Capítulo XIII

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Hugo.


Pasaba el tiempo y la mujer no me ayudaba en nada. Hablábamos cada vez más y ninguna de las charlas ayudaba con el arte, sino al contrario, pues insistía en que los puntitos de la luz no tienen vida y que, por lo tanto, no podían obedecer aunque les pidiera quedarse quietos.

Por lo que podía entender, me habían traído a una persona que me recomendaba desistir, cosa que para mí resultaba una completa locura.

Cuando aún tenía padres —poco antes de que la otra mujer me llenara de medicinas hace años y me encerrara en la mazmorra—, me compraron la mayoría de los libros que conservo, aunque son los más aburridos de todos.

En uno de ellos había una frase de un hombre que decía que para dar una vez en el clavo, había que dar cien veces en la herradura. Para mí aquella frase no tenía demasiado sentido, pero supuse que era como la niña del otro cuento que no sabía a dónde quería llegar: lo único que tenía que hacer era seguir caminando, según le aconsejaba su gato.

Había estado tratando de convencer a las creaturas blancas de la ventana para que se quedaran quietas durante mucho tiempo y de muchas formas.

Primero intenté pedirlo con educación —usando incluso una corbata de moño que se fijaba a la ropa con un broche—, pero no quisieron escucharme. Después las amenacé con echarlas de ahí, pero no pude descubrir cómo cumpliría mi amenaza y seguramente lo notaron, porque siguieron igual que siempre. En otra ocasión escondí un poco de la comida que me llevaban los carceleros y, cuando se hubieron ido, la coloqué junto a la ventana pensando que quizá se detendrían a comer algo, pero hicieron como si no vieran el panecillo. Después intenté golpearlos, pero para mi mala fortuna sólo logré que se molestaran y aumentaran la velocidad de sus movimientos.

A Matías también le atraían los puntos que danzan junto a la ventana y los miraba por largo tiempo. Me preguntaba si tendría algún poder escondido en esos ojos brillantes, uno que le permitiera dominar sus mentes de algún modo, pero no tuve oportunidad de descubrirlo pues, después de aparecer puntualmente a cada visita de la mujer retozando felizmente entre sus piernas, empezó a visitarme menos. Eso, claro, hasta la noche previa a la gran tormenta de la que ya les he hablado, cuando la casa se llenó de pronto de ratas.

Esa fue la última vez que vi a los ojos del jardín espiando, poco antes de que estallaran los primeros truenos. Recuerdo que estaba listo a salir por la ventana, como seguramente hacía Matías, para averiguar de una vez por todas si había estado confiando en un gato espía o no, pero de pronto recapacité y me di cuenta de que no sería capaz de saltar al suelo y caer de pie como lo hacía mi trozo de noche. Ni siquiera podría llegar hasta el limonero para escalarlo, pues estaba a una gran distancia. Aquella prisión la habían planeado perfectamente para que ningún niño pudiera salir.

Al día siguiente, como ya les conté, la mujer había vuelto. Sin avances en el arte, sin ayudarme a descubrir cómo salir de ahí y con mi creciente desconfianza, decidí que tenía que deshacerme de ella.

Había estado tratando de convencer a las creaturas blancas de la ventana para que se quedaran quietas durante mucho tiempo, aunque ahora dijeran que debía rendirme. En cambio, seguiría intentando, mientras buscaba también la forma de sacar a esa mujer de mi vida.

Lo único que tenía que hacer para lograrlo era seguir caminando —según aconsejaba el gato del cuento— pues, para que el martillo diera una vez en el clavo, había que dar cien veces en la herradura, aunque en aquel lugar no teníamos caballos.

Lo que sí tenía, por fortuna, era el martillo.


Ya se viene lo bueno y ni siquiera hemos llegado a la mitad del libro

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Ya se viene lo bueno y ni siquiera hemos llegado a la mitad del libro. :0

¿Adivinas cuál es el plan de Hugo?
¿Será que después de todo sí está tan loco como dicen?

En lo personal nunca he sabido qué tanto de lo que pasa por la cabeza del niño es cierto y cuánto es locura, pero eso es lo que hace que me guste tanto esta historia. <3

De hecho es prácticamente la única de la que hago diseños, collages y demás cosas, que por cierto puedes encontrar en mis redes sociales (comercial salvaje aparece), así que te las dejo aquí abajo por si quieres darles un vistazo. ¡Nos seguimos leyendo! ñ_ñ

 ¡Nos seguimos leyendo! ñ_ñ

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Hugo, el locoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora