Único

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Quizás me guste un poco

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Estar atraído por una desconocida es de lo más natural para cualquier persona que se le hiciera la interrogante, muchos podrían decir que les ha pasado miles de veces al subir a un camión y mirar que en la siguiente parada un chico o chica se ha subido provocando en ellos una atracción casi magnética, una atracción meramente visual que se esfuma enseguida que se llega al destino y se olvida por completo ese "amor a primera vista" para darle paso a otros iguales de pasajeros. O tal vez en la calle, ir caminando tranquilamente disfrutando de las compras o simplemente andar por ahí, aquella persona pasa frente a ti y es cuando tus ojos desesperadamente conectan con la otra que va absorta al revoltijo que crea en tu interior, porque nuevamente has encontrado a tu "tipo ideal".

Es lo que viven más de dos personas en el camión o más de cuatro personas que van caminando en la calle principal del centro de Busan, todas y cada una a dicho que sí, efectivamente, "he encontrado el amor de mi vida, es guapísimo(a)" para después olvidarse de aquel gusto visual. Él no era la excepción, él también había pasado por lo mismo tres veces y las mismas tres veces dejó de prestar atención olvidando a las lindas chicas que viajaban en el mismo camión que él porque ¿Para qué observarla si nunca se van a ver o a tratar? Por ello las chicas terminaban pasando sin pena ni gloria frente a él, no era la excepción pero sí diferente al resto.

La diferencia de aquellas personas y él es la frecuencia con que vuelven a ver a sus amores de camión o calle (u otro lugar), muchos dicen que fue una vez y recuerdan aquel día con una sonrisa brillante en su rostro (por muy acaramelado que suene, no se enamoran, pero terminan anonadados y curiosos en el qué hubiera sido si), otros cuentan la historia con un final bastante distinto y poco extraño que suceda porque ellos sí dieron el paso, porque fueron correspondidos y terminaron juntos Lindo, ¿no? Pero eso es mera suerte... ¿Verdad?

Al principio le sucedió de la misma forma que a los demás: Iba muy temprano en aquel miércoles, (tenía que llegar a tiempo o tendría la última falta que le quedaba por gastar y eso traería repercusiones contra él y su promedio no perfecto pero defendible), tomó el camión de las siete y media, se subió y escogió los asientos del final cerca de la puerta, se puso sus auriculares y le subió al volumen de la música. A cuatro cuadras el camión se detuvo a recoger un pasaje, era ella, una chica esbelta de piel blanca, delgada y cabello negro haciéndole resaltar aún más su color tan pálido. Se sentó en las primeras filas, le vio ponerse sus audífonos y juguetear con sus mechones que en ocasiones le impedían ver debido al viento que soplaba y revoloteaba su pelo chocando en su rostro, le miró atento sin dejar de perderse en cada movimiento que hacía por curiosidad o simple instinto de acosador.
Cuando bajó del camión sin dejar de verla pudo observar su pequeña nariz y los ojos rasgados "realmente hermosa" pensó sorprendido, se había encontrado con muchas bellísimas de buen cuerpo, pero ella... su naturalidad, su sencillez al maquillarse o su poca figura (pero fina) le hicieron admirarla con ímpetu.

Y como todo eso podía pasar solamente una vez, no se preocupó el día siguiente o los demás que no la vio en el camión de las ocho de la mañana, tampoco es como si fuera su único transporte que la dejara en su colegio. Podía pasar, él no iba a pensar en querer verla otro día. Pero como he dicho, será suerte o destino o el poder del universo y las constelaciones que le han hecho volver a verla cerca de una cafetería de su escuela cuando él pasaba por ahí para tomar una ruta más corta a la casa de su amigo.

—Es linda ¿Verdad? —le dijo a su amigo que venía junto a él comiendo una barra de chocolate. —¿En qué colegio ira?

 ❝El Paso❞ y.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora