía porque en su rostro no parecía molestarle, incluso parecía que en cualquier momento sonreiría, sus ojos de color rojo se habían tornado lentamente a café, para terminar en un tono negro, lucían más humanos, más nobles, más vivos y sin intenciones de asustar a la gente, sin embargo pronto miro hacía el suelo, parecía pensativo, perdido en algún lugar que no traía nada bueno, pronto sus ojos volvieron a tornarse en rojo, notándose nada más que realmente tenía vida, había chasqueado la lengua, provocando un sonido de enfado, fue cuando paro y retrocedió un poco la mano. En ese momento sus miradas se reencontraron, se miraron fijamente a los ojos, ella sabía que su enfado o angustia no había sido provocado por ella, realmente fue por sus pensamientos.
No sabía que hacer o que decir, por lo que le sonrío.

No eres lo que esperabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora