Capitulo 31

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Luego de calmarme y destaparme la nariz, pude sentir a Kendall hablar, pero no estaba solo. Su supuesto amigo llegaba mañana, no podía estar aquí, justo ahora.
Decidí que capas para relajarme debería tomar una ducha, aunque esta mañana ya lo había hecho, necesitaba otra.
Me despojé de mi ropa en solo unos segundos y entré a la tibia ducha. Luego de diez minutos, salí y me vestí con lo mismo que llevaba antes pues solo lo había usado durante unas horas.
Tomé valor para salir del baño y fingir que todo estaba bien. No iba a hablarle a Kendall por más que le había prometido fingir ser su novia. Él no había sido nada bueno conmigo y de eso me vengaría.

-_______.-dijo Kendall cuando me vio salir del baño. Un castaño a su lado volteó a verme y no tardó en sonreír.

-No, mi gemela.-dije molesta. Kendall arrugó la nariz en señal de enojo.- ¿Necesitas algo que tanto me miras?-pregunté. El amigo de Kendall rió con ternura.

-Si, necesito que tú y yo hablemos ahora mismo.-se levantó del sillón y me jaló hasta el baño.- ¡Ya voy para allá James!-le gritó desde allí.- ¿Qué es lo que te ocurre?-preguntó enojado.

-¿A mi?-hice un gesto con la mano.- Disculpa Kendall pero si mal no recuerdo hace menos de media hora estábamos peleando.-dije casi en un grito.

-Habíamos quedado en algo.-me dijo casi suplicando.- Yo te llevaba al cine y a comprar ropa y tú te comportabas cuando James estuviera aquí.- hablaba despacio y con tranquilidad.- Vamos _____, no me falles.-suplicó.

-Kendall, nosotros habíamos quedado en que iba a comportarme como tu novia, mañana.-aclaré.- ¿Y sabes que? Hoy no es mañana.-dije con enojo.

-Y lo se ______.-dijo rápidamente.- Pero el llegó hoy porque quería darme una sorpresa, que no fue nada más y nada menos que una gran molestia.-dijo y tragó sonoramente.- Por favor.

-No Kendall, yo voy a ser mala como tu lo eres conmigo.

-Te compensare, lo prometo.-dijo tomando mi mano.- De verdad, no vamos a pelear nunca más y seré como el novio perfecto que tú tanto buscas, pero por favor.-apretó mi mano esperando una respuesta.

Y es que no voy a mentirles, me gusta verlo sufrir como él me hace sufrir a mí. No se merece que lo ayude, estoy en lo correcto, pero si él promete lo que esta diciendo, pues claro que aceptare.

-¿Cómo se que no me mientes?

-Porque de verdad quiero ver a mi hermana y si no finjo que estoy de novio contigo, nunca la veré. De verdad, soy capaz de hacer mucho por ella y si tú me permites también podré ser bueno contigo, _____ no me arruines la vida.

-Tú me arruinas la vida.-dije y me zafé de su mano.

-Ayúdame.-mordió su labio inferior.

-Okey, pero no quiero que me...-fui interrumpida por un beso.- beses.-concluí cuando él había acabado.

-Perdón.-se disculpó tomando mi mano de nuevo.- Entonces… ¿si?-preguntó ilusionado.

-Si, dije que si, pero luego vamos a almorzar porque muero de hambre.

-Si, si, si, si, gracias.-dijo abrazándome, a lo que respondí con una leve palmada en su espalda.

-Ya, Kendall, salté.-dije amargamente alejándolo de mi.

-Okey, gracias.-me sonrió con notoria felicidad y prácticamente me llevó a rastras a donde se encontraba su amigo.- James, ella es _______, _______ él es James.-sonrió. El castaño se levantó del sillón y me analizó tres segundos para luego darme un beso en la mejilla.

-Es un placer _____.-dijo sonriendo. Le devolví la sonrisa.- Kendall no se equivocaba al decir que eres hermosa.-comentó. Kendall soltó mi mano y se aclaró la garganta.- Solo he escuchado maravillas de mi futura cuñada.-volvió a sonreír.

-Aw gracias.-dije tiernamente.- ¿Acaso son tan amigos?

-Como hermanos.-dijo Kendall.

-Oh, que bien.-sonreí.

-Bueno, sentémonos y así podemos hablar cuanto quieran.-dijo Kendall tirándose en el sillón. James se sentó en el sillón más pequeño y a mi no me quedó otra opción que sentarme al lado de “mi novio”.- Entonces, estabas contando sobre Halston(NO SE COME SE ESCRIBE xD) y Miranda.-sonrió y pasó su brazo sobre mis hombros.

-¿Quiénes son?-pregunté intrigada.

-Las “novias” de James.-hizo comillas con sus dedos.- Según él, antes del casamiento se prueba con muchas mujeres.-rió. James lo pateó levemente.

-No son mis novias.-alzó las cejas.- Son mis acompañantes de cama.-añadió causando la risa de Kendall.

-Oh.-dije sintiéndome incomoda.- ¿Y ellas donde están?

-Es curiosa.-le informó Kendall entre pequeñas risas. James asintió.

-Están descansando.-me informó.- Es que tuvimos un viaje agotador.-sonrió con picardía. Kendall rió. Yo simplemente me quedé callada.- No lo tomes en doble sentido como Kendall.-rió.- De verdad, Kendall.-dijo entre carcajadas.

-Yo no he dicho nada.

-Pero te has echado a reír dando a entender eso.-contuvo su risa.- Cállate.-dijo arrojándole un almohadón.

-Esta bien, esta bien.-dijo Kendall agarrando el almohadón en el aire.

-No te contare más nada porque todo lo mal piensas.-dijo haciéndose el molesto.

-Bueno, no te enfades Maslow.-le dijo graciosamente. Reír y ambos me miraron extrañados.

-¿Qué hice?-pregunté alzando los hombros.

-Te ríes raro.-dijo James.

-Tú no te ríes así.-me acusó Kendall.

-Siempre me he reído así.-dije excusándome.- En serio, no me miren de esa manera.

-Me gusta.-opinó Kendall. Sonreí por compromiso.- Eres tierna.-añadió.

-A mi también me gusta su risa.-dijo sonriente. Kendall le tiró el almohadón de vuelta.- Que celoso eres.-frunció el seño.

-No soy celoso pero cuando estoy cerca de ti debo esconder a mi novia.-arqueó una ceja.James entrecerró los ojos y sonrió.

-Celoso.

-Que no lo soy.-le dijo Kendall.

-Que si.-dije yo. Ambos me miraron.- ¿Van a mirarme así todo el día?-pregunté inocentemente. Kendall me atrajo mas a él.- Es verdad que eres celoso.

-No lo soy.-se negó.

-Que si.-dijo su amigo.

-Que no.-arrugó la nariz.

-Kendall, si no eres celoso como dices…-dije casi en un cantito.- ¿Por qué me hiciste semejante problema con Logan?

-Ja, tu propia novia te acuso.-dijo riendo.

-No.-se negó nuevamente.- No te hice semejante problema, pero es que siempre anda coqueteando contigo.-dijo molesto.

-Eso son celos, Schmidt.

-Que no lo son.-dijo por enésima vez.

-Ay es que si lo son Kendall.-dije yo. Volvieron a mirarme de manera conjunta.- Bueno, ya no hablaré más porque me están dando miedo.-dije encogiéndome de hombros.

-Cómo pretendes que no este celoso si siempre llega cuando… ya sabes.- dijo haciendo que mis mejillas se tornaran más rojizas que un tomate.

-¡Kendall!-lo regañé. James rió.- Eres un imbécil.

-Perdón pero tú estabas acusándome.-se defendió.

-De todas maneras…-quise arreglar lo que Kendall había dicho.- eso fue solo una vez, lo demás te causó celos solo porque me habló cuando tú me dejaste sola en recepción.

-Oh, eso debió doler.-dijo James entre risas.

-Bueno, ya no peleemos.-me dijo con ternura.

-Si ya no peleen, es feo pelearse.-se burló James.

-¿Tú que te metes?

-Uy Kendall, hoy estas con ganas de pelear.-dijo negando con la cabeza. Coincidí con él así que reí por lo bajo. Se levantó del sillón.- Tengo que ir a ver como están mis nenas.-dijo pícaramente.- Nos vemos esta noche señor y señora Schmidt.-sonrió.

-Aún no es señora Schmidt.-le corrigió Kendall.

-Pero pronto lo será, ¿Qué más da? Es lo mismo.-hizo una mueca con gracia.

Luego de despedirnos de él, que no fue mucho porque solo estaba alojado en el piso de arriba, Kendall cerró la puerta y suspiró.

-Eres mala.-me acusó.

-¿Yo?-pregunté con gracia.

-Si tú.-me señaló con el dedo y luego besó mi mejilla.

-¿Y eso a que se debe?

-A mi promesa.-respondió mientras me esquivaba y se sentaba en la cama.- ¿Salimos a almorzar o pedimos aquí?-pregunto. Lo consideré durante unos segundos.

-Salgamos.

-Bien, ve por tu bolso y vamos que me muero de hambre.

Busqué mi bolso y en menos de cinco minutos ya estábamos en la recepción del hotel. Kendall pidió las llaves de su auto a Logan y sin despedirse de él tomó mi mano para caminar hasta el estacionamiento.

-Eso fue feo.-lo regañé.

-Él es feo.-respondió desactivando la alarma del vehiculo.

-¿Y tú eres lindo?

-Claro que si, cariño.-dijo con egocentrismo.

-No te hagas el importante.-dije riendo.

-Soy importante.-sonrió.

-Ay kendall, ya basta.

-Aparte, no solo soy lindo e importante, mira con quien ando de la mano.-dijo dejándome sin respuesta alguna. Respondía e iba a enterrarme yo misma.

El camino fue silencioso y parecía que nunca llegaríamos a donde sea que vayamos a almorzar. Kendall solo tarareaba una canción desconocida para mí y yo me limitaba a observar por la ventana. Cuando finalmente llegamos a Mc.Donalds, Kendall se bajo de inmediato y al verme a mí, bjo del auto, me tomó la mano. Extraño, lo se.

-¿Qué quieres comer?-preguntó observando las distintas promociones.

-No lo se.-admití haciendo lo mismo que Kendall.

-Yo tampoco se.-suspiró.- ¿Qué te parece unos nuggets de pollo?-preguntó. Negué con la cabeza.

-Una pan carne.-me decidí.

-¿Solo eso?-preguntó arqueando una ceja.

-Eso más papas y gaseosa.-dije. Me miró raramente.

-Si tú dices.-elevó los hombros y luego los bajó de golpe.

Llegamos al principio de la fila y Kendall hizo nuestro pedido. Luego de cinco minutos ya estábamos buscando mesa donde sentarnos.

-Aquí .-dije cuando vi que una familia se iba de esa mesa.- Solo hay que pedir que la limpien.-hice una mueca.- Ya vuelvo.

-No, tú quédate aquí, yo busco a alguien que la limpie.-dijo mientras me entregaba la bandeja.

Me quedé ahí parada como un poste hasta que Kendall volvió con una chica que traía un trapo junto con un producto de limpieza. Kendall me recibió la bandeja y luego nos sentamos a comer.

-Se que le escapas al tema…-dijo antes de comenzar.- pero de verdad creo que es necesario que hablemos sobre la boda.-concluyó. Metí una papa a mi boca y lo miré con desgano.- Me dirás que no te importa, lo se, pero a que si hago algo que a ti no te gusta, me regañaras.-se quejó.

-Bueno, entonces no hagas nada.

-¿Qué?-preguntó sin entender.

-No hay por qué casarnos.

-Nunca entiendes nada ______.-dijo fatigado.

-Bueno, bueno, ya, hablemos. ¿Qué es lo que quieres?-pregunté tomando un sorbo de mi gaseosa.

-¿En el jardín de la casa o en un salón?-comenzó a dar opciones.

-En casa.-dije sin siquiera mirarlo.

-Hey, por lo menos finge que te emociona.-me dijo risueño. Lo fulminé con la mirada.- Okay, okay, ¿prefieres que contratemos una organizadora de fiestas o lo hacemos todo nosotros?

-Contrata a alguien.

-¡Que bien que finges tu emoción!-dijo divertido. Reí.

-Es mejor, aparte, según tú, estas muy ocupado.-dije. Asintió mientras almorzaba.

-¿El vestido?

-Blanco Kendall, blanco.-le dije. Rió.

-Lo se tontita.-dijo burlón.- ¿Pero iras a comprarlo sola?

-Supuestamente que el novio vea el vestido es mala suerte, pero más mala suerte de la que tengo no creo poder tener, así que si quieres venir conmigo, bienvenido seas.

-Iras con mi mamá.-me informó.

-Como tú digas.-respondí sin tomarle importancia.

-¿La noche de bodas?-preguntó con picardía.

-Ya sabes donde puedes meterte esa noche.

-Hey.-me reprochó.- Yo no seré al que le meterán en la noche.

-No te pases Kendall.-dije mirándolo desafiante. Sonrió.

-¿Dónde la pasaremos?

-Simple, si vamos a un hotel, tú en el sillón yo en la cama. Si nos quedamos en casa, tú en tu cama, yo en la mía. Si quieres pasarla en carpa, tú en una yo en otra. Pero ni se te ocurra imaginarte que dormiremos juntos.

-¿Por qué no?-preguntó.

-Porque no.-respondí.

-Esa no es una razón.

-Pero es lo que yo siento.

-¿Sientes un por qué no?-preguntó con gracia. Negué con la cabeza dándole a entender que estaba mal mentalmente. Rió.

-Es que simplemente no quiero que durmamos juntos.

-Okay, eso lo vemos dentro de tres semanas.

-¿Por qué tres?-pregunté.

-Porque dentro de tres semanas nos casaremos.-me informó.

-Oh, gracias por avisarme con tanta anticipación.

-Si tú sabias.

-Que tú pienses que yo se no significa que yo lo sepa en realidad.-dije confusamente, largó una carcajada y terminó con su hamburguesa.

-¿Dónde quieres que vayamos de luna de miel?

-A donde más te guste.-respondí.

-¿Qué que lugar del mundo te gustaría visitar?-preguntó.- No seas tan dura, de todas maneras te llevaré a algún lugar. Así que, es mejor que tú elijas a que yo lo haga por ti.

-Okay, entonces vamos a Paris.-dije con emoción. Me sonrió.- De seguro tú ya has estado allí, pero desde pequeña que tengo una obsesión con ese lugar.-concluí. Me miró una vez más y sonrió.

La Bella y la Bestia. -TERMINADA- Kendall SchmidtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora