Tenía que averiguarlo todo.

-No tengo ganas de caminar. –Respondí mientras me tiraba a la cama dejando caer todo el peso de mi cuerpo. Él no dijo nada solo sonrió y se lanzó a mi lado imitando mis movimientos perezosos. Su sonrisa era asombrosa. Levanté una mano y la coloqué en su mejilla pretendiendo acariciar su pequeño hoyuelo, pero  en ese mismo instante sentí una corriente eléctrica que me transporto a otro lugar totalmente diferente al de segundos antes.

Estaba siendo transportada a un recuerdo. Y no era un recuerdo suyo, era mío.

Un enorme lago se visualizó ante mis ojos. El mismo lago en el que había tenido el accidente de niña. Me estremecí al recordarlo. Pero el ambiente era distinto, había flores que coloreaban todo el ambiente y el agua cristalina daba un aire paradisiaco al lugar. Seguí caminando por el césped observando cada detalle del hermoso lugar. Ya no sentía inseguridad en el ambiente como lo había vivido en el recuerdo de cuando era niña, ésta vez era distinto. Era reconfortante.

Caminé hasta el lago incapaz de controlar mi cuerpo. Estaba reviviendo mi recuerdo como si estuviera atrapada dentro de un cuerpo el cual no podía controlar. Llevaba puesto un vestido de encaje hasta las rodillas. Involuntariamente empecé a quitarme el vestido y las prendas interiores dejándome totalmente desnuda. Entré al lago con delicadeza mientras me quitaba las horquillas de mi cabello dejándolo caer cubriendo completamente  mi espalda. Me sumergí en las aguas. Nadé unos minutos sintiendo la sensación fría de las corrientes hasta que volví a sacar mi cabeza a la superficie en busca de aire. Mis largos cabellos rubios flotaban en las aguas pausadamente dejándose llevar por el movimiento de las corrientes, miré el cielo mientras entraba en algún tipo de trance o extrema relajación, hasta que el ruido de una rama quebrarse llamo mi atención. Desvié mi mirada hacia los árboles. Pude divisar una silueta masculina recostada sobre uno de los árboles.

-Acércate. –Exclamé mientras me volvía a sumergir en las aguas, nade unos minutos más y volví a sacar mi rostro a la superficie para recargar mis pulmones de aire. Pude divisar a Iam parado en la costa del lago a unos metros de mí. Iba vestido de blanco como era de costumbre. Su mirada era relajada y despreocupada. Su cabello más largo de lo normal se movía al compás de la brisa.

-Hacedme compañía. –Exclamé en un tono formal. –Ven a nadar conmigo. –Me autocorregí eliminando el tono formal que había implantado. Lo admiré desde mi posición con una sonrisa enmarcada en mis labios. Él no hablo, simplemente negó con su cabeza dándome a entender que no cedería. Hice un mohín con mis labios. –No respiraré hasta que estés a mi lado. –Respondí sonriente mientras inhalaba con fuerza y volvía a sumergirme en las profundidades de las aguas. Permanecí allí abajo unos dos minutos y el aire ya comenzaba a faltarme. Hice unas piruetas debajo del agua tratando de volver a la superficie pero de pronto me atragante y al abrir la boca para toser escupí todo el aire que había resguardado. Sentí la desesperación correr por mis venas mientras intentaba volver a la superficie, pero los brazos ya comenzaban a fallarme en conjunto con las piernas.

Cuando solo me faltaban unos centímetros para llegar a la superficie sentí como alguien me jalaba de los brazos hacia afuera. Me dejé llevar y al salir al aire tosí disimuladamente tratando de recomponerme, abrí mis ojos y me encontré con un par de esferas azules observándome intensamente. Sus ojos se veían aún más enigmáticos con el toque de sus cabellos negros pegándose a su rostro. Estaba a centímetros de mí. Me acerqué a él y me pegué a su cuerpo mientras enganchaba mis brazos a su cuello. Su mirada bajo hacia mi cuello y más abajo. Observé como sus pupilas se dilataron al percatarse de mi estado.

-¿Acaso puede llamarse pecado el conceder mi alma a tu amor? –Cuestioné mientras me pegaba a su cuerpo. Podía sentir cada parte de su torso encajar con el mío.

DARK SOULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora