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CAÍN BENNET

Si no me despedí de manera cariñosa de Cailín fue por entregarle seguridad. Claramente el ánimo de todos está decayendo rápidamente, y junto a su embarazo cada vez está más sentimental. No quise quedarme abrazándola largos segundos y diciéndole lo que ya tiene más que claro, quiero que sepa y tenga claro que al final del día estaré en casa junto a ella para ir a la cama juntos, ni más ni menos. No quiero que comience a llorar en mi hombro cada vez que tomo una decisión peligrosa, no. Quiero que ella confíe en que puedo cuidarme y que a pesar de todo me tendrá a su lado por el resto de nuestras vidas.

Cuando me subí al auto de Jaxon, di un gran respiro. Ian se encontraba en el asiento trasero vestido elegante, como si de una entrevista de trabajo se tratara. Jaxon manejaba rápidamente, la casa de ese tipo estaba bastante alejada de la civilización y si mi amigo se encontraba ahí, realmente iba a matar a ese tipo. Jaxon nos facilitó dos armas, una a mí y otra a Ian por si algo salía mal. Sabíamos ocuparlas.

Nos detuvimos unas calles más abajo, Jaxon y yo caminamos juntos para entrar por el otro lado de la casa, mientras que Ian caminó directamente hasta el lugar. Como lo había señalado mi amigo, había un patio bastante grande y la separación entre casas era evidente. Todo era demasiado silencioso y como si no viviera nadie en los demás lugares, ya que nada se veía, ni siquiera alguien comprando en el negocio que por cierto parecía abandonado. Nos subimos en silencio al muro que nos dejaba entrar a la casa por la puerta trasera, pero nada vimos ahí adentro. Pude escuchar el timbre retumbar por toda la casa, ese era Ian. Nadie salió a abrir, luego de unas cuatro veces que Ian tocara el bendito timbre, escuchamos pasos dentro de la casa, vimos una sombra caminar hasta la puerta y la abrió. Ian comenzó a hablar con él, podíamos verlo un poco, pero no escuchábamos nada. Estuvieron hablando alrededor de veinte minutos, luego los vimos despedirse de un apretón de manos y mi amigo se fue. Cuando el tipo se entró, subió las escaleras y se escuchó un portazo.

Escuchamos los pasos de Ian a un costado de la calle, nos vio y de inmediato se acercó.

-Es Mike Holland -Confirmó. -Y está solo.

-¿Cómo lo sabes? -Le pregunté.

-Sólo lo sé -Bufó.

-¿Qué hablaron? -Preguntó Jaxon e Ian lo miró frunciendo el ceño.

-Importa una mierda lo que hablamos -Lo regañó y él sonrió. -Sólo sé que es Mike y está solo. Debemos cortar la luz antes de entrar, hay una cámara afuera y sospecho que hay adentro, así que vamos.

Silenciosamente saltamos el muro, Ian seguía con su traje elegante, pero aun así era bastante ágil. Jaxon cortó la luz, enseguida escuchamos pasos. Le hice una seña a Ian para que se pusiera en la puerta de entrada. Deslice el gran ventanal que se encontraba abierto, hasta que estuve dentro de la casa. Jaxon entró junto a mí y se posicionó en un lugar en donde el tipo no lo viera al bajar las escaleras, pero a mí, si me vería.

Escuchamos una puerta abrirse en el segundo piso, luego pasos que se dirigían a la escalera, comenzó a bajar y cuando estuvo abajo pude mirar su espalda. Era alto y su piel blanca, su cabello era rubio y enseguida volteó a verme, se sobresaltó de inmediato.

-Buenas tardes Mike -Hablé arrastrando mis palabras. Caminé cautelosamente y me senté en el sofá.

-¡¿Quién eres y por qué estás dentro de mi casa?! -Gritó con desesperación.

Solté una carcajada y él frunció el ceño.

-Tranquilo, no vine a hacerte daño -Lo miré. -Bueno, si no me obligas.

-¡No sabes con quién mierda estás metiéndote! -Seguía exaltado.

-Mike Holland ¿No? -Me puse de pie y comencé a caminar hacia él.

DECADENTES © #2 EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora