Entro en el cuarto de baño corriendo, me quito la ropa y entro en la ducha. Me ducho rápidamente, pelo incluido. Una vez terminado todo, me seco y empiezo a vestirme. Esta vez me dejo el pelo suelto cuando termino de secármelo. No obstante, me pongo de nuevo una sudadera y bajo a ver cómo está Isaak. No sé cuanto habría tardado en arreglarme porque cuando bajo Sarah y Oliver ya estaban en el salón esperándome. Y menos mal que ya estaban aquí porque se me estaba haciendo un poco incómodo estar a solas con Isaak, y eso sabiendo que se tenía que quedar en mi casa hasta que sus padres volvieran. Puede que esté empezando a ver a Isaak de otra manera.

—Puedo llamar a unos contactos y hacer que traigan a un grupo de música para mañana, podríamos montarles el escenario en el jardín y servir la bebida en casa. El grupo es bastante bueno, los conozco personalmente. No piden mucho dinero y si cobramos un poco por las bebidas podemos pagarlo e incluso nos sobraría dinero para nosotros— Oliver respira profundamente después de habernos soltado toda esa información. Yo le estaba escuchando desde el marco de la puerta porque todavía no había entrado en la habitación. Así que entro en el salón y me siento en el sillón más alejado posible de él.

—No he podido evitar escuchar todo lo que has dicho, y sí, es una idea muy buena, pero no lo vamos a hacer. Dije que poca cosa, un concierto de música me parece ya demasiado. Además, si mi padre se entera podría meterme en un buen lío, y no quiero— todos, menos Isaak, me miran con cara de decepción.

—Allison— me llama Sarah. —Esta puede ser la única oportunidad de nuestras vidas de hacer una fiesta y que todos se acuerden de ella. Nos podríamos hacer famosos en el pueblo, y tú tendrías el maravilloso honor de habernos dejado tu casa. Eso es algo increíble— me mira con cara de súplica pensando que iba a cambiar de idea, pero se equivocaba. 

—He dicho que no. Perdón por parecer una amargada, pero no quiero tener problemas ni con mi padre ni con mis vecinos ni con nadie. Podemos cenar aquí y cuando terminemos, si no os queréis quedar aquí, podemos ir de fiesta a algún otro sitio— Sarah y Oliver me miran mal, sabían que les iba a costar hacerme cambiar de idea. Por suerte, Isaak es el único que me mira y me sonríe.

—Chicos, no os metáis con Allison. Yo respeto tú decisión y entiendo por qué quieres hacer eso, así que no te preocupes— me sonríe con una sonrisa de las que te alegran el día. Me quedo mirándole y me doy cuenta de que le habían salido más pecas, le quedaban bien.

—Gracias, Isaak— le sonrío de vuelta.

La noche no tuvo muchas más emociones, Sarah y Oliver no paraban de intentar convencerme para que cambiase de idea y les dejara montar un concierto en mi jardín. Mientras tanto, Isaak miraba la televisión y cuando se ponía en anuncios prestaba atención a nuestra conversación. La única pequeña emoción sucedió cuando Sarah y Isaak se fueron. Sarah se fue un poco más pronto a casa porque tenía que madrugar para irse de compras. Isaak se fue arriba a ponerse el pijama y no volvió a bajar. Oliver se quedó en el salón conmigo. Yo estaba tan tranquila en mi sillón alejado de él hasta que se levantó y se sentó a mi lado, pasando su brazo alrededor de mis hombros.

—Por fin solos. Has estado ignorándome toda la noche— me mira a los ojos y creo ver que estaba realmente molesto, aunque quién sabe, nunca sé cómo se siente realmente.

—Pues sí, te he estado ignorando. Me has echado toda la culpa a mí cuando nos ha visto Sarah. Has hecho que pareciese una desesperada con lo de la apuesta

—Venga Ally, que no ha sido para tanto. Lo estás exagerando, yo no lo veo así— ¿Qué yo estaba exagerando? Será idiota.

—Oliver, vete de mi casa— me levanto del sofá, haciendo que el brazo que tenía en mis hombros cayera, pero él seguía sin moverse. —¿Me oyes? Te he dicho que te vayas, no quiero verte— Como seguía sin moverse le cojo del brazo y empiezo a tirar de él para que se levantase, pero sin ningún resultado; seguía sin moverse.

—Me iré, pero con una condición. Deja que hagamos lo del concierto mañana— niego con la cabeza y le sigo tirando del brazo para que se levante del sofá. —Por lo que parece no vas a cambiar de idea, está bien. Voy a ver si te hago cambiar de opinión— tira de mi brazo y hace que me siente a horcajadas encima de él. Estoy sorprendida y avergonzada de que con solo un tirón haya podido moverme y yo no he sido capaz de hacer que se levantara del sofá.

—Oliver, no me toques. Quiero que te vayas— intento moverme, pero me tenía sujeta por la cintura con una mano mientras que con la otra me acariciaba la mejilla. Sé que ha pasado poco tiempo desde el beso de la cocina y también sé que no somos nada, pero echaba de menos que me tocase. 

—Oye, mírame, no voy a hacerte nada malo. Solo quiero convencerte de que lo de mañana es una gran idea y no va a pasar nada malo. Confía en mí, ¿lo haces?

Le miro a los ojos, esos ojos verde esmeralda que me volvían loca. ¿Podía confiar realmente en él? No estaba segura del todo, pero... Nada, había tomado una decisión y no podía cambiarla. Podría meterme en un buen lío si mi padre se enterase de la fiesta o si los vecinos llamaran a la policía o por cualquier otro motivo. Hice rápidamente una lista de pros y contras en mi mente y ganaban los contras, aunque en los pros estaba él. Si hacía la fiesta todos estarían muy ocupados con sus cosas y yo podría pasar más tiempo con Oliver sin que nadie nos molestase. O eso pensaba yo.

—Vale, acepto. Si pasa algo te tienes que hacer cargo tú, que yo no quiero problemas— sonríe marcando esos hoyuelos tan perfectos que también me volvían loca. Me coge de las mejillas acercando mi cara a la suya y me besa. Me besa como unas horas antes lo había hecho en la cocina, lentamente y mordiéndome el labio al final, sabía que nadie nos podía interrumpir ahora.

Unos minutos después nos separamos, me bajo de encima de él y me siento a su lado. Nos miramos, solo nos miramos, no teníamos nada más que decirnos. Bueno, yo sí. Aunque no le iba a contar las cosas que se me pasaban por la cabeza en aquel momento. Podría pasarme el día mirándolo, estaba completamente enamorada de él y ni siquiera se daba cuenta o, por otro lado, también podía saberlo y no haberme dicho nada todavía. Oliver Parker era mi crush, y como he dicho anteriormente, desde pequeña. Lo que no entendía era por qué me besaba si no había hablado del tema conmigo todavía, no me había dicho si yo le gustaba ni nada. La cosa es que tendría que haberlo apartado ya la primera vez que se me acercó.

—Creo que debería irme ya— me dice Oliver cuando se levanta del sofá y me mira.

—Sí, ya es tarde— me levanto también y lo acompaño hasta la puerta. Antes de irse me da un beso en la mejilla bastante cerca de los labios. Veo como camina lentamente para irse a su casa y, de vez en cuando, se gira para ver si yo todavía seguía allí. Y efectivamente, allí estaba yo, apoyada en la puerta como una idiota esperando a que entrara en su casa. Una vez llega a su puerta, me mira y se despide con la mano, luego entra y ya no le vuelvo a ver más. Cierro la puerta y me quedo allí, apoyada en ella. Isaak estaba en lo alto de la escalera.

—¿Nos vamos ya a dormir? Estaba esperando a que subieras, no quería ser un maleducado.

—Si, voy— subo a mi habitación que ahora comparto con Isaak. Me cambio en el baño y al salir Isaak ya estaba en su cama. Me mira y cierra los ojos.

—Buenas noches Allison.

—Que duermas bien Isaak.

Me tumbo en la cama y me pongo a pensar en todo lo que había pasado hoy. Oliver me iba a volver loca. Ojalá nunca hubiese aceptado la idea de dar un concierto en el jardín de mi casa. Muchas cosas iban a pasar a partir de mañana y todo por mi culpa, por haber aceptado la idea de Oliver. Aquello iba a ser el principio del final.

No te enamoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora