La no-cita || AM.

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COLIN CREEVEY: el había intentado entrar al equipo de Quidditch y James lo había aceptado en el lugar de Amelie solo para molestarla. Luego, lo echó para hacer volver a la pelirroja y desde entonces no se agradan mucho.



En fin, uffff, creo que eso es todo. Cualquier duda, déjenla en los comentarios. Al final, aclaro muchas cosas más.

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LA NO-CITA.

Bailoteó los dedos sobre su mesilla de luz una y otra vez. Le estaba dando vueltas al tema desde hacía ya una semana. Si no decidía de una buena vez qué hacer, se volvería loco y, el tener una campera de ella en su cuarto, lo enloquecía todavía más.

—¿Quieres dejar eso? Me pones histérico —le gruñó Fred.

Prosiguió con más intensidad. Si su primo se ponía más nervioso que él, eso lo haría sentir más tranquilo y menos patético.

Fred estuvo a punto de volver a despotricar en su contra, pero la abrupta interrupción de Dean al salir del baño lo silenció:

—Buenos días, feliz San Valentín, nos vemos.

Y con el mismo ritmo apresurado con el que lo dijo, hubiera logrado salir de su habitación si James no le hubiera impedido el paso justo a tiempo. Su indecisión había quedado completamente olvidada al observar a su amigo sofocadamente perfumado, con el cabello engominado y..., ¡ropa limpia!

Era muy imposible tener prendas limpias en un cuarto de hombres..., más que nada merodeadores.

—Vaya, guapetón, ¿a dónde vas? —se burló, despeinándole el cabello.

Dean se enfadó y atusó su cabello bruscamente frente al espejo más cercano, justo antes de propinarle una patada en la pantorrilla. A James no le sorprendería que se pusiera a lloriquear.

Fred, recostado sobre su litera, dejó de contabilizar sus Galleons para ponerse en pie con expresión inquisidora.

—¿Con quién saldras? ¿Tienes una cita para San Valentín?

—¿San Valentín? ¿Es hoy? —el nerviosismo a flor de pie—. ¡Vaya, ni sabía!

—Nos deseaste un feliz San Valentín cuando saliste del baño —repuso James, con ambas cejas alzadas.

El semblante de Dean se tiñó de desesperación y fingió ignorarlos mientras, una vez más, se arreglaba con paranoia frente al espejo. No le era necesario: todos los días se vestía como indigente, así que solo con un poco de perfume marcaba una gran diferencia.

Desde su cucheta, Dylan volteó de lado y siguió roncando como un cerdo. Él tenía tan pocos planes de San Valentín como el mismísimo James. No se iba a arriesgar a que Roxanne dejara de... emmm, respirar en la misma habitación, por invitar a otra chica.

—A ver —contraatacó Dean con tono desafiante—, ¿y tú que harás, Fred?

—Yo tengo una novia llamada Jenna y haremos una visita a Hogsmeade, pero por lo que sé, tú no tienes una novia. ¿O es que le has pedido una cita a alguien especial, Deancito?

Dean desvió la mirada mordiéndose el labio inferior. Como era de suponerse, sus mejillas se colorearon y le dieron un aspecto aún más infantil que el que conservaba.

—¡Después de tantos años! —exclamó James.

—¡Kyle aceptó una cita! —agregó Fred.

—Eso suena tan gay —volvió a murmurar el primero—. Procuren no ponerle nombre de niño a su futura hija.

Ahora, James bromeaba, pero lo cierto es que Kyle había dejado de caerle en gracia luego de la estúpida pelea que había tenido con Amelie. Se había negado a aceptarle las millonésimas disculpas que la pelirroja le había otorgado y seguía ignorándola inmaduramente. ¡Y Amelie se la pasaba tan mal! Tanto, que ahora pasaba todas las semanas con James y, aunque él no podia estar más contento por eso, sentía que Amelie no lo disfrutaba tanto...

La Maldición de los Potter (One-Shots)Onde histórias criam vida. Descubra agora