Cap. 1: El mal recuerdo

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Narra Bon:


Estoy triste. Nunca en mi vida había cometido una estupidez tan grande como besar a aquel peli morado sin su consentimiento…sin sentir nada por mí que es lo peor. Todo pasó tan rápido….salvé a Bonnie, me dejé golpear por los Nightmare’s y, ¿Qué obtuve como recompensa?, ¡nada!; la pérdida de mi mejor amigo y compañero en guitarra, aquel que me robó el corazón la primera vez que lo vi, aquel que me llamaba Maestro cada vez que me hablaba a pesar de que la situación era al revés...yo debería llamarlo así, ya que él me ganó en una batalla épica la primera vez que competimos al conocernos….sin duda es mejor que yo. A pesar de lo que pasó…de seguro me odia *aquel peli azul lloraba desconsoladamente*

《Llamada entrante》


-¿eh?- *toma su móvil que estaba en el velador con su mano derecha y vendada, mientras éste vibraba, sin dejar de llorar* -¿B-Bonnie?- *se sacó un parche que tenía en su ojo derecho para ver mejor, ya que no creía que su amor inalcanzable lo estaba llamando. En un instante, por reflejo sonrojó; pero al recordar la mirada fría que le regaló aquel joven…simplemente no quiso contestar el teléfono y lo dejó caer al suelo* -¿por qué me llama?, pensé que dejamos de ser amigos por como reaccionó ante el beso que le robé…quizá…y solo quizá le quedó gustando, aunque no lo creo.


~~~Inicio del recuerdo~~~

Todo partió aquella tarde después de reunirnos para ensayar…era una tarde muy bonita y ya nos teníamos que separar…¡odiaba esa parte todos los días, ya que de ahí no lo vería hasta el día siguiente!; n-no saben cómo las horas pueden llegar a hacer eternas cuando no se esta con esa persona a quien uno ama.

-nos vemos mañana- *muy contento, el peli morado se despide muy emocionado con la esperanza de que llegara ese momento del reencuentro*

-eeee….¡sí!-

Respondí muy bobamente mientras sonrojaba y se alejó. Suspiré. Miré al cielo y habían nubes y unas particularmente en forma de conejitos…….amándose, ¡agrr!, qué rabia; ojalá me pasara eso a mi. Mientras caminaba por el parque, de la nada, por reflejo empecé a cantar a lo que traía el viento y, una voz muy peculiar penetró mi corazón, una voz no sexy pero si muy tierna y cariñosa se oía en aflicción… “¡AUCH!” se escuchó desde lejos, seguido de un golpe brutal y estremecedor. Mi corazón se empezó a excitar a la presencia de un posible peligro a porvenir.

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