Laundry day

3.8K 494 188
                                    


Estirarse, dar unos pequeños saltos y finalmente tronar sus huesos, era la rutina que Jimin hacía cada vez que se levantaba. En especial cuando el día anterior estuvo teniendo relaciones con su novio prácticamente toda la noche.

Estaba exhausto, y aún así, tenía muy presente que era día de lavado.

—Yoongi, despierta.

—Las luces son brillantes y el sol un puto, ¿tengo que hacerlo? —murmuró aún debajo de las sábanas. En ocasiones como esta Jimin no tenía de otra, era necesaria la manera tradicional.

—Sí, tienes. —y como conocía muy bien a su novio, tomo el florero que adornaba aunque sea un poco aquella habitación, sacando las bonitas flores vertió el líquido en el rostro del mayor.

¡Y voalà! Despertó.

—Siempre funciona. —rió el de mejillas adorables, mientras huía del loco con cara mojada de su novio.

Las mañanas de ambos jóvenes no siempre eran así de buenas. Habían aquellas en las que ni el agua despertaba a Yoongi, y según él sólo las atenciones que necesito porque eres mi novio y estás bien bueno lo despertaban. Pero felizmente ésta en específico fue muy tranquila.

—¡Mi mano haciendo impacto contra tu culo, he predicho el futuro y se cumplirá! —gritaba un enfurecido Yoongi, buscando al menor con la mirada ya que se había perdido de su campo de visión. —Necesito hacer más ejercicio. —suspiró y tomó aire, a pesar del cansancio tenía que castigar a Jimin. Luego ya podría dormir y dormir hasta morir.

El de cabellos rubios se escondía en el abandonado armario del sótano que Yoongi por alguna razón no conocía, mientras tomaba bocanadas de aire y reía silenciosamente escuchando los gritos sin sentido de su novio.

Luego de un rato, y los gritos cesando de a poco, Jimin recordó que pronto llegaría su madre a revisar que todo estuviera en orden. Porque a pesar de que ambos vivían ahí, la señora Park se encargaba de consentirlos como si fueran sus hijos. Y la verdad es que ella adoraba a Yoongi desde que lo conoció, pues él era la viva imagen de ella en versión hombre, amando a su hijo, claramente sin la parte de desearlo cada vez que lo veía, por supuesto.

Salió de su escondite, y luego del sótano, buscando al mayor para que haga su parte y lave la ropa.

—¡Hyung! ¡Oh mi Yoongi hyung de los Santos, aparece ante mí! — Grande fue la sorpresa de Jimin cuando sintió un fuerte golpe en el trasero, haciéndolo saltar y dar un grito nada masculino. —¡Santa mierda, Yoongi! ¡¿Por qué?!

—El futuro se cumplió. —dió como respuesta, sonriendo y luego abrazando a su aún enojado novio. —¿Para qué me invocaste querido mochi sensualón de mi vida?

Jimin hizo un puchero. —Mi mamá viene hoy.

—¿Mi suegra? ¿Por?

—Quiere ver todo en órden, hyung. Y la ropa está amontonada, apestosa, e intocable para mi. Te toca lavar.

—¿Eh? —sé separó lentamente de Jimin, con una extraña sonrisa. —Yo no lavo, la lavadora lo hace.

—¡Pero no puedes meter la ropa así nomás! Tienes que separar la blanca de las de otros colores, también las que pueden desteñir a las otras, ordenar de poleras hasta calcetines para que mi mamá vea lo ordenados que podemos llegar a ser y-

—Yo no haré todo éso. —frunció el ceño, cansado de solo oír hablar a su novio. —¿Por qué no lo haces tú, uhm?

—Porque hoy no me toca y porque la mayoría es tu ropa. —sé cruzó de brazos, viéndose más adorable que amenazador.

Laundry Day | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora