V

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Me acosté en el sofá mirando al techo o, como yo le llamo "plantearme mi vida existencial".
Las palabras de Susan me sonaban en la cabeza una y otra vez: "El amor llega cuando menos te lo esperas". Pensé, ¿y si es una señal? Nicolas podía hablarle a cualquier chica en la clase, aún había gente en ese momento, ¿habrá sido porque estaba a su lado?... No creo que quiera algo conmigo, osea, mirame. Él es tan guapo y yo tan simple. Eso no pasa. Esto no es una novela.

Sacudí mi cabeza cual perro para sacar esas ideas de mi mente. Me levanté y fuí a calentar la pizza en el horno. Minutos después estaba lista, calientita. El queso estaba derretino y olía a gloria.
–Eres mi felicidad calientita–dije susurrandole al trozo de pizza.

Regresé al sofá, tomé el control remoto y puse netflix. Sorpresivamente, minutos después de empezar la película, me quedé dormida.
Desperté al siguiente día. 6:15 am.
–¿_______? ¿Estás despierta?
–Amm, si, si–dije casi inconsiente
–Levantate hija, llegarás tarde.
Me levanté con un peso encima, dormir en el sofá no era como dormir en una nube. Me metí a bañar y salí rápidamente. Me vestí y me planté frente al espejo que tenía en mi cuarto junto a mi peinadora llena de fotos con mis amigos tomadas con mi instax mini.
Estaba ahí, viéndome, observándome cuidadosamente. Amaba mi uniforme: una camisa polo naranja con el logo del colegio en negro con dorado, falda negra de pliegues que llegaba unos dedos arriba de la rodilla, además permitían llevar cualquier tipo de zapatos. Yo tenía unos especialmente para el colegio, unas converse negras altas.

Mi consciencia hizo su aparición de pronto:
*Eres muy bonita. Déjate querer. Es una señal. Confía.*
Yo no hice caso. Esas cosas no pasan porque sí.
Tomé mi mochila, una ParkLand totalmente gris, tenía un llavero de batman rosado y otro de un castillo disney que compré en mi viaje a Orlando, Florida hace unos años.

El bus llegó a la misma hora. Me senté en el mismo lugar. *Mi vida es tan aburrida*.
Llegué al colegio y estaba mi grupo en la entrada. Todos voltearon a verme cuando llegué.
–Hola
–¡Hola!–Dijeron algunos unísono. Los demás se limitaron a sonreírme. Carolina si llegó a abrazarme, no era ella si no lo hacía. Estaban hablando, o más bien, quejándose de algunos profesores que les habían tocado. Yo, en lo personal, no me fijaba mucho en eso. Mi idea era de "Enséñame algo necesario, te entrego los trabajos, nada de problemas y todo saldrá bien". Mi relación con los profesores era más distante y corta.

Sonó la campana, cada uno a su clase. Yo me fuí sola ya que Jared decidió acompañar a Hillary a su clase.
No sé porqué, pero con solo sentarme me pesaban los parpados. Lo extraño es que, aún con sueño, siempre iba bien en clase.
Llegó el profesor y se le ocurrió empezar con clase de matemáticas. *buena manera de empezar el día*.
Ese hombre abría la boca y mi cerebro se apagaba. Era algo impresionante.

"Y, de pronto, llegaste tú..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora