Frente la calle 12.

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Era una tarde sombreada, pero no en un sucio sótano en el cual solamente disponía  de una pequeña ventana que daba a la calle.

Ahí no vivía un humano, ni un animal, ni siquiera  una plantita, en ese lugar vivía una criatura fuera de lo común, un Kyotal, una criatura sin escrúpulos, una generación temida durante años, esa criatura se acercó a la ventana, el único rayo de luz  que desprendía ese lugar con esperanza de encontrar a una de las otras criaturas del exterior y así fue, Maria, una niña alta que iba con una chaqueta negra, unas mallas, una camiseta que parecía ser de un grupo de música y una mochila detrás de sí, no sabía el futuro que le esperaría al cruzar la calle 12.

De pronto la niña se  vio paralizada al notar la fría mano que posaba encima de su pie, surgió de la niña una amplia sonrisa.

- Me pilló.

A continuación la mano tiró de ella hacia las profundidades de la oscuridad, al estar bien adentro y asegurándose ella  que la tenía bien agarrada, sacó de su mochila una daga plateada que clavó hasta el fondo de lo que parecía ser el corazón de la criatura.


La aparición de un Kyotal en mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora