Parte 64

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—¿Dónde quieres ir, mi amor? —la voz de Oliver llama mi atención sacándome de mis pensamientos con mi padre, despego mi mirada de la tv que se supone que estoy viendo y llevo mi mirada a él, tiene puestos unos lentes y se mira mucho más guapo.

—¿Cómo que donde quiero ir? —pregunto, enarcando una ceja, me siento sobre la cama frente a él para observarlo mejor mientras él lleva su mirada a su computadora de nuevo y continúa tecleando.

—De luna de miel, o algo así le llaman... creo —sonrío, mientras él no despega su mirada del computador, si algo le admiro es que puede charlar y seguir trabajando como si nada, siempre sus informes son estupendos y sin ningún error.

—Oliver, acordamos que será cuando cumplamos el año, faltan sus cuantos meses aún.

—Cinco para ser exactos —me interrumpe, sin despegar la mirada de aquel aparato.

—¿Lo ves? No sabes si puedo morir antes —ahora si me mira y clava esa mirada inescrutable en la mía.

—Ni se te ocurra hablar de eso porque te juro que yo mismo me deshago de esa puta motocicleta —me mira fijamente y no puedo evitar que eso me cause gracia.

—¿Y qué diablos tiene que ver la motocicleta? —él me observa con una expresión de seriedad.

—Lo que quieres es que te encierre en esta casa para siempre, o te encierre en una torre como a esa tal Rapunzel —vuelve su mirada al computador y continúa tecleando, no sé porqué se lo creo.

—Exageras Oliver, demasiado, enserio ¿Cómo será cuando tengas hijos?

Inmediatamente me mira con sorpresa y frunce su entrecejo

—Si es niña, me compro una escopeta y si es niño, bueno, también —río levemente, pobres mis hijos con un padre así.

—¿Y bien? ¿Te parece París? Me dijiste que te gustaba París —continúa tecleando, me gusta su fase de hombre nerd trabajador.

—París suena bien. Pero...

—¿Pero? —me interrumpe arqueando una de sus cejas.

—Viajemos en vuelo comercial, tomemos transportes públicos y rentemos una habitación en un lugar barato como personas normales —me encojo de hombros y espero que explote en 3, 2, 1...

—¿Ah? —él me mira curioso—Me estás tomando del pelo ¿Cierto? ¿Quieres que hagamos bebés sobre sábanas sudadas y olor a axila encebollada?

—¿Lo ves? Eres un exagerado —río nuevamente tomo un cojín y se lo tiro en el rostro, el ríe tomando una almohada y la lanza contra mí.

Unos minutos después era una guerra de almohadas que se detuvo al escuchar el sonido sordo de su computadora contra el suelo alfombrado.

—Nooo... queridaaaa, no mueraaaasss, te necesitoooo —Oliver se levanta de un salto sollozando fingidamente y llega hasta su computadora, comienza a revisarla.

Oliver "La reina del drama" hace su aparición.

Al día siguiente lo hice dar un recorrido por la ciudad en metro, tuvo que acceder y recorrimos la ciudad tomándonos fotos, con la princesita Oliver que hasta limpia con alcohol gel el lugar donde se va a sentar todo es más divertido.

Todos estos días, Natalie se ha encargado de mostrarme vestidos de novia, zapatos, decoraciones, ya está viendo las invitaciones y como va a peinarme —sí, ella quiere hacerlo, lo bueno es que es toda una profesional porque si no, estaría jodida —me parece que le dará un colapso nervioso uno de estos días, al verme hacer mi entrada junto a mi padre el día de mi boda ella va a ser la que va a llorar a mares al verme, no Oliver. Estoy segura.

Esposa de mi jefe © (Borrador de la 1era edición - 2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora