Capitulo 21:

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-Quítate de encima mío.-dije empujándolo. Sonrió.- ¿Qué es tan gracioso? ¿Ah?- estaba totalmente enojada.- Juro que si no me explicas te golpeare.

-Vamos, adelante, golpéame.-volvió a sonreír.

-¿Por qué eres tan cínicamente estúpido?-le dije cruzando mis brazos.

-Porque tú eres una niñada que me contagia su estupidez.

-Muérete.

-Y dale con eso. ¿Sabes? Si quieres, solo si quieres, puedes buscar palabras nuevas para decirme, solo si quieres.- hágase notorio su sarcasmo ¿verdad?

-¿Por qué te ríes?-le grite.

-Porque te ves tan indefensa cuando te beso.-me dijo. Ya me estaba sacando de mis casillas y se iba a comer un par de puñetazos.

-Basta, me tienes cansada.-le grité.- Deja de meterte en mi vida, de molestarme, lo unico que haces es que te odie cada día mas, que cada vez que te vea tenga ganas de apuñalarte, haces que me repugnes. No entiendo porque me obligas a casarme contigo, porque me besas, porque me haces fingir que somos “una hermosa pareja” frente a tus padres. ¿Sabes que? Creo que eres un despechado, que te han hecho sufrir y por eso me quieres hacer sufrir a mí. Anda, muy bien hecho Kendall, lo has logrado.- las lagrimas comenzaron a desprenderse de mis ojos.- Haces que mi vida sea un infierno. Pero…

-______, yo…-dijo mirando el suelo.

-Tú nada Kendall, tú vives para hacerme daño, pero esta bien, parece que yo nací para sufrir, así que ya ¿Qué más da? Es lo mismo, siempre voy a sufrir. Haz lo que quieras.-di media vuelta y entre en el baño. No cerré la puerta solo saqué papel del baño y me sople la nariz.

-______.-se apoyó sobre el marco de la puerta.- De verdad no quería hacerte llorar.-dijo.

-¿Ahora me dirás que lo sientes?-bajé la tapa del inodoro y me senté ahí. Lo vi asentir.- Ni te gastes en mentirme de esa maneras.-tiré el papel dentro del cesto de basura.

-No quiero hacerte sufrir, y menos hacerte infeliz.

-Ya lo lograste Kendall, no necesitas decirme esas tonterías para que por lo menos me vaya a la cama contigo.-le dije. No lo estaba mirando.

-No quiero acostarme contigo.-dijo. Volteé a verlo.- No ahora.-agregó. Demasiada ilusión me había hecho.

-No quiero estar cerca de ti, me haces mal.-dije dejando que un par de lagrimas inundaran mis ojos.- De verdad no entiendo cual es el propósito.-dije. Se sentó en el suelo y me miró.

-Voy a contarte todo.-me dijo. Se veía sincero pero no podía confiar en el.

-Adelante.-lo invité a hablar.

-Antes necesito explicaciones.-dijo tranquilamente. Intenté controlar mi respiración para luego contestarle.

-¿Explicaciones de que?-pregunté. Me observó atento y volvió a hablar.

-¿Por qué no quisiste?- y dale con ese tema Schmidt.

-Kendall ya te dije, simplemente no pude.

-¿Por qué?

-Porque no. En serio, se que sonara estúpido o como quieras llamarlo, pero estoy esperando al hombre correcto.

-¿Es en serio?-arqueó una ceja.- ¿Vas a esperar de por vida?

-En la vida no todo es sexo.

-Creo que tienes una imagen muy incorrecta sobre el sexo.-me dijo. Espere que siguiera.- Aparte nadie dijo que nosotros íbamos a tener sexo.

-No, es que solo nos besamos para luego jugar a las cartas.-agregué sarcásticamente. Soltó una risa.- Si yo no paraba de seguro hubiéramos tenido sexo.

-No, para mi íbamos a hacer el amor.-soltó. Lo miré atenta. ¿Qué no es lo mismo? Me pregunté a mi misma.- ¿Tu que crees?

-Es lo mismo Kendall.-le dije como si no fuera más que obvio. Negó con la cabeza.- Vamos, explica, soy una chica de 16 años, no una vieja experimentada.

-Sexo, es solo el polvo de una noche, pero cuando haces el amor, no querrás alejarte de esa persona.

-Oh, que cursi.-le dije casi riendo, pero la situación no daba para eso.

-Vas a ver, cuando hagas el amor, te darás cuenta.-me dijo. Este chico se esta poniendo cursimente tarado.- Piensa lo que quieras yo ya te dije la diferencia. Por algo se llama hacer el “amor” porque es con amor, tener sexo, es solo de una noche.

-Oh, veo que estas enterado de eso.-le dije. Me dedicó una mirada no tan agradable.- ¿Algunas vez haz hecho el amor?

-Nunca.-concluyo. Me sentí mal por haberlo rebotado de esa manera.

-Ah, entiendo.-dije mirando las blancas baldosas del baño.- Bueno, ahora explícame.-agregué como para zafar del tema anterior.

-Bien, te explicaré cuando respondas a mi pregunta.

-Ya te dije, ¿Qué mas quieres escuchar?-arqueé una ceja.

-Te dio miedo.-afirmó.

-¿Tu?-le dije, reí sarcástica. Su rostro no denotaba nada.- Kendall, no vas a escuchar lo que quieres escuchar, aparte ya te he dicho muchas veces, no voy a acostarme contigo.

-¿Por qué no?-dijo casi desesperado.

-Porque no quiero, porque no eres el hombre al que amo.

-¿Y quien es ese hombre?-preguntó.

-Nadie, no me gusta nadie, por ahora, pero tú tampoco me gustas, así que nada de sexo o de hacer el amor, o como mierda te guste llamarle a tumbarse en una cama y devorarse el uno al otro.- rió por mi ultimo comentario y habló.

-Okey, entonces, Kendall…-se hablaba a si mismo.- dale tiempo al tiempo y veras el procedimiento.

-¿Qué?-dije casi largando una carcajada.

-Lo que dije, tu solo espera y veras.-me dijo. No entendí.

-Bien, ahora si, explícame.-dije ansiosa por saber porque este chico hacía de mi vida un infierno.

-Si, te explicare, pero vamos a la habitación, no me gustan mucho los baños.-se levantó del suelo y me tendió la mano, lo ignoré y me puse de pie yo sola.

Salimos del baño y caminamos hasta el pequeño living, yo me senté en uno de los sillones mas pequeños, el en el grande.

-Dime, y quiero que empieces desde el principio.

-¿Luego iras a la playa comigo?

-Depende, vamos explícame Kendall.-dije seria.

-Si.-entrelazó sus manos y se acomodó sobre el sillón.- Es algo complicado.

-Vamos, no des vueltas y dilo, créeme a estas alturas ya nada puede sorprenderme viniendo de tu familia.-le dije, me fulminó con la mirada.

-¿Recuerdas lo que te conté de mis padres? Cuando estábamos en la oficina, que tu decidiste que nos preguntáramos cosas, ¿Recuerdas?- dijo, asentí.- Bueno, mi padre me prohíbe ver a mi hermana y no se cuando podré verla de nuevo.

-¿Cuántos años tiene ella?

-Ella ahora tiene 8, me perdí su vida desde hace dos años, te aseguro que ni siquiera se acuerda de mí.

-Kendall, no creo que sea así.-dije sin mirarlo, no pude.

-No lo se.-dijo pensativo.- Bueno, entonces hace poco me dijo que el iba a dejarme ver a Pao…
Pao, tomé nota mental de mi futura “cuñada”.- solo si me caso.

-¿Y que tiene que ver eso con que me hagas sufrir día a día?-dije frunciendo el ceño.

-¿Quieres dejarme terminar o no?-dijo de la misma manera que yo.

-Vamos, anda.-subí los pies al sillón y me senté como indio.

-Entonces fui a esa subasta de mujeres huérfanas y créeme que no encontré nada mejor que tu…-lo interrumpí bruscamente.

-¿Qué insinúas Schmidt?-dije enojada.- ¿Soy poca cosa?

-Para casarte conmigo, si.-dijo sin importarle nada.

-Bien, pues entonces vete a otra subasta y déjame a mí en paz.-dije levantándome del sillón.

-Bueno, como quieras, puedes escaparte pero de alguna manera te traeré de nuevo, y no iré a otra subasta porque me costaste bastante cara como para desperdiciarte.-me dijo. Lo mire sorprendida.

-No hablas en serio ¿o si?-créanme, daba miedo.

-Si, no pagué $300000 solo para tenerte de adorno, y mis planes no eran solo casarme contigo pero eres muy pequeña y no voy a hacer lo que tenía planeado.

-Oh, entonces cambiaste tus planes y me arruinaste la vida.

-Digamos que si.

-Bueno, digamos que si, ahora supongamos que cuando el cura pregunte “_______ Lindermann ¿Acepta a Kendalll Schmidt como esposo?” Yo supuestamente tengo que decir que si, pero…

-Ni te atrevas.-dijo enojado.

-¿Ah no?-arqueé una ceja.- ¿Qué pasa si digo que no?

-Te mato.-me gritó.- Ten piedad, no me caso contigo solo para casarme contigo o porque de verdad me gustes, me caso contigo solo para ver a mi hermana.

-Bueno, búscate a otra que quiera casarse contigo.-di media vuelta y caminé hasta el teléfono.- Tengo hambre. ¿Puedo pedir o no?

-Haz lo que se te de la merecida gana.-dijo de mala manera y se recostó en el sillón boca abajo.- ¡Ahora si grítame que me muera!-grito chocando su boca contra un almohadón.

-¡MUERETE ENTONCES!-le grité yo, me senté en la cama y tomé el teléfono.

-Gracias, es lo que quiero desde hace ya varios años.

Me quedé pensando, ¿Qué sería de mí sin Kendall? No, no, sin Kendall de la manera en que el me mantiene, me da una casa y bueno, me trata mal pero dentro de todo, vivo gracias a el.

-No, no te mueras.-dije pensativa.

-¿Qué?-dijo desde el sillón. Yo miraba el teléfono en mis manos.- ¿Qué dijiste?

-Que no te mueras.-repetí. Aun que era raro de admitir, lo necesitaba.

Con tan solo imaginar la vida sin Kendall, se me hizo aburrido. Sin sus peleas y bipolaridades, lo quería a pesar de que era un maldito fastidioso, de que me hacía la vida imposible.

-Luego dices que el bipolar soy yo.-se dio vuelta en el sillón y aun acostado me miró.- Si yo me muriera, ¿Me extrañarías?-preguntó.

Sonó tierno, pero conmigo no va lo tierno, por lo general, lo tierno es cursi y empalagoso.

-________.-dijo esperando mi respuesta.- Si tu te murieras, yo si te extrañaría.-me dijo. Volteé a verlo, me sonrió de costado.

La Bella y la Bestia. -TERMINADA- Kendall SchmidtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora