Capítulo 4 🐺

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Arianne

Asher termina de preparar el desayuno mientras le cuento con muchos detalles sobre la pesadilla al día siguiente. No puedo hablar sin estremecerme por las imágenes dolorosas. Ver a Abigail pasar por algo tan terrible me genera rabia e impotencia. Es inevitable no sentir compasión. Por mucho que la odie, ella no merecía sufrir de esa manera. Ningún ser humano lo merece.

—Siento tu miedo y tu dolor —comenta Asher, dejando un plato de panqueques acompañado de leche frente a mí —. Esto te atormentará por días.

Prosigo a darle la primera mordida al panqueque. Uhm... delicioso. Mi lobito aprendió a cocinar.

—Claro que sí. ¿No te resulta extraño que tenga estas pesadillas después de que hablé con Marianne?

Él asiente.

—Es muy extraño —concuerda.

Luce adorable esta mañana con sus ojos somnolientos y cabello alborotado. ¿Lo mejor? Utiliza un ajustado bóxer negro, dándome una linda vista de su cuerpo casi desnudo. Los tatuajes con símbolos celtas en su piel resaltan. Ver a Asher es la mejor forma de empezar el día.

—No confío en ella —murmuro mientras mastico —. No después de que humilló a Ashton. ¿Sabes cómo está tu hermano?

Asher se sienta a mi lado en el taburete de la pequeña isla.

—Andrew me habló esta mañana y dijo que no vio a Ashton desde anoche. Supongo que anda en alguna parte del bosque.

Pobre Ashton. Mi pecho se contrae al recordar su rostro lleno de dolor. Fue muy duro ver cómo sus ilusiones se hacían pedazos ante las palabras de Marianne. Llego a la conclusión de que, a partir de ahora, él será mucho más frío.

—No entiendo porque sufre por ella. Ni siquiera son compañeros.

—Él aprecia a Marianne. La quiere.

—No debería.

—Muchos licántropos suelen relacionarse con alguien más antes de que aparezcan sus compañeros. Ashton desarrolló sentimientos por ella, pero estoy seguro de que se esfumarán cuando vea a su otra mitad.

Escucho con interés. No me enamoré de nadie antes de conocer a Asher y no lo lamento. Él siempre será el único en mi vida.

—¿Tú crees?

—El lazo es muy poderoso en ese sentido. Hará que se enamore de su compañera y Marianne quedará en el olvido.

Escuchar eso me hace sentir mucho mejor.

—Rogaré a los dioses para que llegue ese día muy pronto. Ashton merece a alguien que lo ame incondicionalmente.

Asher se acerca a mi rostro y lame los restos de azúcar que se encuentran en la comisura de mi boca. El contacto de su lengua en mi piel hace que tiemble de necesidad. Oh, dioses...

—Mmm... eres tan dulce —susurra.

Termino de beber la leche con una sonrisa.

—Estuve pensando... —digo en voz baja —. Tu madre te contaba historias sobre Abigail cuando eras un niño.

Su ceño se frunce.

—Ajá.

—Ella puede ayudarnos.

La cara de Asher se vuelve seria. Hablar sobre Aria Karlsson es un tema muy sensible para él.

—¿Estás segura?

Me cruzo de brazos.

—Muy segura. Es un asunto importante, Asher.

Arquea una ceja, dándome una lenta mirada con esos ojos avellanas.

Dulce Perdición [En librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora