Amigos

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Un olor poco agradable invade mi nariz, lentamente abro los ojos y me doy cuenta de donde viene el olor. Un contenedor de basura, miro a mi alrededor y me percato que estoy en un callejón y es de noche. El rostro de Nicolás invade mi campo visual, el vigilante coloca una mano en mi mejilla y mira atentamente mis ojos.

–¿Cómo te sientes?–susurra.

–Mareada, pero bien.–intento ponerme de pie y el chico me ayuda pasando una mano por mi cintura. Espero a que retire su agarre pero eso no pasa, lejos de sentirme incomoda me siento cómoda...–¿Cuánto he dormido?

–Un par de horas.–responde otra voz y la busco, Bastián viene caminando hacia nosotros con una bolsa en mano.–He traído un par de gorros y lentes de sol.

Lo miro confundida y el chico me da una sonrisa.–Lo siento, luego de ese gran accidente y función somos noticia nacional. La policía nos busca.

Entiendo.–Veo que tus heridas han sanado por completo.–comenta el vigilante y nos pasa a ambos un gorro de lana. Nicolás retira su agarre de mi cintura, el vigilante coloca el gorro en su cabeza e imito la acción.

–Sí, es... increíble.

–Pues créelo Phoebe.–Bastián bota la bolsa en una basura y se coloca el gorro rojo en su cabeza. Noto que las camisas de ambos ya no están manchadas de sangre.

–Es hora de ir por tu familia.

Los tres salimos del callejón, tardo un poco en darme cuenta que estamos en Cartago, pasamos caminando por el desolado parque de las ruinas, podría decir que es de madrugada. Nicolás camina a mi derecha y Bastián a mi izquierda, cualquiera podría decir que son mis guardaespaldas, miro por el rabillo del ojo a Nicolás. Hay algo en él que me llama la atención, aún me cuesta creer que estuvo a mi lado diecisiete años y hasta ahora lo conozco.

–¿Qué tanto miras Phoebe?–me pregunta sin siquiera mirarme, quito mis ojos de su rostro y miro al frente.

–Nada.
La risa de Bastián suena.–Es guapo el niño, ¿verdad?

Continuo caminando y la risa del castaño crece.–Por todos los Dioses, creo que se ha ruborizado.–miro hacia abajo y aprieto la chaqueta negra contra mi pecho.

–Deja de molestarla.–le riñe Nicolás.

–Phoebe también es guapa.–continua diciendo Bastián.

Nicolás se acerca un poco más y se inclina.–No le hagas caso. A él le gusta Megan–susurra en mi oído.

–Escuché eso.–dice el castaño, pero no lo niega. Sonrío divertida y los tres cruzamos la calle hasta llegar a la otra acerca.

–¿Cuánto tiempo llevan los dos?–pregunto.

–Somos hetero Phoebe.–me responde Nicolás.

–Me refiero al tiempo que llevan siendo amigos.–explico.

Bastián estira sus brazos y comienza a contar con sus dedos mientras sigue caminando, sujeto la manga de la camisa y la jalo antes de que se golpee con una señal de transito.–Gracias.–sonrío en respuesta y continuo con mi vista al frente.

–Yo diría que unos treinta años.–comenta después de varios segundos el castaño.

–Veintiocho.–corrige el pelinegro.–Nos conocimos en Londres.

Moví mis manos y Nicolás se encogió de hombros.–Es costumbre para nosotros pedir un traslado a cierta edad, con excusas tontas como "aprender una nueva cultura", bueno. Es casi como un intercambio mortal, con unos pequeños cambios.

Lo miro intrigada y el vigilante sonríe mostrando todos su dientes.–En vez de un colegio o universidad, asiste a una base. La base es un complejo que puede estar en la superficie o debajo de esta, la de Londres es un poco... curiosa. Entrenas, estudias el idioma del país, aprendes diferentes lenguajes, a leer lenguas muertas y te envían al campo a resolver problemas tontos con los mitológicos.

–Pero.–le interrumpe Bastián.–nosotros los ingleses tenemos la mejor base del mundo.

–Para ser ingles hablas muy bien el español.


–También hago otras cosas.–el doble sentido sale a relucir en su oración.–Es broma Phoe, eres como... la pequeña hermana de Nicolás, así que no te puedo tocar con otras intenciones. Aparte está prohibido.

El viento hace que mi cabello se haga para adelante, lo quito de esta y miro sin entender a Bastián.–Tenemos reglas.

–Y muchas.–agrega Nicolás.–No le hagas caso a Bash, está en él cagarla con lo que dice.

Una risa sale de mi garganta y niego lentamente. Definitivamente estos dos son el uno para el otro. Algo comienza a vibrar dentro de la chaqueta negra, el tono de "Wonderwall" comienza a salir de la chaqueta, Nicolás mete la mano dentro de la bolsa delantera y saca su celular. La pantalla ahora está quebrada, el vigilante golpea con su dedo varias veces el icono de contestar hasta que este finalmente funciona.

–¿Hola?

–¡Amor!–responde una voz chillona al otro lado de la línea.–Lamento haberme ido de esa manera, sé que es tu deber... pero por favor regresa conmigo.

Nicolás se detiene, Bastián y yo lo imitamos y nos miramos entre ambos.–No va ser posible Meils. No estoy en la capital.

Una sombra negra cae del cielo en frente a nosotros, doy un paso hacia atrás y Bastián se pone delante de mí.–Lo sé.–responde la rubia y guarda el celular que está en su mano.–He visto las noticias, los están buscando.

–Algún día nos haríamos famosos.–responde despreocupado Bastián.

La rubia ignora por completo su comentario y continua hablando.–Me he pasado todo el día siguiéndote la pista, estás en grave peligro Nicky.

–Sí, deberías permanecer alejada de mí.–sonrío internamente ante la respuesta del vigilante.

–No puedo, no puedo pasar preocupada por ti todo el día. Ven conmigo Nicky, trae a la musa si es necesario, pero por favor vuelve...–la rubia toma la mano del vigilante.

–Pero necesito encontrar a Megan.–le recuerdo a la pareja, Nicolás se voltea a mirarme al igual que la rubia.

–Si no está contigo es porque se quería ir.–me responde la rubia. Respiro profundo y aprieto la mandíbula.

Todo ser humano tiene un límite y el mío está siendo sobre pasado con cada palabra que dice la novia del vigilante.

–Además es un peso menos.–sigue hablando. Paso por delante de Bastián y la chica se acerca a mí con las manos en la cadera.

–Cuando tu tengas una familia que te ha acogido desde los nueve años y que te ha dado su amor protección y techo, tomare tu palabra en cuenta, pero ahora es innecesaria, la que esta demás aquí eres tú.

Ella levanta una ceja y cruza sus brazos frente a su pecho y retrocedo uno pasos, ambas estamos a la misma altura. Debo admitirlo ella intimida.

–Aun no entiendo porque no dejas que haga lo que le de la gana si ella quiere enfrentarse sola que lo haga, es una pérdida de tiempo.–no me lo está diciendo a mí se lo dice a Nicolás.

-Meils solo cállate.-Bastián pero le hago han señal para que retroceda y él la acata.

La energía empieza a surgir la miro y ella sonríe.

–¿Que vas hacer pequeña Phoebe? ¿me vas a matar?–suelta un pequeña risa.–Tú podrás ser una Musa pero yo tengo años de experiencia.-dice con un tono burlón.–y poder...–finaliza.

–Meils cállate.–esta vez no lo dice Bastián ahora lo dice Nicolás, no lo había notado pero el vigilante la tiene sujeta del brazo derecho y Bastián se planta a mi lado.

–No te metas en mis asuntos familiares.–sus ojos ya no son grises ahora parecen los de un gato.

–Meils no lo hagas.–la amenaza Nicolás.

–¿O si no que?–lo desafía. Puedo escuchar su corazón palpitar no lo hace como el de una persona normal no tiene un ritmo y se de tiene, ella me sonríe de oreja a oreja.–¿Asustada Phoe?

-No lo hagas, sabes que si le intentas hacer daño te voy a tener que golpear...

–¡Vas a golpear a tu propia novia por una simple vigilada!–grita ella enojada.

Novia...

Y la sangre que pasan por mis venas se congelan ante esa palabra de cinco letras.

Y la oscuridad se cierne sobre mis ojos, todo parece una película en blanco y negro antes de llegar a la puerta Bastián me a toma del brazo, pero lo golpeo en el estómago y los colores regresan, el cae en el suelo retorciéndose de dolor. No quería hacer eso... mis manos están sobre mi boca... Meils me mira con sus ojos grises y Nicolás solo ve a Bastián en el suelo.

–Bastián lo siento...–me intento acerca hacia el pero Meils me aparta.

–Sera mejor que te vayas Phoebe.-su corazón vuelve alatir. Nicolás no me dice nada solo mira a Bastián en el suelo.    

Transcendence la Profecía(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora